La república islámica trabaja en la formación de un “Ejército de Liberación Chií” para combatir también en Irak y Yemen.

MIKEL AYESTARAN

Siria se ha convertido en un gran tablero en el que las grandes potencias mundiales y regionales dirimen sus diferencias. Un conflicto con una dimensión sectaria que vuelve a enfrentar a Irán y Arabia Saudí, los máximos exponentes del islam chií y suní respectivamente, como lo hace también en Irak o Yemen. Rusia respalda al presidente Bashar el-Asad con sus fuerzas regulares, e Irán lo hace a través de las Brigadas Al Quds, el brazo de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria. El papel militar iraní permanece en un segundo plano mediático si se compara con el despliegue de Moscú, pero resulta decisivo en una batalla en la que Teherán recurre por primera vez al «Ejército de Liberación Chií bajo el mando directo de Qassem Soleimani», quien ha dejado de ser el «comandante en la sombra» -sobrenombre más usado en la prensa occidental-, del régimen iraní para convertirse en el mejor argumento de la república islámica en su lucha contra el Estado Islámico (EI).

Así lo reveló el responsable de liderar las operaciones de la Guardia Revolucionaria en Siria, general Mohamed Ali Falaki, al diario ‘Mashregh News’, próximo a los paramilitares ultraconservadores de la república islámica, en una entrevista en la que informó del rol de esta nueva fuerza que «ahora pelea en tres frentes: Irak, Siria y Yemen».

Falaki señaló que esta nueva fuerza no la integran únicamente iraníes y que el objetivo es que esté integrada por población local en cada país y «se le apoyará con asesoramiento y armamento». En el caso sirio, el mando de la Guardia Revolucionaria adelantó que se trata de una operación a largo plazo que va mucho más allá de la actual guerra que sufre el país y con el objetivo final de crear una «milicia chií local fuerte» capaz de atacar al vecino Israel. «El objetivo esencial de la creación de esta primera generación del Ejército de Liberación Chií es acabar con Israel en un periodo de 23 años», concretó Falaki. Algo similar a lo que la propia Guardia Revolucionaria iraní creó en Líbano con Hezbolá a mediados de los ochenta, grupo que se ha convertido en la mayor amenaza para el estado judío y que también está envuelto en la guerra siria en apoyo al Gobierno de Damasco.

Presencia de afganos

A lo largo de la conversación con ‘Mashregh News’, Falaki también se ocupó de los milicianos afganos reclutados por Irán para combatir en Siria. Se trata de jóvenes chiíes de etnia hazara, descendientes de los mongoles, y que «están jugando un papel importante bajo el liderazgo de la Guardia Revolucionaria», aunque lamentó que los afganos son «marginados y rechazados» por la sociedad en la república islámica.

Aunque la oposición armada siria habla de miles de combatientes iraníes desplegados en lugares como Alepo, el responsable de la Guardia Revolucionaria aseguró que su papel se limita al «asesoramiento» y que son los afganos quienes pelean en primera línea.

Fuente:larioja.com