Como cada Pésaj, Shmuel Rabinowitz, el rabino del Muro de los Lamentos, o Kotel como se le conoce en hebreo, comenzó a quitar las miles de notas escritas que los visitantes dejan entre las antiguas piedras en el sitio más sagrado del judaísmo en la Ciudad Vieja de Jerusalem.

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“Rezamos para que Dios escuche las plegarias. Este es el lugar en el que el Rey Solomon le pidió a Dios que escuche cada plegaria, cada pedido, de cada persona”, dijo el Gran Rabino del sitio, Shmuel Rabinowitz.

El Gran Rabino del Muro de los Lamentos quitó las notas dejadas a Dios por devotos de todo el mundo en las uniones entre las piedras del sitio sagrado antes de Pésaj (Pascua Judía), que comienza hoy.

Millones de personas visitan el Kotel, el sitio más sagrado del judaísmo, cada año y dejan plegarias escritas en pedacitos de papel. Como Gran Rabino del lugar, Shmuel Rabinowitz, se asegura de que haya lugar para rezos futuros. Dos veces al año su equipo recolecta los cientos de miles de notas y las entierra. Este año se hizo a principios de mes.

 “Es casi Pésaj y por meses las personas han estado poniendo sus pedidos al Creador del mundo. Rezamos  para que Dios escuche sus plegarias. Este es el lugar en el que el Rey Solomon le pidió a Dios que escuche cada plegaria, cada pedido, de cada persona”, dijo. Algunas cartas son enviadas al muro por fax o correo electrónico a un bajo costo.

Rabinowitz dijo que pone cientos de cartas por año recibidas por correo dirigidas simplemente a “Dios en Jerusalem”. Para poder quitarlas, los hombres usan palos para no dañar las rocas antiguas, informó el medio israelí The Jerusalem Post.

“Está escrito en la Torá que no hay que poner hierro en cosas sagradas porque es algo que mata, algo que destruye. Usamos madera, algo que no profana, no hiere, no destruye. Eso es lo que hacían en los tiempos del Templo y es lo que hacemos aquí”, explicó.

 La mayor parte del día el Muro de los Lamentos está lleno de personas que están sumergidas en una plegaria. Muchas se acercan y tocan sus frentes con las piedras. Con sus ojos cerrados susurran sus deseos y besan la pared cuando terminan. La tradición de dejar notas de rezos y pedidos ha sido adoptada por miembros de muchas fes en todo el mundo.