DANIEL TERRASA

Verdades y mentiras sobre el partido que ha revolucionado el panorama político alemán.

La irrupción en Alemania de una nueva formación llamada Alternative für Deutschland (AfD), que dio la campanada en las pasadas elecciones en la capital del país, está agitando el panorama político alemán.

Los resultados del pasado 18 de septiembre en Berlín (14,2 % de los votos) son sólo la confirmación de un ascenso que de momento parece imparable. Ahora, el resquemor inicial que despertaba un partido abiertamente euroescéptico y nacionalista se ha transformado en un grave motivo de preocupación para muchos alemanes, y curiosamente en la esperanza de muchos otros.

Lo que está claro es que ya no se puede seguir ignorando su existencia, ni mucho menos tomársela a broma. También es el momento de aclarar algunas ideas sobre esta formación a la que se le ha tachado en algunos medios como “el nuevo partido nazi”. Una afirmación bastante desacertada, por cierto.

En contra de la Unión Europea y la inmigración

Cuando una veintena de profesores universitarios y políticos procedentes de diversas formaciones de izquierda y derecha se unieron para fundar en 2013 Alternative für Deutschland, definieron a su nuevo partido como “eurocrítico”, no euroescéptico ni antieuropeo, como se dijo después. En todo caso, su propuesta estrella era nada menos que la disolución de la zona euro, lo cual dejaba pocas dudas sobre sus intenciones.

Pero no fue hasta 2015, tras estallar la crisis de los refugiados en Europa, cuando el discurso de AfD tomó un cariz claramente xenófobo. Los atentados islamistas en suelo alemán de este año han catapultado sus expectativas de voto entre una ciudadanía alarmada y desorientada.

Actualmente, Alternative für Deutschland cuenta con 7 escaños en el Parlamento Europeo y representación en 9 de los 16 parlamentos regionales de Alemania. Su mejor resultado hasta el momento, un 24,3% de los sufragios en el Land de Sajonia-Anhalt. Y todo esto en sólo tres años de existencia. Sin duda, sus rivales políticos tienen motivos para estar preocupados, al igual que los defensores del proyecto europeo en el que Alemania tanto ha trabajado.

¿Populistas, nacionalistas, extrema derecha?

A pesar de la lógica preocupación de la opinión pública ante el ascenso de un partido que aspira a romper las reglas del juego en Alemania y en Europa, es absurdo comparar el ideario de AfD con el del antiguo NSDAP de los años 30, igual que es un error identificar a este partido como “los nuevos nazis”, como tan alegremente se ha hecho en algunos medios de prensa del continente. Basta con leer algunos libros de historia para hallar grandes diferencias.

Sería más correcto etiquetar al partido liderado por Frauke Petry como nacionalista, populista e incluso de extrema derecha. Si analizamos fríamente las propuestas de AfD vemos que se acercan más a las del Front National francés, aunque voces destacadas como las del líder del SPD, Sigmar Gabriel, insisten en la comparación: “todo lo que dicen ya lo oí yo en boca de mi padre, que fue nazi hasta el último suspiro”.

Fuente:es.blastingnews.com