“Para mí era un hombre joven que utilizaba sus habilidades creativas para hacernos comer. Solíamos cortar sándwiches en triángulos y rombos,” recuerda su hija Tzvia.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Si dependiese de Shimon Peres, el fallecido ex presidente de 93 años, escribiría en su lápida: “Murió antes de su tiempo.”

“En realidad, querido padre, eso es lo que siento – que nos dejaste antes de tiempo. Tenías mucho más por hacer,” expresó Yoni, uno de los hijos del incansable líder, quien solía decir que su mejor día era el mañana.

En el funeral, Yoni y sus dos hermanos tomaron un momento para recordar a su padre como el hombre de familia y estadista a quien admiraban.

“Mi padre se consideraba tímido, pese a que siempre fue el centro de atención”, dijo Yoni.

“Debo haber heredado ese rasgo de él. Tuvimos una profunda y especia relación. A pesar de sus muchas ausencias, siempre tuvo un amoroso interés en nosotros, incluso a grandes distancias. Él me ayudó en los tiempos difíciles, y traté de estar a su lado en sus tiempos difíciles también, pese a que tenía enormes reservas de fuerza interior.

“Mi padre era muy sensible y bondadoso con todos. No se regía por su ego, apoyaba, trataba a todos como iguales, siempre estaba atento e interesado.”

Su hija Tzvia Valdan dijo: “Hoy, me despido de dos personas, del Peres del Estado, del pueblo, el ciudadano del mundo. Otros hablarán de ese Peres. Yo compartiré algunos momentos privados.

“Me despido del hombre a quien mi madre llamaba Buzhik, y al que llamé padre, abuelo y bisabuelo.”

Tzvia recuerda cómo siempre bendecía sobre el vino en Shabat.

Sostenía el cuadernillo con las canciones de Shabat impresas en letras diminutas, tratando de distinguir las palabras de las canciones a través de sus gruesos lentes, sin saltarse una palabra, cantando a todo pulmón.

“Para mí era un hombre joven que utilizaba sus habilidades creativas para hacernos comer. Solía cortar sándwiches en triángulos y rombos. Prueba esto, nos decía, es un sándwich de Birmania. Mi padre utilizaba todos los trucos para hacernos abrir la boca, comer y crecer.

“Recuerdo cuando en la mesa de un restaurante francés susurró en mi oído: esto es delicioso, pero nada se compara con la ensalada de tu madre. Para él, los pepinos y los jitomates de Israel eran las mejores delicias,” dijo Tzvia.

A lo largo de su vida, dijo, su padre era un hombre enamorado, no sólo de su esposa Sonia y de su familia, sino del pueblo de Israel y de la promesa del futuro.

“Padre, tú fuiste un amante de la vida, que surgió como un león al amanecer para cumplir su misión. Durante mucho tiempo, intentaba alcanzarte. Ahora, te has ganado un merecido descanso.”

Hemi relató cómo antes de abandonar el pueblo de Vishnev, Polonia, hoy parte de Bielorrusia, su padre prometió a su abuelo que permanecería fiel al judaísmo.

“Cumpliste la promesa que le hiciste a tu querido abuelo antes de partir rumbo a la Tierra de Israel. Nunca olvidaste lo que significa ser judío. Y te prometo que yo tampoco lo haré.”

Hemi recordó el profundo amor que su padre sentía por su madre, Sonia.

“Tus palabras de despedida cuando ella nos dejó quedaron grabadas en nuestros corazones: ‘Me enamoré de ti desde el primer día en que nos conocimos, te amaré hasta mi último día en la tierra.’ Su amor fue el primer y mayor regalo que nos dieron, tanto a mi, como a mi esposa Gila y nuestros tres hijos. He llevado ese amor desde el día en que nací, como lo harán mi esposa e hijos, para siempre,” dijo Hemi.

Chemi añadió que tiene presente el impacto de su padre como hombre de Estado y su misión por la paz y un futuro mejor para Israel.

“Te recordaremos como alguien cuya grandeza se deriva de una profunda pasión por servir a una gran causa, y no de un deseo de poder. Has dejado atrás un legado monumental y duradero. Nunca olvidaré lo que he aprendido de ti. A medida que crecía, me sentía más unido a tí, y mientras más me acercaba, veía tu grandeza con mayor esplendor. Fuiste un gigante.”

“Siempre elegiste las posibilidades que vienen de la imaginación, en lugar de aferrarte a los recuerdos del pasado. El legado que nos dejas es el mundo del mañana.

“Te dije que te amaba. Pero nunca sabía cuánto. Sólo el dolor de la pérdida y la pena de la separación que nos envuelve a todos aquí me ha ayudado a comprender.”

“Adiós, maestro y mentor. Adiós, querido padre y abuelo. Recorreremos el camino de luz que nos has dejado.”

Fuente: The Jerusalem Post / Tovah Lazaroff

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