Trasladándonos mentalmente a principios de los 40´s en una Hungría desecha y conquistada por los nazis, podemos encontrar una de las historias más sorprendentes en la vida de los deportes olímpicos, la historia de Ágnes Keleti, o mejor dicho, Ágnes Klein.

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ISAAC SHAMAH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Para contarles la vida de Ágnes Klein me tengo que ir aún más atrás, para ser exactos tengo que viajar mentalmente al 9 de enero de 1921, fecha en la que nace Ágnes, en la afectada ciudad de Budapest gracias a la Primera Guerra Mundial. Klein nace en medio de una familia judía y desde pequeña comienza a demostrar su talento en la gimnasia olímpica.

Al pasar el tiempo,  a Ágnes la empiezan a considerar como una de las mejores gimnastas de toda Europa y para 1940, Ágnes era parte del equipo olímpico que iba a concursar en las olimpiadas de Helsinki; sin embargo, para esas fechas la Segunda Guerra Mundial se presenciaba en Europa, los Juegos Olímpicos se cancelaron, el padre de Ágnes fue enviado a Auschwitz, donde posteriormente es asesinado y su madre y hermana logran escapar de Budapest gracias a la ayuda del diplomático sueco Raoul Wallenberg.

Al cambiar la situación drásticamente, Ágnes huye a una pequeña villa de Hungría, en la que encuentra trabajo como sirvienta de una casa, cambia su apellido por Keleti y se casa con su amigo y también gimnasta István Sárkány, con la intención de llevar un apellido católico para poder salvarse de la masacre. Años después de la guerra, István y Ágnes se divorcian y acaban como buenos amigos.

Keleti logra sobrevivir al Holocausto y al terminar la guerra comienza a prepararse para las olimpiadas de 1948, pero su momento no llegaría aún, Ágnes sufrió una lesión poco tiempo antes y esto le impidió llegar a sus primeros Juegos Olímpicos.

Para las olimpiadas de 1952, Ágnes tendría 31 años, para una gimnasta esta es una edad complicada, de hecho la mayoría compiten hasta los 27, 28 años, sin embargo esto no le importó a Ágnes, y a pesar de que varios no le daban ni una oportunidad, ella siguió preparándose con el objetivo de llegar y ganar. En las olimpiadas del 52, que fueron en Helsinki debido a que ahí tocaban las últimas que se iba a hacer,  Ágnes ganó una medalla de oro, una de plata y dos de bronce.

Muchos pensaban imposible que la carrera de Ágnes siguiera, pero ella volvió a demostrar lo contrario, después de su debut olímpico, fue al mundial de gimnasia de 1954 para ganar un oro, una plata y un bronce y disputó sus segundas olimpiadas en 1956 en Melbourne, en las cuales ganó 4 medallas de oro y 2 de plata.

Poco tiempo después de las olimpiadas de 1956, Hungría entró en guerra contra la Unión Soviética, al saber esto, Ágnes se retiró y se quedó viviendo en Melbourne para después irse a vivir a Israel.

Al llegar a Israel, Keleti mandó buscar a su madre y hermana y las llevó a Israel, en donde trabajó como entrenadora por muchos años.

En 1981, Ágnes fue inducida al Salón de la Fama de Atletas Judíos, en el 90 entró al Salón de la Fama Húngaro y en el 2002 entró al Salón de la Fama Internacional de Gimnasia.

Hasta la fecha Ágnes vive en Israel.