Por temor a acusaciones de racismo, red de esclavitud sexual infantil ocultada en el Reino Unido. Entre 1997 y 2013 habrían violado al menos a 1.400 niñas, la mayoría procedentes de familias británicas blancas y pobres.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO- Un tribunal de Sheffield emitió el viernes sentencias contra los principales implicados en el escándalo de violaciones y abuso sexual continuado que estalló en 2014 en la localidad británica de Sheffield. El caso salto a la luz cuando una investigación forense presentó un informe según el cual policía, ayuntamientos y servicios sociales habrían ocultado durante más de una década las actividades de una red de prostitución y esclavitud sexual infantil que entre 1997 y 2013 habría violado al menos a 1.400 niñas.

La banda, liderada por una familia pero muy extensa y con una vista red de clientes actuó con libertad y absoluta impunidad pese a protestas y acusaciones. Y lo hizo porque tanto los miembros de la banda como la clientela eran paquistaníes. El miedo a acusaciones de racismo y a verse implicados en conflictos legales con musulmanes había llevado a todos los organismos públicos, policía incluida, a mirar hacia otro lado.

La estupefacçión y el horror inicial por la monstruosidad de los delitos y la cantidad de niñas dieron paso a un considerable debate sobre las causas de una inaudita pasividad a la que se vieron arrastrados sobre todo por miedo a conflictos con una minoría inmigrante musulmana como la paquistaní. El gobierno municipal de Rotherham dimitió en pleno al estallar el caso y fue sustituido por una gestora nombrada por Londres.

El jefe de la red Arshid Hussain fue condenado a 35 años de prisión, sus hermanos Basharat y Bannara a 25 y 19 años respectivamente. Otros miembros de la misma familia han sido condenados a penas de doce. También han sido condenadas mujeres que prestaban la viviendas para las sesiones de violaciones y atrocidades cometidas a niñas habitualmente de entre diez y trece años.

Han quedado probados al menos 50 delitos sexuales de los miles que se acumulan en un sumario repleto de terroríficos abusos a menores. Se trata en este escándalo que conmocionó a todo el Reino Unido de al menos 1.400 niñas que a lo largo de todos esos años fueron violadas, vejadas, alquiladas, compradas y vendidas entre estos grupos de paquistaníes más o menos acomodados.

Pobres y blancas

Las niñas procedían de familias británicas blancas y pobres, muchas de ellas desestructuradas. Aunque la red era conocida en la policía y los servicios sociales, nada se hizo para acabar con las atrocidades. Por un lado se temían las habituales acusaciones de «racismo» que acaban siempre en perjuicios a los funcionarios. Por otro lado se temía el poder y la fuerza intimatoria de los clanes paquistaníes musulmanes. El gobierno ha dado un paso más y estudia quitar la nacionalidad británica a los condenados para poder expulsarlos del país.

Primero se intentó ocultar el delito. Por muchas denuncias que aparecieran. Por evidentes que fueran ya las pruebas de que no se trataba de casos aislados. Cuando ya no se pudo ocultar el delito, se quiso ocultar a toda costa la identidad de los autores. Porque el hecho de que fueran extranjeros y musulmanes generaba graves problemas a los denunciantes. Por un lado lo exponía a la sempiterna acusación de «racismo» por parte de los propios autores y de los guardianes de la corrección política que impiden de hecho ya un trato igual ante la ley porque exigen una discriminación positiva para quien no sea blanco y europeo. Sucedió igual en escándalo de los abusos sexuales en Colonia como en el mucho más terrible y grave de Rotherham. Protagonista es el miedo. A cumplir la ley frente a fuerzas extrañas. Y a la reacción de la población ante delitos protagonizados por inmigrantes.

Fuente: abc.com