Las escuelas palestinas honran a los asesinos de mi padre, un maestro. Esto rompería su corazón.

MICAH LAKIN AVNI

Mi padre, Richard Lakin, un director de escuela primaria jubilado de 76 años de Connecticut, estaba en un autobús en Jerusalem en octubre pasado cuando dos jóvenes palestinos subieron y comenzaron a disparar y apuñalar en forma indiscriminada a los pasajeros. Dos de ellos fueron asesinados ese horrible día y 16 fueron heridos, incluido mi padre. A pesar de los esfuerzos de los paramédicos en llegar y las enfermeras y doctores en el Hospital Hadassah Ein Kerem, mi padre murió dos semanas más tarde. Le habían disparado en la cabeza y lo habían apuñalado múltiples veces en la cabeza, cara, pecho y estómago.

Durante los últimos siete meses he pasado gran cantidad de tiempo tratando de comprender qué causaría que dos hombres palestinos, a sus veintitantos años, se suban a bordo de un autobús público y masacren a un grupo de civiles inocentes, muchos de ellos ancianos. Lamento informar que la reacción palestina al ataque me ha llevado a creer que el “proceso de paz” es más unilateral que nunca.

Mi padre creció como un luchador por los derechos civiles en Estados Unidos. Llevó esos valores con él en 1984 cuando emigró a Jerusalem, donde enseñó inglés a árabes y judíos. Él era un hombre amable, de corazón gentil, que dedicó su vida a la educación y a promover la coexistencia pacífica.
Sin embargo, los periódicos palestinos elogiaron a Baha Alyan, uno de los terroristas que asesinaron a mi padre, como un “mártir e intelectual.”

El Presidente Mahmoud Abbas, de la Autoridad Palestina, se ha reunido con las familias de los atacantes y los elogió como “mártires.” Un líder explorador palestino, dijo de Baha Alyan, quien fue tiroteado y eliminado por un guardia de seguridad antes de que pudiera matar a más pasajeros inocentes, fue “un ejemplo para todo explorador.”

Muhammad Alyan, el padre de Baha Alyan, ha sido invitado a hablar en escuelas y universidades palestinas sobre su hijo el “mártir.” Hace poco les habló a niños en la Escuela Primaria Jabel Mukaber en Jerusalem Oriental, aproximadamente media milla de donde vivía mi padre. Trágicamente, a muchos niños palestinos, tal vez a la mayoría, todavía se les enseña a honrar a terroristas y a luchar por la destrucción de Israel.

Todo esto rompería el corazón de mi padre. En el año 2007 él publicó un libro llamado “Enseñar como un Acto de Amor”, donde resumía la obra y filosofía educativas de su vida. El mensaje de su libro es que todo niño es un milagro que debe ser alimentado con amor. Después que el padre de Baha Alyan visitó la Escuela Primaria Jabel Mukaber, pregunté a los funcionarios de la escuela si yo podía ir y compartir el mensaje de paz y coexistencia de mi padre. Mi oferta fue rechazada.

Mientras los líderes palestinos alimenten una cultura de odio, alentando a los escolares a salir y matar, es inevitable más violencia. Alentando el odio, ellos nos distancian a todos nosotros del amor y creencia en la coexistencia pacífica que defendió mi padre.

El libro de mi padre comienza con una cita de William Penn: “Espero pasar a través de la vida no más de una vez. Por lo tanto, si hay alguna bondad que yo pueda mostrar, o alguna cosa buena que yo pueda hacer por cualquier prójimo, déjenme hacerla ahora, y no aplazarla o descuidarla, ya que no pasaré por este camino nuevamente.”

Mi padre vivió según esas palabras. Si tan sólo sus asesinos lo hubiesen hecho también.

Micah Lakin Avni es el CEO de Peninsula Group Ltd., una institución financiera comercial israelí que cotiza en la bolsa.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México