El 16 de mayo, el director de cine libanés de origen palestino Nasri Hajjaj, Múnich: una historia palestina se proyectará como parte del acuerdo entre el Festival de Cine Internacional de Dubai y el Mercado de Cine de Cannes.

Este documental pretende dar la versión palestina de la masacre de Munich. Por qué no. Si no se trata más que de diferentes presentaciones de la película que sugieren que una historia bien podría transformar una matanza en una acción de liberación de un país de fantasía, tal como  UNESCO para la historia cultural y religiosa, reescribe esta vez la historia política.

De hecho, sabemos que, para el director, esta toma de rehenes seguida del asesinato de once atletas y entrenadores israelíes por terroristas palestinos del grupo Septiembre Negro no es un acto terrorista, sino un “incidente internacional”.

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Mejor aún. 

En el sitio web del Fondo Árabe para las Artes y la Cultura – que financió la película – se puede leer a modo de resumen del proyecto que ocho “luchadores por la libertad”, uno de ellos el ‘amigo de la infancia del director, tomaron como rehenes a once atletas israelíes y que “todo terminó cuando las fuerzas de seguridad alemanas atacaron, matando a cinco palestinos y once israelíes”.

Por último, la presentación del Mercado de Cine de Cannes, el término “terrorismo” no se menciona más que una vez, y aun así, entre comillas, como señalando la perspectiva necesaria a adoptar al mencionar este término.

Una manera clara de relativizar el significado y alcance de la misma. Según el Sr. Hajjaj, los eventos serán vistos a través de los ojos de los dos últimos “fedayines” (en árabe fidā’iyyn “mártires”) que participaron en la operación y siguen vivos.

Mutis del documental. La propaganda está en marcha. El uso de una terminología y una retórica decididamente pro-palestinas, la aprehensión de un acto como una acción de liberación y no un acto terrorista, traicionando un tropismo político que borrará toda objetividad inherente a un trabajo documental.

Del mismo modo, si la gestión de la crisis estuvo mal preparada, mal dirigida, y mal ejecutada por la policía y las incompetentes autoridades políticas alemanas obsoletas y poco entusiastas, no son las fuerzas de seguridad alemanas las que mataron a once atletas israelíes y entrenadores, sino  terroristas palestinos los que los asesinaron.

Olvidada la sórdida realidad de este acto terrorista … 

Ni una palabra de esto en las diversas presentaciones de la película. Ni una palabra de la brutalidad con la que trataron a los rehenes. Yossef Romano, atleta de halterofilia, herido de bala en la primera hora de la toma de rehenes, fue dejado en el suelo de su habitación sangrando hasta la muerte. Fue castrado por los terroristas. No se sabe si este crimen atroz se llevó a cabo antes o después de su muerte. No sabemos si se trata de un acto de tortura o marca postmortem con desdén inconmensurable. En cualquier caso, pruebas de crueldad extrema.

Otro rehén israelí fue muerto tratando de impedir que los terroristas entraran en el apartamento. Los otros atletas serán golpeados durante las 21 horas que duró la toma de rehenes y luego ejecutados con armas automáticas y granadas por terroristas palestinos durante el asalto de la policía alemana.

Este ataque terrorista no era sólo contra Israel, sino también antisemita. De acuerdo con los archivos de un servicio de inteligencia alemán, neo-nazis del Rin habrían proporcionado apoyo logístico a los terroristas palestinos, particularmente a través de Willi Pohl, un neonazi de Dortmund, que habría ayudado a Mohammed Daoud Odeh, también conocido como Abu Daoud, organizador que reconoció planificar y ejecutar el ataque y la toma de rehenes mediante la obtención de pasaportes y su traslado a través de Alemania hasta entregarlos a los palestinos.

El propio Abu Daoud revela en su autobiografía, Palestina, de Jerusalén a Munich, que quien  financia la OLP, y por lo tanto la operación en 1972 no fue otro que un tal Mahmoud Abbas, el mismo cuya tesis de doctorado negacionista desafió el número de judíos exterminados en los campos de concentración y afirmó que el movimiento sionista alentó el Holocausto. Una tesis que  nunca negó hasta la fecha.

Frente al edificio del equipo olímpico israelí, una mujer se dirigió a un terrorista, “Dejen pasar a  la Cruz Roja, sean humanos”, a la que supuestamente respondió: “Los judíos no son seres humanos”. Cuando la peste marrón se une a la plaga verde, el antisemitismo se convierte en un móvil grave.

No podremos, por tanto más que lamentar que el Mercado de Cine del Festival de Cannes acepte ser el foro de proyección y venta de una película, que leyendo sus diferentes presentaciones, parece desafiar la sórdida realidad del terrorismo palestino ya firmemente establecida, con el riesgo de retratar a los terroristas como héroes. 

Es así como, y con honores militares, los cadáveres de cinco terroristas muertos y tres terroristas liberados por Alemania fueron recibidos en Libia.

¿Para cuándo un documental del amigo de infancia de los “luchadores por la libertad” Abdelhamid Abaaoud o Khaled Abu Nidal Kelkal? Y se ahorran a las víctimas.

No hay diferencia ontológica entre los terroristas del Estado Islámico y las de Septiembre Negro. Matar a los civiles en los Juegos Olímpicos, una sinagoga, un teatro o un TCR coche, no es un acto de guerra, sino un acto terrorista motivado por el odio al Otro. Como tal, debe ser inequívocamente condenado.

Fuente: Alliance – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico