El consulado de México en Dallas inauguró la exposición “Visas a la Libertad”, que rinde homenaje al diplomático mexicano Gilberto Bosques, quien salvó a miles de refugiados perseguidos por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

La exhibición, montada en la galería del consulado, está integrada por decenas de fotos y documentos que dan fe de la valiente labor diplomática de Bosques para ayudar a refugiados españoles que huían del régimen franquista y a judíos de múltiples nacionalidades perseguidos por el nazismo.

La exposición, que por primera vez es mostrada en Estados Unidos, fue inaugurada la noche del jueves por la hija de Bosques, Laura Bosques Manjarrez, y por el cónsul de México en Dallas, José Octavio Tripp Villanueva.

En la ceremonia de inauguración, Tripp Villanueva calificó a Bosques como “una gloria nacional de la diplomacia mexicana” y dijo que para él “salvar vidas era una prioridad, aún incluso a riesgo de su propia vida”.

Laura Bosques, quien siendo adolescente atestiguó muchos de los actos heroicos de su padre, narró a los asistentes al evento la labor humanitaria de su progenitor cuando fue cónsul en la embajada de México en París en 1939 y luego en el consulado de México en Marsella, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Reveló que antes de que su padre viajara a Europa, conversó con el entonces presidente Lázaro Cárdenas, sobre la postura política que México debería mantener.

“Aún no estallaba la guerra, pero ya se sentía que esto podía ocurrir y se tenía muy claro el papel que México debía desempeñar”, señaló la hija del diplomático.

Relató que tras la ocupación alemana del norte de Francia, se decidió trasladar el consulado a Marsella para aprovechar su ubicación de puerto y poder desplegar plenamente ahí la labor diplomática que México se había fijado ante el estallido de la guerra.

“Se formó un maravilloso equipo de colaboradores y fue ahí donde se desarrolló la labor de protección”, comentó Bosques.

En un principio, dijo, su padre comenzó a otorgar visas a refugiados españoles que llegaban a Francia huyendo del régimen de Francisco Franco y luego, al empeorar la situación en Europa, las visas se emitieron a miles de judíos que buscaban escapar de los nazis.

La afluencia de refugiados era tan grande que se tuvieron que alquilar dos castillos (el de Reynarde y el de Montgrand), para convertirlos en centros de asilo, uno dedicado a mujeres y niños y el otro a hombres adultos.

Laura Bosques afirmó que su padre era un buen negociador y logró ante el Régimen de Vichy -en la parte francesa no ocupada por Alemania- que México pudiera mantener y desarrollar una postura oficial de protección a refugiados.

Destacó que México fue el único país que tenía una postura oficial de protección a refugiados. Se estima que Bosques otorgó visas a unas 40 mil personas.

Laura Bosques recordó que el problema mayor era conseguir barcos para poder sacar a los refugiados. México alquilaba naves portuguesas, pero no eran suficientes y muchos refugiados no pidieron salir por falta de embarcaciones.