El movimiento masortí considera que el judaísmo está en constante evolución. El mismo Talmud revela la pasión de los rabinos por las discusiones abiertas y la voluntad de presentar varias opiniones sobre un tema, con la condición de que tengan sus raíces en las mitzvoth, el amor a Dios, el aprendizaje y la razón.

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MARCOS GOJMAN

Tanto el judaísmo conservador o masortí como el ortodoxo, consideran la observancia de la halajá, como algo fundamental. Ambos sostienen que la ley judía, la halajá, está definida por la Torá, la Mishnah, el Talmud, los códigos y la responsa rabínica. Los dos creen que los mandamientos o mitzvoth reflejan la voluntad divina y derivan del pacto entre Dios y el pueblo de Israel.

¿Cuál es entonces la diferencia? La diferencia no está en qué mitzvot cumplimos, (son las mismas para ambos), sino cómo las aplicamos. Un rabino masortí entiende el mundo de manera diferente que un rabino ortodoxo. Por principio, el judaísmo masortí reconoce el valor de los avances de la ciencia, por lo que trata de interpretar la tradición judía a la luz de esos postulados. Sostiene que la razón para seguir una tradición, es porque esa tradición está basada en la verdad.

Otra diferencia es la postura al cambio. Nuestra sociedad se caracteriza por constantes cambios sociales. Una sociedad que no se adapta a los cambios de su entorno se vuelve irrelevante. Para el judaísmo masortí, el cambio sólo se da cuando es definitivamente necesario. La historia de la halajá está llena de ejemplos de cambios que se han hecho en cada generación. Hoy uno de esos cambios es el papel de la mujer en el judaísmo. Las mujeres hoy en día, están integradas completamente a la sociedad, están educadas, ocupan puestos importantes en la política, en las instituciones sociales y económicas y gozan de igualdad de derechos con los hombres. Entendemos que la halajá se desarrolló en una época donde esto no era así, pero eso ha cambiado. El judaísmo masortí otorga igualdad de derechos a ambos sexos.

El movimiento masortí considera que el judaísmo está en constante evolución. El mismo Talmud revela la pasión de los rabinos por las discusiones abiertas y la voluntad de presentar varias opiniones sobre un tema, con la condición de que tengan sus raíces en las mitzvoth, el amor a Dios, el aprendizaje y la razón. La ley judía se presta a más de una interpretación. Nuestros sabios combinaban su compromiso con la tradición, con el valor de adecuarla a un nuevo entorno. No dudaron en presentar nuevas visiones o reglas que contrastaron con prácticas establecidas.

Salomón Schechter, uno de los grandes ideólogos del judaísmo conservador, decía que finalmente la máxima autoridad en el judaísmo reside en el consenso del pueblo judío, quien con su práctica es el que verdaderamente decide que es válido o no. Los estudiosos de la Biblia han demostrado que la Torá tiene una historia, por lo que es difícil aceptar el que literalmente nos fue entregada completa en un momento determinado. El movimiento masortí entiende la entrega de la Torá de forma metafórica y ve al pueblo judío no como un simple recipiente pasivo de sus mitzvoth, sino creador de ellas bajo la guía e inspiración de Dios.

Es muy satisfactorio saber que observamos la tradición de la misma manera que lo hicieron nuestros padres y abuelos. Una postura demasiado abierta al cambio, corre el riesgo de perder toda esa herencia histórica. Pero una postura cerrada, corre el riesgo de volverse anacrónica. El judaísmo masortí es el balance entre ambas. La diferencia no está en el qué, sino en el cómo.

Bibliografía: Artículos de Masorti Olami y otras fuentes.

Fuente:alreguelajat.com