ENLACE JUDÍO MÉXICO -El sábado 13 de agosto, la Casa Blanca confirmó que el vicepresidente Joseph Biden visitará Turquía a finales de este mes. Será el primer funcionario importante de un país occidental en viajar a Ankara desde el fallido intento de golpe de estado en julio.
Las relaciones entre Turquía y Washington han sido frías por decir lo menos desde el intento de remover de su cargo al presidente Recep Tayyip Erdogan.
El líder turco y sus partidarios dicen que el golpe fue orquestado por Fethullah Gülen, un religioso turco exiliado en Estados Unidos. Ankara está exigiendo a las autoridades estadounidenses que extraditen a Gülen, y según los informes, Washington está pidiendo a Ankara que aporte pruebas de su participación en el intento golpista.
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Esta no es la primera visita de Biden a Turquía y el vicepresidente ha criticado al régimen de Erdogan en numerosas ocasiones. A principios de este año, Biden condenó el historial negativo de Ankara en cuanto a derechos humanos, y ha atacado previamente a Turquía por sus políticas de limitar la libertad de prensa.
Sin embargo, Biden tiene que ir con cuidado. Turquía sigue siendo miembro de la OTAN y puede fungir como interlocutor regional para Occidente. El país ya ha demostrado que puede jugar al policía bueno/policía malo con respecto a ISIS y no siempre ha sido un socio dispuesto a apegarse a los objetivos militares de EE.UU. en Medio Oriente.
Al mismo tiempo, aunque Erdogan a menudo desempeña un papel pasivo agresivo con Washington, sabe que hay momentos en los que necesita el apoyo de Occidente, incluyendo el de EE.UU. en cuestiones de diplomacia, coordinación militar y ayuda internacional.
Erdogan tiene mucho que explicar a causa de las detenciones y torturas masivas. Mientras Turquía quiere la ayuda de Washington para extraditar a Gülen, Biden, sin duda, es muy consciente de los crímenes diarios de Turquía y debe impulsar el cambio de política inmediata antes de que Erdogan realmente se convierta en el amo y señor de Turquía.
Fuente: The Clarion Project
