MICHAEL JUDGE

Frente a los ataques, el pueblo francés se ha vuelto más comprometido a derrotar a los terroristas.

Mientras se estaba desarrollando la pesadilla en Niza, se estaba volviendo realidad un sueño mío de la niñez. La Revolución Francesa y yo compartimos un cumpleaños, el 14 de julio, y había sido mi sueño de mucho tiempo visitar París para los fuegos artificiales en el Día de la Bastilla.

Mi esposa, Masae, nuestro hijo, Max, mi hermano, David, y yo, llegamos algunos días antes. En mi cumpleaños número 50, nos encontramos con algunos amigos para compartir una comida, tomar vino y observar los fuegos artificiales. No fue hasta después de la exhibición que nos enteramos del horror en Niza—las familias, los niños; inocentes, todos—asesinados en un acto salvaje, impensable para una mente civilizada.

Se ha dicho mucho de la declaración del primer ministro francés Manuel Valls, que sus compatriotas deben aprender a “vivir con el terrorismo.” Pero no pienso que lo dijo en términos de rendición. Quiero pensar que los ataques que se han cobrado tantas vidas en Francia—130 en París en noviembre, 12 en Charlie Hebdo a principios del 2015, 84 en Niza—sólo han aumentado el compromiso del pueblo francés con derrotar a los que dirigirían intencionalmente un camión hacia niños. El lema francés de liberté, légalité, fraternité debe ser un grito convocante poderoso contra la mezcla tóxica de misantropía, misoginia, homofobia y antisemitismo tragada por los que prometen lealtad a la bandera negra del Estado Islámico.

René Char, el poeta francés y líder de la Resistencia, luchó para liberar a su país del demencial sueño de Hitler de un tercer Deutsches Reich, o Imperio Alemán. La poesía de Char trata sobre la lucha en el corazón y mente del hombre civilizado, el apartamiento de y empuje hacia el tipo de barbarie presenciadas en la Europa de Hitler en el siglo XX y el tipo visto en Niza el 14 de julio. Pero en vez de hacer la vista gorda, como tantos hicieron en la época, Char tomó las armas y lideró una unidad de la Resistencia en los Alpes Franceses, combatiendo bajo el nombre de guerra de Capitán Alexander.

El diario de guerra de Char, “Feullets de Hypnos” (Hojas de Hypnos), registra su época con la Resistencia a través de aforismos, anécdotas y artículos de prosa fragmentaria escritos entre operaciones contra los nazis. Una sola oración del libro resume el esquema de pensamiento estoico y guerrero de Char: “No escribiré un poema de consentimiento.”

Un poema de Char, titulado “Línea de Fe,” sobresale por su esperanza y determinación. Me vino a la mente cuando escuché por primera vez de la locura en Niza—después de los fuegos artificiales, con mi familia y seres amados a salvo, a mi lado. Uno casi puede escuchar su voz, el verdadero héroe poeta, escribiendo en la fogata, junto a sus compañeros combatientes de la Resistencia, soñando con la victoria, y con ella, la paz. La “gracia de las estrellas”, escribe él, “reside en obligarnos a hablar”, en decirnos “no estamos solos.”

Algunas noches después del ataque en Niza, antes de dejar París, cenamos en Le Dôme, un restorán favorito de los franceses y escritores y artistas expatriados de la década de 1920, mencionado por Hemingway en “París Era Una Fiesta.” Nuestro mozo era un caballero en sus sesenta y tantos años, un profesional con gracia y estilo. Cuando estábamos partiendo, él dijo, en su mejor inglés, “Gracias por visitar Francia.” Sus palabras y actitud amables me obligaron a decir, en mi mejor francés: “Vive la France.”

Michael Judge escribe sobre cultura y las artes para el Journal.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México