Teherán sostiene que ha desmantelado un grupo terrorista kurdo con la detención de más de 100 de sus miembros.

ALI FALAHI

El Ministerio de Inteligencia de Irán anunció el jueves en un comunicado que ha desmantelado el “grupo terrorista Tohid y Yihad”, formado en 2008 y compuesto por kurdos suníes iraníes y de inspiración takfirí, como se conoce en Irán a los grupos yihadistas como Estado Islámico o Al Qaeda. 102 de sus miembros han sido detenidos. El poder judicial de la provincia fronteriza de Kurdistán confirmó la ejecución de “algunos miembros” del grupo —entre 21 y 40, según estimaciones de grupos de derechos humanos— en la madrugada del martes.

El comunicado de los servicios secretos iraníes los acusa de perpetrar “operaciones armadas, atracos, atentados terroristas y asesinatos, en especial los de Mohammad Sheikholeslam [representante de Kurdistán en la Asamblea de Expertos] y de Mamusta Borhan Ali [un clérigo suní], así como de disparos contra los civiles en lugares públicos de Sanandaj, la capital de la provincia de Kurdistán”. Las autoridades sostienen que este grupo propugnaba una interpretación integrista del islam y calificaba de “renegados” a otros musulmanes.

El comunicado oficial señala además que la última célula del grupo terrorista fue interceptada el pasado 20 de abril y que desde entonces todos los miembros de la organización han sido juzgados, condenados y, en algunos casos, ejecutados.

Los grupos de derechos humanos condenaron estas ejecuciones y acusaron al sistema judicial iraní de instrumentar un proceso falto de transparencia en el que fueron ignoradas las garantías judiciales de los detenidos.

Conflicto regional

El Centro de los Defensores de Derechos Humanos, fundado por la premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi, sostiene que estas ejecuciones son “la prueba de la falta de justicia”, ya que “a los ejecutados se les negó un juicio justo y pasaron largos periodos en aislamiento, sometidos a tortura. Este tipo de ejecuciones colectivas pretenden crear un ambiente de miedo y de terror”.

En los últimos meses, la violencia terrorista y la represión gubernamental se han recrudecido en la región del Kurdistán iraní, fronteriza con Irak y Turquía —y de mayoría de población kurda—, y también en Sistan y Baluchistán, una provincia iraní cerca de Pakistán, donde se han producido numerosos incidentes que han causado decenas de muertos.

Pese a las protestas de las organizaciones de defensa de derechos humanos, la opinión pública iraní, preocupada por la presencia yihadista en los países vecinos, está convencida de que la actual estabilidad de Irán se debe a la mano dura del sistema contra los grupos integristas. La mayoría de la población ve estas ejecuciones como una reacción de Teherán contra Arabia Saudí, que busca aliados entre la minoría suní de Irán.

Las autoridades de Teherán creen que Riad está financiando e impulsando a grupos armados suníes iraníes con el objetivo de desestabilizar la República Islámica, en el contexto de los constantes enfrentamientos regionales que se registran entre los dos países.

Fuente:elpais.com