Béatrice Tanaka (Béatrice Lauder), fallecida en París a los 84 años, había nacido en el reino de Rumanía, en una familia judía de lengua alemana. Pero contaba que creció en “un mundo mestizo, musical y coloreado, en el que se entrecruzaban costumbres y creencias, vividas y explicadas en ocho idiomas”. Añadirá el portugués: la violencia con la que fuerzas rumanas, tropas alemanas y el Ejército Rojo se disputaron la región, entre 1940 y 1944, obligó ese año a su familia a huir a Palestina, primero, y a recalar después en Brasil.

A los doce años, Béatrice descubre y adopta el que será su segundo país. En Río pasará largos periodos de su vida. Su tercer país será Francia. O más bien París. Y en París, La Sorbona, donde estudia teatro, y la escuela de dibujo Paul-Colin.

Béatrice Tanaka (Lauder)
Béatrice Tanaka (Béatrice Lauder)

 

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Allí se inicia en escenografía, en el taller de los decoradores maquetistas, y en artes gráficas. “En París se forjó mi formación estética y profesional”, explicará en 1961, cuando el premio brasileño al mejor vestuario teatral, en la Bienal de São Paulo, le da una temprana celebridad en su país. Repartida entre Brasil y París, entre la imagen y la escritura, sus obras de teatro para jóvenes, montadas en Alemania, Finlandia, Francia y Hungría, la harán conocer en su continente natal. En los años sesenta se integra en la universidad del Teatro de las Naciones en París, un crisol de talentos del mundo entero que modificará la dirección del teatro europeo. Tan cómoda en el trabajo de equipo como en solitario, escribe cuentos, siempre para un público joven, publicados en revistas de Francia, el Reino Unido (Puffin Post) y Estados Unidos (Cricket).

A finales de la década, “horrorizada por las consecuencias de la guerra que devastaba Vietnam”, su trabajo se politiza. Y su firma cambia: se casa con el artista Flavio Shiro-Tanaka, nacido en Japón en 1928 pero instalado en 1931 con su familia en Brasil. Béatrice tiene un objetivo: “Divulgar y proteger la cultura y los valores de un pueblo sometido a los bombardeos norteamericanos”. En 1971 escribe e ilustra, con ese propósito, su primer libro, Le trésor de l’homme (el tesoro del hombre), presentado como cuentos e imágenes de Vietnam. Sola o en colaboración con Andrée Claire publica varios libros. Pero sin descuidar su vocación por el espectáculo y sus oficios, traducida en Cirque: jouets animés (circo, juguetes animados, 1974) o Les trois coups… (los tres avisos, Hachette, 1974), manuales para fabricar marionetas, máscaras y ropas, en tela o papel. En sus etapas cariocas, desde Río, donde crecen sus dos hijos, Béatrice Tanaka divulga los patrimonios brasileño, africano y del Lejano Oriente, con un mensaje diversificado por sus talentos para servirse de la pluma, gouache, acua-rela, collage, recorte o grabado, para “un mensaje universal”.

El ingenio que derrota a la fuerza, el peso de la palabra de honor, el coraje y determinación de las mujeres, la resistencia a la injusticia y la opresión (pone imagen a textos del Mahatma Gandhi), la conducen a situarse en vanguardia de la que será moda ecológica, con libros publicados, en los ochenta, en editoriales como La Farandola o Vif Argent, donde salió por ejemplo, en 1986, su ilustración del discurso que pronunció en 1854 el cacique Seattle, un indio de Estados Unidos, y el cuento indonesio Kanjil et la guerre des tigres (Kanjil y la guerra de los tigres), duplicado en cassette.

Porque los artistas mueren pero no su obra. Una editorial llamada precisamente Kanjil presentará el 26 de mayo, en París, la reedición del cuento indonesio.

Fuente: La Vanguardia – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico