URI DROMI

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Desde que comenzó la reciente ola de terror, cuando en el calor del momento algunos palestinos individuales, decidieron apuñalar a algunos israelitas pagando – muy probablemente – con sus propias vidas, los israelíes no hemos recibido muchas buenas noticias. El que Europa ahora comience a aprender las duras lecciones del terror, aquellas que nosotros los israelitas ya aprendimos hace mucho tiempo, no sirve de gran consuelo.

Es por ello que fue un aliento de aire fresco enterarnos de que el Guinness Book of Records había anunciado que Israel Kristal, un israelita de 112 años proveniente de Haifa, había sido declarado el hombre más anciano del planeta.
Kristal, nacido en Polonia el 15 de septiembre de 1903 – apenas tres meses antes de que Orville Wright emprendiera vuelo en el primer avión a motor de la historia – y quien vivió dos guerras mundiales, sobrevivió a Auschwitz, y presenció el auge y la caída de los imperios y el establecimiento del Estado de Israel, resumió la lección que ha aprendido en el transcurso de su larga vida: “Todo lo que nos queda por hacer es seguir trabajando tan duro como sea posible y reconstruir lo perdido.”

Lo único que logró aguar las felices noticias fue el hecho de que Kristal ha sido sobrepasado por una persona más anciana – una mujer, lo cual no es de extrañar – Susannah Mushatt Jones de Montgomery, Alabama. Ella está cerca de cumplir los 117 años. Su receta: “Nunca bebo ni fumo. Me rodeo de amor y energía positiva. Esa es la clave para una vida larga y feliz.”

Entusiasmado por los mensajes de estos súper centenarios, me aboqué a encontrar dentro de una atmósfera que de otra manera sería sombrío, más buenas noticias, y para mi agradable sorpresa, no escaseaban:

▪ Un residente de Jerusalén, Inon Dan-Kehati, fundó una organización que incentiva a los residentes de Jerusalén – judíos, árabes, cristianos y otros – a limpiar juntos la ciudad. Lo llamó la iniciativa “Limpiando el Orgullo” y animó a los participantes a tomarse fotos recogiendo colillas de cigarrillo y a compartirlos con sus amigos en el extranjero.

Pronto se volvió contagiosa la idea, siendo adoptada por personas en ciudades de todo el mundo.

Samir, un palestino de Jerusalén Oriental, le comentó al diario local que, “El amor por nuestra ciudad es uno de esos escasos temas sobre los cuales todos están de acuerdo, a ambos costados de Jerusalén.” Por su parte Gil, una israelita de Jerusalén Occidental, dijo que simplemente se cansó de esperar que el gobierno hiciera algo para resolver el conflicto, y que al recoger basura, por lo menos ya estaba haciendo algo.

▪ Luego de la macabra ola de puñaladas por parte de un palestino en Jaffa la semana pasada, hubo la preocupación de que los negocios, que pertenecen predominantemente a árabes israelitas, serían afectados a causa de que las personas pudiesen tener miedo de frecuentarlos. Una espontánea iniciativa de judíos que tienen amigos árabes en la ciudad dio como resultado un espectáculo inusual. Contra todas las expectativas, la semana pasada Jaffa estuvo repleta de gente. Llevé a mi familia allí, y comenzamos con un excelente humus en un restorán, tomamos un café negro y amargo en otro café, y terminamos en un tercer sitio donde disfrutamos del postre obligado: kanafeh, el pastel de queso remojado en jarabe típico de la zona. Este gesto de solidaridad no pasó desapercibido por los comerciantes locales.

▪ Hanan al-Haroub, una madre palestina del pueblo de El-Bireh en la Ribera Occidental, ganó el Premio Internacional al Profesor. En las propias palabras de esta profesora palestina, “adopté la no-violencia como un ideal.” Ella anima a los alumnos a aspirar a un futuro normal y sano, a pesar de sus duras condiciones de vida, y los anima a no recurrir a la violencia. “Tenemos que enseñarle a nuestros hijos que nuestra única arma es el conocimiento y la educación,” afirma. “Ella le habla directamente al alma de los niños,” agrega un colega.

Al-Haroub, quien fue seleccionada por el jurado de la Fundación Varkey, con base en Dubai, de entre 8,000 profesores de todo el mundo, dijo que usará el millón de dólares que se le entregó como premio, para entregar becas a los alumnos que desean ser profesores. Más profesores como ella significa más alumnos con los que eventualmente se puede lograr la paz.

En breve, como solía decirle el israelita Kristal, de 112 años, a su hijo cuando éste se quejaba por alguna adversidad de la vida: “Pudo haber sido peor.”

Colonel Uri Dromi es Director del Jerusalem Press Club. Entre 1992 y 1996 fue Vocero del Gobierno de Israel bajo Yitzhak Rabin y Shimon Peres. [email protected]