KRYSSIA ORTEGA

Con 12 años de experiencia transformando ideas en aplicaciones de negocio, Laura Altshuler, directora y experta en innovación de DUO IDB, asegura que el fracaso sigue siendo un gran enemigo de las ideas nuevas.

Altshuler estuvo de visita en el país, donde impartió varias charlas para compartir la experiencia del modelo innovador israelí.

“Es importante que hayan más espacios de networking porque se observa mucha desarticulación. No hay que tener miedo a generar ideas y compartirlas porque aquí hay ideas y hay talento”, señaló Altshuler.

Agregó que lo más importante para los emprendedores es tener actitud, seguir intentando hasta conseguir la cita que se busca y dejar de temerle al fracaso. “Sin éste mucha gente no habría alcanzado el éxito”, recalcó.

Las universidades tienen también un papel protagónico. Por ejemplo, pueden desarrollar proyectos.

Sin embargo, advirtió que hace falta medir impacto y dar seguimiento a los distintos proyectos.

“Lo que puede determinar el éxito de un emprendimiento está en la forma en que se cree valor”, insistió Altshuler.

Con un doctorado en biología molecular y máster en desarrollo de negocios, Altshuler se desempeñó como científica del Instituto Weizmann. Se especializó en transferencia tecnológica y brindó asesorías en cómo materializar y aplicar proyectos científicos y tecnológicos a diversas industrias.

Actualmente es conferencista y dirige talleres de interacción en innovación en diversos centros de emprendimiento, universidades y pymes en Israel, Europa y América Latina.

El modelo

Con una start up por cada 1,844 habitantes, Israel tiene la mayor concentración de innovación e iniciativa empresarial del mundo.

También cuenta con la mayor inversión de capital riesgo del mundo: 2.000 millones de euros para una población de 7,1 millones de habitantes.

La innovación allí es un proceso social grupal, donde cada uno aporta conocimientos en distintas disciplinas. Entre más heterogéneo es el grupo, mejores son los resultados.

“Esta es una nación heterogénea que reúne a 70 nacionalidades y la base de la innovación es contar con distintas razas, colores y sexos”, aseguró.

Explicó que el detonante de todo eso fueron las necesidades de desarrollo. Por ejemplo, por la gran escasez de agua, se desarrolló un sistema de goteo.

En la década de los años 90, tuvieron una gran masa de científicos e ingenieros a los que se les dificultaba obtener un trabajo. Para contener todo ese talento se creó un programa donde se asesoraba desde los primeros pasos para crear una empresa, cómo conseguir financiamiento y se les brindó capacitación.

“De ahí surgen todas esas start ups”, dijo Altshuler. “Fue también cuando observamos una disminución del fracaso, porque fue asumido como parte de la innovación”.

Otro factor que distingue a este modelo es que las fuerzas de defensa de Israel capacitan a gente talentosa para distintas áreas, los ayudan a aprender de liderazgo, manejo de personal, etc.

Los jóvenes, luego de su paso por el ejército, ya cuentan con experiencia en temas de liderazgo o pueden aplicar sus conocimientos a otras disciplinas como la medicina.

“La perseverancia es una característica fundamental del emprendedor. La innovación es un proceso social donde hay oportunidades. Sus avances se dan a través de la actitud. Me caigo y me levanto, si tengo que conseguir la cita lo intento hasta lograrlo”, enfatizó Altshuler.

Otra de las características de este modelo es la internacionalización. Los proyectos no se piensan estrictamente para el mercado local, sino para el internacional.

Fuente:elfinancierocr.com