En 1649, la Iglesia Católica organizó un evento público importante en México para quemar hombres y mujeres acusados de practicar el judaísmo en secreto. 

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – “Auto de fe” en español, significa “acto de fe”. Es el proceso mediante el cual se exhibe a los condenados por delitos contra la fe católica y son castigados en público.

La pena más grave es ser quemado, pero en la mayoría casos, los que han sido quemados antes fueron estrangulados hasta la muerte. 

Las ceremonias de quema de libros eran grandes “espectáculos” públicos que podían reunir decenas de miles de personas, a veces asistían desde muy lejos. 

El 11 de abril 1649, uno de los acusados era Tomás Treviño de Sobremonte. 

Entre otros cargos contra él, su hijo de 13 años dijo que su padre lo había regañado, “mientras rezaba a la Virgen María para que detenga la lluvia”. 

De acuerdo con los registros de la Inquisición, Tomas fue acusado de haber dicho a su hijo: “Cállate, idiota, Di-s no tiene madre. Todo lo que la Iglesia dice no tiene sentido”.

Tomás se negó a arrepentirse y abrazar la cruz antes de su ejecución, por lo que no tuvo el privilegio de ser estrangulado antes de ser quemado. 

Aunque estuviera prohibido para los conversos españoles – judíos convertidos públicamente al Cristianismo – establecerse en las colonias americanas, las siguientes generaciones, sus descendientes, muchos judíos que huyeron de España y más tarde la Inquisición portuguesa, finalmente llegaron al Nuevo Mundo. 

Eran artesanos y pequeños comerciantes, pero otros jugaron un papel clave en el comercio internacional entre Europa y América. 

Muchos conversos, a pesar de incorporarse abiertamente a la iglesia, siguieron practicando el judaísmo de una manera u otra y lo transmitieron a sus hijos.

Para avergonzarlos, España creó una Oficina de la Inquisición en México en 1572.

Se conservan registros detallados sobre las detenciones y los interrogatorios incluyendo información sobre sus creencias y rituales secretos archivos que hoy están a disposición de los historiadores.

Unos 1.500 habitantes de la Nueva España fueron interrogados durante los siglos 16 y 17, acusados de “cripto-judíos”. De estos, cien fueron ejecutados y doscientos más murieron en prisión. 

Ese día 11 de abril de 1649, la Iglesia Católica procedió en México a una quema humana gigantesca, el evento más grande de este tipo realizado en el Nuevo Mundo.

Se ejecutó a trece personas condenadas por “judaizar”; sus cuerpos fueron quemados con los restos de otros cincuenta y siete que murieron en espera de juicio. Eran parte de un grupo de ciento nueve internos.

Todos menos uno de ellos habían sido juzgados por practicar en secreto el judaísmo. 

Los que no fueron ejecutados fueron condenados a penas menores, incluyendo, en algunos casos, la expulsión de la Nueva España.


Fuente: Israel infos – Mylène Sebbah Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico