ÁNGEL MAS

Hace unos días, los españoles amigos de Israel sufrimos la decepción de que el Ayuntamiento de Gijón declarara la ciudad «libre de ‘apartheid’ israelí» siguiendo directrices del movimiento antisemita BDS. La moción, presentada por los grupos de extrema izquierda, esos que no se avergüenzan de sus vínculos con Irán, contó también con el voto a favor del PSOE y logró ser aprobada tras la lamentable abstención de Foro, PP y Ciudadanos.

Gijón apartheidSILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La decisión pone a Gijón en el vergonzoso mapa internacional de la infamia y la discriminación.

Hablar del ‘apartheid’ israelí es, de entrada, un sarcasmo. En Israel, la minoría árabe constituye el 20% de la población y tiene los mismos derechos que la mayoría judía, contando con amplia representación parlamentaria. No sólo el voto de cualquier árabe vale lo mismo que el del primer ministro de Israel, sino que recientemente un juez árabe del Tribunal Supremo israelí firmó la sentencia que encarceló al ex primer ministro Olmert por haber aceptado financiación ilegal. En España no tenemos jueces gitanos en nuestro Tribunal Supremo y, desde luego, ninguno ha encarcelado a un presidente del Gobierno por corrupción. Pero aquí damos lecciones.

La declaración habla de «ocupación». Israel conquistó Judea y Samaria a Jordania, no a ninguna ‘Palestina’, Estado que nunca jamás existió, tras la guerra de los Seis Días de 1967. En esa guerra, cinco Estados árabes atacaron a Israel para echar a los judíos al mar. Hay gente que no perdona que los israelíes se defendieran y vencieran, y que la derrota por su agresión no saliera gratis a los árabes. Tras esa reconquista, los judíos pudieron regresar a sus comunidades ancestrales de donde habían sido expulsados en 1948. Y así hay hoy judíos que viven en Judea, cerca de las tumbas milenarias de los patriarcas de la Biblia. Recuerden que un judío llamado Jesús nació de una madre judía en Belén, una ciudad de esos «territorios ocupados», hace dos mil años. Los mismos integristas que quieren expulsar a los judíos de Judea quieren expulsarnos a los españoles de España… pues dicen que estamos «ocupando» Al Andalus.

El BDS no busca el fin de ninguna ocupación ni aboga por una solución de dos Estados al conflicto árabe israelí. Busca la desaparición del único Estado hebreo negando a los judíos, y sólo a los judíos, el derecho a su país casi 70 años después de que Israel fuera reconocido por la ONU. Sus fines son discriminatorios y sus medios mafiosos. Y por eso cuenta ya con un buen número de sentencias judiciales en su contra en España (o «Estado español», como ellos lo llaman). Las mismas acciones legales que ACOM está preparando contra el Consistorio de Gijón.

En último término, y lógicamente, los gijoneses se preguntarán qué hace su ayuntamiento tomando resoluciones para las que tiene tantas competencias como para declarar la guerra a Rusia. Los ciudadanos cuestionarán qué lleva a estos concejales a sentirse cualificados para solucionar el complejo problema de Oriente Medio. Y por qué no el conflicto territorial de Osetia, o el del Norte de Chipre, con una relevancia equivalente para sus vidas. Y, fundamentalmente, los gijoneses estarán interesados en que les expliquen qué sacan ellos de este postureo de concejales aprendices de brujo en política internacional en vez de dedicar todos sus esfuerzos a los asuntos locales para los que fueron elegidos. También cabría preguntar a los ediles de todos los grupos si, por coherencia, arrojarán sus móviles a la basura y dejarán de usar sus ordenadores, pues todos ellos están repletos de equipos y programas ‘made in Israel’. No es casualidad que hace unos días Las Indias Club, organizador del evento de tecnología e innovación Somero, que se celebraba en Gijón, anunciara a la alcaldesa Carmen Moriyón su cancelación en desacuerdo con el boicot. El sectarismo nunca sale gratis y las consecuencias las pagan los gijoneses.

Por todo ello, esta decisión pone a Gijón en el vergonzoso mapa internacional de la infamia y la discriminación, habiendo cedido, por ignorancia o despiste, al chantaje de los antisemitas. Pero no es demasiado tarde y conminamos a las fuerzas democráticas de Gijón a que recapaciten y enmienden este error histórico que perjudica a sus ciudadanos.

Ángel Mas es presidente de ACOM (ACCIÓN Y COMUNICACIÓN PARA ORIENTE MEDIO)

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