JORGE JUÁREZ PEÑAFLOR

El hombre es bueno, pero la cultura del odio lo convierte en un potencial asesino.

En Polonia, como en otros países de Europa, era muy común que un niño judío fuera apedreado por otros niños y lo llamaban, “maldito judío”. Era una expresión muy corriente según Román Kent, le estaban diciendo: “Tú no eres un ser humano. Con esas palabras daban el primer paso para deshumanizarme”.

Cuando nacemos encontramos un lenguaje establecido, lo recibimos de nuestros padres. Lo aprendemos utilizando el vocabulario; nos dicen: “estas palabras son buenas y estas son malas”. Por tanto, las palabras tienen suficiente poder para volverte una excelente persona como también en un rufián.

La religión tiene mucho poder cuando utiliza las palabras adecuadas para enseñar el amor al prójimo como lo decía Cristo. Pero qué sucede cuando se adoctrinan a niños y niñas en el discurso del odio para hacer el mal. ¿Por qué ha crecido la perversidad en el mundo? ¿Por qué la gente buena no hace nada para combatir el mal? Además, dejan crecer los problemas, por ejemplo, los musulmanes radicales siguen adoctrinando en la cultura del odio a los niños en las escuelas palestinas para que en un futuro cercano puedan ser terroristas matando infieles: cristianos y judíos. ¿Qué podría hacer Unicef, para que no enseñen a los niños y a las niñas a odiar y a matar a los que no son de sus creencias? Las instituciones en Europa se hacen de la vista gorda y cada país tiene la libertad de educar y convertir a los niños en futuros terroristas con anuencia de la ONU porque no hace nada para evitar el mal.

He estado pensado que si hay odio es porque los mayores enseñan a los púberes a ser agresivos y violentos, incluso hasta contra su propia familia sin darse cuenta, porque el niño es sumamente influenciado… Los niños que han sido adoctrinados en la cultura del odio lo ven como normal decirle a otro niño “maldito judío”.

Se inventaron los Derechos Humanos en 1948, donde los países civilizados estuvieron de acuerdo en respetarlos con el propósito de vivir en franca armonía, pero no se aplican, solamente pasan sanciones contra Israel, cuando sus vecinos son totalitarios, no permiten la libre expresión y las mujeres son esclavizadas y la ONU no pasa ninguna sanción porque los petrodólares los tienen comprados como han comprado a la televisión europea y estadounidense para pasar escenas donde los culpables son los israelitas, cuando los terroristas de Hamas no paran de bombardear con cohetes a Israel y la ONU, ¿ Por qué no envía a los Cascos Azules para desarmar definitivamente a los terroristas de Hamas y se pueda terminar para siempre ese conflicto entre Israel y Palestina que lo han hecho eterno por los intereses de los países árabes y europeos?

Las palabras tienen el poder para humillar, confundir y deshumanizar a cualquier grupo étnico y también para hacer grandes apologías de los nazis y tratar de relativizar el Holocausto. El Sr. Román Kent expreso: “Con el paso de los años me he percatado de que, en lo tocante al Holocausto, existe en los medios de comunicación una tendencia a maquillar el pasado. Suele decirse que 6 millones de judíos “se perdieron” o “perecieron”.  Pero esas personas no se perdieron. No se extraviaron. Fueron encarcelados, torturados, asesinados e incinerados. Es difícil escuchar estos términos pero esa es la verdad que debemos preservar para evitar que el Holocausto vuelva a repetirse”.

¿Qué pasaría si la Unión Europea, promoviera el odio a los que no son católicos y protestantes como era antes? Viviríamos en una guerra de malditas palabras que siguen utilizando los árabes palestinos contra el Estado de Israel. No han entendido los europeos cómo los nazis utilizaron las palabras de la ignominia logrando el peor genocidio de la historia de la humanidad.