¿Es importante trascender? ¿qué relevancia puede tener nuestra pequeña vida ante la inminencia del universo? Y, sin embargo, cada día buscamos formas de permanecer. Nuestros hijos, las letras de un escritor, las esculturas de un artista y los lienzos y las fotografías… los edificios que cada día buscan ser el más alto del planeta… Buscamos ser eternos en una efímera existencia.

TAMARA TROTTNER PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO – Y, me pegunto… no me hará más eterna un beso inolvidable que quede guardado en las células de un ser para quien lo fui todo, aunque sea por un instante. No seremos mas trascendentes cuando al cruzar la mirada con alguien entendemos el universo, nos convertimos en su luz. Será mas permanente el concreto de un edifico o un te amo dicho al volvernos la luz de un orgasmo. Entiendo que el último cuadro  de Rothko hoy cuesta millones de dólares… pero para mí es más permanente el segundo en el que el hombre decide terminar con su vida, en el que acepta que ya no quiere más y se corta la arteria del brazo derecho. Ese momento permanece, porque después ya nada fue igual.

Una fotografía detiene el instante, puede ser el perfecto instante, el más bello segundo de un amanecer, de una flor, de un cuerpo desnudo… sin embargo lo que la hace eterna es el suspiro del fotógrafo, ese que queda suspendido entre la luz del cosmos.

Las palabras de un escritor penetran el alma de sus lectores, quizás llegan a transformarlos, hay escritos que nos dejan tatuada el alma… pero no son las palabras, no es la tinta, no es la historia, es el escritor que transmuta el agudo dolor de una pérdida o el éxtasis de una pasión. El escritor que convierte en tinta sus lágrimas, para que nosotros busquemos enjugarlas. Y hacerlas nuestras.

No quiero cosas, quiero experiencias… no quiero crear una gran obra de arte, quiero vivirla, no me interesa el aplauso de los otros, me interesa el sabor de sus palabras, el dolor de sus ausencias, el intenso sentir de sus anhelos, de sus ilusiones…

Quiero permanecer en mis hijos, no a través de ellos… no me interesa que tengan mis ojos o mi sonrisa, no quiero que me busquen en una fotografía o que me rindan respeto a través de rezos huecos. Quiero que encuentren en sus acciones la reverberación de algo que algún día vieron en mí, quiero que alcen la mirada y me recuerden porque hay una jacaranda, o la hora de las siluetas, o el baile de alegría…

No escribo para permanecer con mis palabras… escribo porque encuentro que el mundo es mejor cuando lo observo a través de las letras… no escribo para trascender, permanezco porque aun me quedan muchas historias, muchos momentos que quiero vivir con la intensidad de la existencia que se sabe única, y entonces, sólo entonces decido escribir.