MICHAEL WEISS

Documentos del ISIS descubiertos hace poco hablan, como una mala comedia, sobre malversación, infiltración y lucha interna burocrática.

Lo que parecen ser documentos internos de la administración del llamado Estado Islámico, obtenidos exclusivamente por The Daily Beast, muestran a la organización terrorista bajo tensión por malversación financiera, fraude, presunta infiltración por parte de los espías contra el ISIS, y luchas internas burocráticas.

Estos documentos, capturados originalmente por un grupo rebelde sirio cerca de Damasco, están sellados por “ministerios” oficiales del ISIS. Ellos muestran los salarios en dólares pagados a sus combatientes yihadistas, al menos hace un año, además de otros ingresos asignados para los dependientes de esos combatientes.

La información contenida en los documentos confirma lo que distintos desertores del ISIS han divulgado anteriormente a The Daily Beast acerca del funcionamiento interno de la organización.

También ofrecen más pruebas del monto extraordinario de burocracia (y en cierta forma frustración humana cómica) involucrada cuando los líderes del ISIS tratan de regular todo desde la requisitoria de armas y municiones a la asignación de tiempo de vacaciones.

El archivo entero fue compartido por Maher al-Hamdan, un portavoz de medios para la Brigada Ahmad Abdo. Este grupo rebelde sirio recibe municiones y apoyo financiero del Mando de Operaciones Militares en Amán, Jordania, significando que es respaldado por Estados Unidos y otros países occidentales y árabes como parte de la coalición “Amigos de Siria.”

Según al-Hamdan, todo fue recuperado del cadáver de un comandante militar del ISIS conocido como Abu Ali al-Iraquí, quien resultó muerto el 8 de junio del 2016, en un enfrentamiento entre los insurgentes de Ahmad Abdo y los yihadistas en un área cerca de la frontera sirio-jordana.

“Perdimos un soldado; cuatro fueron heridos”, afirmó al-Hamdan por Skype. “ISIS perdió 19, incluido Abu Ali al-Iraquí.”

Los documentos son principalmente fragmentos de correspondencia entre otros funcionarios del ISIS y son bochornosos para un movimiento mesiánico que proclama está creciendo en fuerza y expandiendo sus dominios a pesar de casi tres años de guerra agotadora y pérdidas en el campo de batalla a lo largo de Irak y Siria.

Una carta sin firma, por ejemplo, fechada “Sha’ban 3, 1437”—o 10 de mayo del 2016, en el calendario occidental—está dirigida al wali, o gobernador, de la provincia Damasco del ISIS. Le informa sobre un fracaso obvio de la contra-inteligencia en la ciudad de Dumayr, a unos 40 kilómetros al nordeste de la capital siria.

Una operación dirigida contra la Brigada Ahmad Abdo, conocido aquí como al-Sahawat (o fuerzas “Despertar”), iba a ser liderada por un emir nombrado, Abu Hudhaifa al-Ghoutani. Pero al-Ghoutani era un doble agente. Es nombrado en la misiva como un murtad, o apóstata, porque “reunió a todos los líderes militares [de ISIS] dentro del área para el pretexto del trabajo militar y de seguridad contra el sahawat, mientras al mismo tiempo estaba coordinando en secreto con el sahawat a fin de asesinar a todos los líderes con artefactos explosivos que estaba colocando en el lugar de reunión.”

“Pero, por la gracia de Ala,” continúa la carta, “la operación no fue completada. En la misma noche él (Abu Hudhaifa) escapó a donde está el sahawat y robó u$s6,500, una cámara, explosivos plásticos, circuitos, una pistola de 8.5mm, 2 rifles (Sarukh- de tipo ruso), 1,500 balas rusas y 7 granadas de mano.”

Abu al-Yaman, “oficial de seguridad general” del ISIS de la provincia de Damasco, tuvo conocimiento de la fisura e interrumpió las finanzas y logística del ISIS para “el resto de los oficiales de seguridad en el área. El resto de los hermanos terminaron el resto del trabajo con cualquier capacidad simple que estuvo disponible para ellos.”

Ellos enviaron dos artefactos explosivos que mataron cada uno a dos miembros del escuadrón de ingeniería Brigada Ahmad Abdo; una mina direccional transportada por moto, que mató a otro rebelde; un segundo artefacto explosivo improvisado instalado en una moto que explotó dentro de los cuarteles de la Brigada, y mató a un rebelde e hirió a dos más. Un yihadista del ISIS también trató de colocar bombas lapa en vehículos rebeldes, sólo para ser atrapado, y los combatientes de Ahmad Abdo detonaron el artefacto sin pérdidas.

Esta falla en la contra-inteligencia del ISIS es digna de destacar dado que el intercambio anteriormente parecía ser el mayor activo de la organización en el campo de batalla; células dormidas y redes de espías, construidos junto a las líneas de lo que una vez construyeron la KGB soviética o la Stasi alemana oriental, fueron cruciales para la ofensiva que libró el ISIS para capturar una porción tan grande de territorio en tan poco tiempo, entre el 2013 y el 2014.

Aymenn Jawad al-Tamimi, un investigador de Siria que recopila y analiza en forma forense documentos filtrados del ISIS, dijo que estos textos no sólo son auténticos sino que también “dan información importante sobre las ‘operaciones de seguridad’ del ISIS al debilitar a facciones rivales en el sur y revelan gran parte de problemas internos en las filas.”

Consideren cómo termina la carta sin firma: “Nota: los hermanos de seguridad tienen quejas con respecto a los salarios durante su trabajo en el área.”

Otro documento confiscado en el tramo de Ahmad Abdo revela precisamente que tipo de remuneración estaban acostumbrados a recibir los “hermanos”, para el verano pasado cuando la economía del califato era más optimista que ahora.

El 25 de agosto del 2015, una tabla de salarios para el salario de un “muyahid” (guerrero santo) es producida con campos relevantes llenos. Este yihadista en particular se llama Abu Muslim al-Muhajir y pertenece al Batallón Fath Qaryatain del ISIS, en la provincia Damasco. Su salario está registrado como u$s50 mensuales, y recibe otros u$s50 como subsidio por su esposa. Esta parece la medida de los dependientes de al-Muhajir, pero los campos dejados vacíos muestran que el “estado de bienestar islámico” del ISIS, como lo dijo un desertor al The Daily Beast, también abarca a los padres y sabaya—o sea, esclavos sexuales—tanto como a sus hijos, si tienen alguno. Los “bonos de los soldados”, “recompensa de Eid”, “caja chica del combatiente” y “otros gastos de caja chica” son también claramente formas justificables de desembolso para el muyahid promedio.

Un combatiente en Damasco, nombrado similarmente Abu Sulaiman al-Muhajir, busca vacaciones de una semana del ISIS para pasarla en las provincias orientales de Deir Ezzor y Raqqa. Se le concedió permiso, aunque el formulario tiene cuidado en observar: “Todos los hermanos deben ser precisos acerca de fechas, de lo contrario, serán interrogados de acuerdo con la ley de sharia.”

Otra carta, está dirigida a Diwal al-Jund del ISIS, o su Departamento de Soldados, por Abu Hamza al-Kurdi, el administrador general del Comité de Guerra (separado), busca el pago de salarios para Abu Talha al-Iraqi por tres meses. Él trabaja en el Comité de Guerra junto con Abu Mu’adh, quien es también vice emir del Departamento de Soldados, y está registrado como teniendo una esposa y cinco hijos, y siendo el benefactor tanto de su madre como de su hermana.

El Departamento de Soldados también maneja órdenes materiales y solicitudes de personal.

Alguien llamado Abu Muadh, quien puede ser el vice emir anteriormente mencionado del Diwan al-Jund, solicita a sus superiores un camión pickup 4×4 (para uso por parte del “equipo de explosivos”), 500 artefactos explosivos improvisados, un sistema de GPS para “determinar los lugares para plantar los artefactos explosivos”, un vehículo blindado cargado de explosivos, una sirena de misiles anti-tanque Konkur, dos tiradores de “misiles B9” (probablemente el término en el argot para las armas sin retroceso rusas SPG-9), ametralladoras anti-aéreas, una cámara de vigilancia, y un camión normal y uno pequeño, más una excavadora para construir fortificaciones. Todo, dice la orden de pedido, va a ser utilizado para “fortalecer la línea de defensa en la provincia Hama.”

Por último, vemos pruebas que no todo está bien en el reino de la jurisprudencia takfiri. Feudos de la aplicación de la ley del ISIS que se superponen o entrecruzan parecen haber llevado a errores de comunicaciones frecuentes y molestos y quejas concomitantes entre la administración pública, equivaliendo a un tipo de parodia yihadista no buscada de “Si, Ministro.”

El Dr. Abu Sham, empleado de un juez, se ve obligado a escribir a Abu al-Abbas al-Jazrawi, el vice emir del Departamento de Justicia del ISIS, para explicar el motivo por el cual hay tantos prisioneros en una cárcel manejada por el ISIS en la provincia Damasco.

“Bueno, la tres cuarta parte de estos prisioneros fueron detenidos apenas por algunas horas”, dice el Dr. Sham, en forma un poco defensiva. “El mes pasado, [nadie] fue detenido por un período de una semana excepto las últimas 3 personas mencionadas al final de la lista. Para el momento de escribir esta carta a usted, no hay nadie en la prisión.”

Como con muchos administradores de las sobrecargadas agencias estatales, el Dr. Sham parece ser la víctima abusada de una supervisión clerical: “El principal problema acerca del documento que fue enviado desde el Diwan [departamento] es que no mencionaba las fechas de inicio. A partir de la próxima vez agregaremos las fechas de inicio para que no se repita nuevamente esta confusión.”

Fuente: The Daily Beast
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México