Las noticias de los últimos días sobre los recientes pronunciamientos del Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu y su flamante Ministro de Defensa Avigdor Liberman , y las reacciones a las mismas en Ramallah, son más que alentadoras.

ANA JEROZOLIMSKI PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO – Sería prematuro cantar victoria, dar como encaminada una eventual reanudación de las negociaciones de paz con los palestinos o creer de lejos siquiera que el conflicto está por terminar. Pero cuando queda claro que en principio ninguna de las partes cierra la puerta a la posibilidad de volver a hablar, se está dando un paso en la dirección correcta.

El Primer Ministro se dijo comprometido con la fórmula de “los dos Estados” (hace mucho que se manifestó a favor de la creación de un Estado palestino en determinadas condiciones, y en paz y seguridad para Israel), Liberman lo avaló plenamente y el Presidente palestino , a quien por cierto no había gustado el nombramiento del nuevo titular de Defensa israelí, aclaró que no se juzgará a nadie más que por sus acciones y que si esa es la postura de Liberman, no hay razón para no hablar con él.

El nombramiento de Avigdor Liberman como Ministro de Defensa de Israel en lugar de Moshe Yaalon, desató una tormenta. Para algunos, por la destitución de un ministro de gran experiencia en una cartera delicada y de altísima responsabilidad-al que se sustituyó con otro sin experiencia en la materia – y para muchos otros, por la imagen problemática, por decirlo delicadamente, que tiene Liberman. Se le considera generalmente una figura poco diplomática, demasiado dura en su forma de hablar, considerándose a menudo que su estilo de “sin pelos en la lengua” es el reflejo de algo mucho más profundo, un político de posturas extremas, que antagoniza y puede resultar peligroso.
Aún quienes discreparon con el nombramiento de Liberman, recordarán indefectiblemente que mucho de eso se dijo del otrora Primer Ministro Menajem Begin cuando su partido Likud ganó por primera vez las elecciones en Israel en 1977. Fuera de Israel, inclusive entre judíos de comunidades en el exteriores, algunos temían lo peor: que la elección de un “duro” como él, de la derecha, sea el comienzo de un camino seguro hacia una nueva guerra. Todos sabemos que fue Begin quien logró firmar el primer acuerdo de paz con el mayor de los países árabes, Egipto.
Esto lo recordó esta semana también el propio Presidente palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen), dando crédito a Liberman a pesar de no pocos choques verbales que ambos han tenido en los últimos años.

No podríamos asegurar ahora que las declaraciones de estos días conducirán realmente a algo positivo. Pero su tono fue alentador e importante de destacar.
Aún sin olvidar que hace años Liberman dijo que dejaría su casa en el asentamiento de Nokdim a cambio de una paz verdadera, la dinámica de los últimos años ha sido tan conflictiva que el hoy ministro de Defensa fue más a menudo protagonista de encontronazos verbales duros con los vecinos , que exponente de una óptica optimista respecto a lo que depara el vecindario de Israel. Se lo oyó a diestra y siniestra presentando posturas ultraconservadoras, como exigir pena de muerte a los terroristas, e inclusive acusando al Presidente palestino Abbas de ser un “terrorista diplomático”.
Pero ahora, justamente al asumir su nuevo cargo de Ministro de Defensa, optó evidentemente por destacar todo aquello en lo que cree de fondo para la eventualidad de que el otro lado quiera dialogar y vivir plenamente en paz con Israel. Cabe suponer que no dejó de desconfiar ni de ver con ojo sumamente crítico al liderazgo palestino y su accionar , pero estos días ha preferido destacar el potencial positivo de avanzar y retomar el diálogo, no las razones para seguir desconfiando.

Lo mismo, de parte del Primer Ministro Netanyahu.

A continuación, probablemente lo más ilustrativo sea citar frases de ambos tanto en cuanto al deseo general de lograr la paz como a la posibilidad de avanzar en base a una iniciativa diplomática que los árabes lanzaron en el 2002, que ofrecía normalización de relaciones con Israel a cambio de la formación de un estado palestino en los territorios en disputa, fórmula que en el momento Israel no vio con entusiasmo porque no dejaba margen de maniobra para negociar temas que Israel le parecían claves desde un punto de vista político y de seguridad.

Liberman:
“Estoy de acuerdo con la fórmula dos Estados para dos pueblos. Yo apoyé en el 2009 el discurso de Netanyahu en Bar Ilan al respecto. Y ahora, el discurso del Presidente Sissi de Egipto ha sido importante y ha creado una oportunidad genuina que nos obliga a levantar el guante. Concuerdo con que la Iniciativa Arabe de Paz tiene algunos elementos positivos que nos permitirán conducir un diálogo serio con nuestros vecinos en la región”.

Netanyahu: “Aprovecho esta oportunidad para dejar en claro que permanezco comprometido con la necesidad de hacer la paz con los palestinos y con todos nuestros vecinos. La Iniciativa Arabe de Paz contiene elementos positives que podrían ayudar a reavivar negociaciones constructivas con los palestinos. Deseamos negociar con los estados árabes revisiones a esa iniciativa de modo que refleje los cambios dramáticos en nuestra región desde el 2002, pero manteniendo que el objetivo acordado sea dos estados para dos pueblos”.
Y días atrás, en su primera revision general de seguridad con el Comandante en Jefe del Estado Mayor del Ejército y otros Generales, Liberman, por primera vez como Ministro de Defensa, declaró:
“Ya lo he dicho antes: cuando hay un enfrentamiento de valores entre la unidad del pueblo y la integridad territorial, el pueblo es más importante”.
Y agregó: “En una sociedad democrática, asuntos de guerra y paz deben expresar la voluntad del pueblo y contar con el apoyo de la mayoría. Nosotros no tenemos la opción de librar una guerra innecesaria. Como sociedad israelí, podemos entrar únicamente en guerras necesarias, y ellas, las debemos ganar”.
Al mismo tiempo, aclaró que “podemos permitirnos guerras de desgaste”. Cabe recordar que en su momento abandonó la coalición con Netanyahu, criticando lo que consideró había sido un fin inconcluso de la guerra contra Hamas en Gaza, exigiendo terminar con el poder de Hamas.

Esta semana, el Presidente palestino, al menos en la parte declarativa, estuvo a la altura de los mensajes que salieron de Jerusalem.
“No se debe juzgar a una persona por su afiliación nacional o por sus visiones, sino únicamente por su postura en el proceso de paz”, declaró. “La derecha israelí tiene la habilidad de iniciar el proceso de paz, pero nosotros pedimos que todos los israelíes crean en la paz con el pueblo palestino”.

Claro está que hacer la paz va mucho más allá de frases grandilocuentes.
Hace mucho que la Autoridad Palestina rehusa sentarse a hablar y opta por la vía internacional, esquivando el diálogo directo, y prefiriendo la presión de afuera sobre Israel. El aval a los atentados, tampoco ha agregado confianza para que los israelíes crean que todos quieren la paz.
Las palabras de las últimas jornadas, suenan alentadoras.
No son suficiente, claro está, para lograr la paz.
Pero son un comienzo ineludible.
Ojalá.

Fuente: Montevideo Portal / 

Ana Jerozolimski