La causa número uno de ceguera en todo el mundo es la diabetes mal controlada; cuando el paciente no se cuida, no sólo desarrolla cataratas, sino también problemas de retina. La diabetes hace estragos por falta de cuidado, explica en entrevista exclusiva para Enlace Judío el Dr. Elías Zaidman.

ENRIQUE RIVERA PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Sobre la salud ocular en la Ciudad de México, el oftalmólogo comentó que la altura, la sequedad y la suciedad del ambiente afecta a los habitantes de la urbe. Las molestias provienen principalmente de la resequedad, pero fuera de algunos inconvenientes, no son dañinas. “Quienes más sufren estas condiciones son los pequeños que presentan conjuntivitis alérgica. Para los médicos se nos hace difícil tratarlos, debido a que muchos de sus síntomas se pueden resolver con medicamentos muy fuertes, pero no nos gusta usarlos a largo plazo, pues pueden causar cataratas, glaucoma, infecciones, etc. Por ello debemos ir midiendo cómo hacer el bien, sin hacer el mal”, comentó el reconocido oftalmólogo.

El Dr. Zaidman hizo referencia a otros padecimientos, tales como el glaucoma y las cataratas. Sobre estas últimas, señaló que su origen es diverso y que no deberían figurar como causa de ceguera. Sin embargo, explicó, en países tercermundistas aún lo son. A pregunta expresa señaló: “El cristalino, que se encuentra en el ojo, se empieza a opacar debido a que muchas personas pasan mucho tiempo bajo el sol; en otras, la diabetes hace que se empiece a opacar, así como traumas o golpes”. Sin embargo, agregó: “las cataratas no se operan, se operan los pacientes. Si tus necesidades están cubiertas, es decir, si manejas bien de noche y de día, puedes leer, para qué te operas”.

El Dr. Elías Zaidman nos ofreció una explicación realmente fabulosa: “La gente piensa que vemos con el ojo, pero en realidad, éste es sólo una cámara. Al excitar la retina por medios químicos y eléctricos, se manda la señal a un “cable” (nervio óptico), que pasa por el cráneo y cruza el quiasma óptico y va a dar a la región occipital. Es ahí donde vemos”, acotó el Dr. Zaidman.