GENERAL DE BRIGADA (RES.) YOSSI KUPERWASSER

La sensibilidad ante la crítica de la actitud fundamentalista islámica en el concepto de “muerte por Alá”, que ha sido adoptado plenamente por el código cultural palestino, es un ejemplo más de nuestra dificultad en comprender a una cultura diferente, lo que nos lleva a proyectar nuestros propios valores sobre la otra en una imagen espejo perfecta.

El Presidente Barack Obama ejemplificó este esquema de pensamiento en su discurso en El Cairo del 2009 y en su discurso en Jerusalem en 2013 cuando dijo que no había diferencia real entre sus hijas y los jóvenes palestinos que él había conocido en Ramala o los jóvenes egipcios que había encontrado en El Cairo. Como sus hijas, ellos querían obtener una educación, rezar a Dios a su manera, criar una familia, y llevar una buena vida, incluso cuando había diferencias políticas o religiosas entre ellos.

¿En serio, Sr. Presidente? ¿Sus hijas se identifican en Facebook con la visión del mundo del Islam radical, el cual llama a que uno busque la “muerte por Alá”? La juventud palestina de hecho viste jeans y no parece religiosa. Pero casi todo niño palestino al que le preguntas te dirá que quiere ser un shahid [mártir], y muchos creen que intentando apuñalar a un sionista-judío hasta matarlo ellos aumentan sus posibilidades de obtener ese honor. Este es un resultado directo de la educación que reciben.

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Cartel de Hamas recordando a niña apuñaladora. Fondo del Domo de la Roca y palomas celestiales.

El principio de morir por Ala

Según el Islam radical y la forma distorsionada en la que han sido utilizados sus principios para la lucha nacional palestina, la “muerte por Alá” es un valor importante. El mensaje principal del Corán es que el propósito de la vida es ayudar a que uno se dé cuenta que el universo fue creado por Alá: uno puede entonces dar fe que no hay otro Dios que Alá y que Mahoma es su último emisario. Los que lo hacen en esta vida merecerán estar en el cielo en el mundo venidero, que es el mundo verdaderamente importante, hasta la resurrección de los muertos. Los que se dedican a difundir este mensaje, mientras combaten a los enemigos de Alá y a la empresa de Satán de convencer a la gente que no hay Dios y que lo que importa es la felicidad terrenal, ganará más favores en el cielo incluidas las famosas vírgenes, especialmente si, durante esta lucha, uno sacrifica la vida de uno y se convierte en un shahid.

Dos versículos del Corán, usados a menudo en proclamas por parte de las organizaciones palestinas que glorifican a los terroristas eliminados hace poco mientras llevaban a cabo ataques, explican una aspiración que para nosotros parece contradecir la naturaleza humana: cometer asesinato mientras se corre el riesgo de la propia muerte. Uno de estos, el versículo 169 de la surah Casa del Imran, dice: “No pienses en los que mueren por Alá como muertos, porque ellos están vivos y reciben su sustento de su Señor.” La distorsión involucrada en el uso de este versículo concierne a la afirmación que descendió (según el Islam, los versículos del Corán descendieron del cielo y fueron dados a Mahoma por el Ángel Gabriel) en el contexto de una guerra regular, la Batalla de Uhud, que libró Mahoma contra miembros de su tribu, Quraysh, junto con sus seguidores, algunos de quienes habían dejado Meca con él mientras que otros eran de Medina. Cuando estos seguidores temieron tomar parte en la batalla, hubo una necesidad de estimular sus espíritus. Por supuesto, no hay similitud entre esa guerra y los ataques inhumanos contra personas inocentes que son justificados de esta forma.

El segundo versículo, versículo 39 de la surah Al-Hajj, que invocó el mismo Mahmoud Abbas para encender la ola de terror de la segunda mitad del 2014, dice: “Es dado permiso (a los fieles) que están siendo combatidos, porque ellos han sido oprimidos, y Alá puede ayudarlos y traerlos a la victoria.” La mayoría de los comentaristas piensan que la referencia es al permiso para la yihad, o sea, guerra santa. Pero aquí, también, es evidente que no hubo intención de justificar los ataques contra los inocentes, un punto enfatizado en un versículo similar, el versículo 190 de la surah Vaca, que deja en claro que uno no debe ir muy lejos en la batalla: “Y lucha por Alá contra los que te combaten, pero no causes daño (más del que es necesario), porque Alá no ama a los agresores.” Curiosamente, no se hace casi ningún uso de este versículo de advertencia.

En el discurso interno palestino, la lucha contra los sionistas no sólo es una nacional sino también una lucha islámica por Alá contra los que combaten y oprimen a los fieles. De hecho, en su opinión, los sionistas están tratando de robar tierra que pertenece al Islam y son una extensión colonialista de la cultura occidental, la cual ve lograr la felicidad en este mundo como el objetivo de la vida. Quien sea que muera en la lucha contra el Sionismo tiene derecho, entonces, a consideración especial. Él ha tomado parte en defender la tierra islámica con sus santidades, o lo que es llamado ribat (la fuente del término murabitun para los que defienden el Monte del Templo).

En cuanto a los perpetradores de ataques, quienes buscan en forma activa ser shahids, ellos ganan el estatus más alto. Les es prometido un lugar favorecido en el cielo, y su muerte es descrita como una ceremonia de casamiento. Para los palestinos, esta es una razón doble e incluso múltiple de alegría: el shahid gana un lugar en el cielo junto con el reconocimiento del hecho que utilizó la vida a pleno convirtiéndose en un mártir, más honor, estatus, y recompensas financieras para su familia. Todo esto compensa la pena natural de la pérdida.

Por supuesto, los palestinos aman a sus hijos como cualquier ser humano, y están contra la muerte que está fuera del marco de la lucha contra los enemigos de Alá y los creyentes. Pero, a diferencia de la preparación occidental para sacrificarse por un propósito superior, mientras se hace un máximo esfuerzo por evitar la pérdida de vida, el Islam radical y los palestinos ven la “muerte por Alá” como un gran privilegio con el que ser bendecido. Tampoco ven prolongar la vida, por no hablar de lograr la felicidad durante ella, como un valor supremo. Para ellos, el objetivo de cumplir los mandamientos islámicos y participar en conducta apropiada no es alcanzar la condición de “Quien es el hombre que desea la vida, y ama muchos días, que él puede ver bien [Salmos 34:13]”, sino asegurar un lugar en el cielo.

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Este artículo apareció también en Ha’aretz en hebreo el 20 de marzo del 2016.

El General de Brigada (res.) Yossi Kuperwasser es Director del Proyecto sobre Acontecimientos Meso-orientales Regionales en el Jerusalem Center. Fue anteriormente Director General del Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel y jefe de la División de Investigación de la Inteligencia Militar de las F.D.I.  Jerusalem Center for Public Affair2016 All rights reserved.

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Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs

 Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México