Con motivo de la inauguración de la exposición La inmigración de judíos ruso parlantes a Alemania en México, el fotógrafo alemán cuyo lente capturó estas imágenes, Michael Kerstgens, de visita en el país, concedió una entrevista exclusiva a Enlace Judío donde nos habla sobre su historia de dos décadas retratando a la comunidad judía de Rusia, y su propia historia personal de reconciliación con su país, Alemania, tras el Holocausto.

MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO –A partir de la caída de la Cortina de Hierro (1989-1990), aproximadamente un cuarto de millón de inmigrantes judeorusos arribó a Alemania. Actualmente, la comunidad judía de Alemania está integrada por cerca de 110,000 personas, de las cuales alrededor de 90,000 poseen raíces lingüísticas rusas. En 1992, el fotógrafo Michael Kerstgens inició su extensa documentación fotográfica sobre la vida de los judíos en Alemania. Con el paso del tiempo, la inmigración de judíos de la ex URSS se convertiría en el tema central de su obra. La serie dedicada a esta inmigración forma parte de una colección del Museo Judío de Berlín y está integrada por 162 imágenes en blanco y negro, de las cuales esta muestra incluye cerca de 40 reproducciones de las fotografías originales.

Michael habla sobre su motivación para retratar a esta comunidad singular. “De lo que se trata es de retratar a la parte humana de la comunidad. Mi fotografía es sobre seres humanos, gente que está en una situación de parteaguas, que tiene un entendimiento esencial sobre su historia de vida. Mi primer interés es en el ser humano, la vida diaria. El tema judío es algo que me vino desde el nacimiento, soy alemán, crecí a la sombra de la shoah. Cuando era joven y me entere de lo que sucedió hace 50 años, me senti avergonzado de hablar mi idioma, en mis primeros viajes me avergonzaba ser alemán”.

Un momento muy importante ocurrió en los 70s, cuenta: “Una cosa muy importante para mí fue una serie de televisión que se llamaba Holocausto, era una serie estadounidense que se transmitió en la televisión alemana. El público alemán no podía aceptar la responsabilidad, y no me refiero a la responsabilidad personal, hubo muchos responsables, como los guardias; pero yo hablo de responsabilidad social, la gente sentía que habia una presión, y todo mundo dijo: ‘No sabíamos’, pero esto es una mentira, sí sabian, porque desaparecía tu vecino, el amigo de la escuela, ¿como puede haber alguien en Alemania que dijera, ‘yo no no supe’, cuando la gente era obligada a usar las estrellas amarillas? Eso es una mentira”.

Mi padre, que salió de Alemania muy poco después de la Segunda Guerra Mundial, me contaba que hubo una manifestación en Wales, a donde llegó, la comunidad no queria alemanes ahí; mi papá actuaba muy británico y siempre tuve la impresión de que esto era para ocultar su origen alemán.

En la escuela aprendí sobre el Holocausto, sobre los nazis y Hitler, pero no aprendí nada sobre judaísmo, sobre la religión, y para esta exposición, me interesaba saber cómo era la vida diaria de los judíos. Mi interés era ver cómo viven los judíos, pero no en el contexto del Holocausto, sino de la vida diaria.

Si ves, por ejemplo, el asunto de la seguridad, te das cuenta del antisemitismo, y las razones por las que hay siempre guardias en las sinagogas, y por qué no se permite que se estacionen frente a ellas. Esto es algo que ves todos los días en los edificios de la comunidad judía.

Mi objetivo también era retratar un poco la parte de la celebración, no sólo lo religioso, sino Jánuca, las fiestas, los bailes.

Hubo un cambio importante después de las migraciones de judíos de la ex-URSS, que veían una oportunidad nueva en Alemania, y muchas comunidades judías en Alemania lograron sobrevivir gracias a estas migraciones. Muchos de ellos nunca habían escuchado la palabra “kosher” y no sabían nada del judaísmo, muchos se habían cambiado el nombre para asimilarse y evitar problemas. En los pasaportes, por ejemplo, decía que eran judíos, así que muchos mentían y se ocultabanpara evitar represalias.

Creo que los judíos son gente de mente muy abierta, como en todo hay gente buena y gente mala. Como fotógrafo, la única forma de acercarte tanto a la gente es llevarles tu propia historia, volverte parte de ellos, de lo que documentas. Es como contar una historia, cada foto tiene que tener su contexto, y su historia, y al reunirlas, reúnes una serie de historias. Lo que más me gusta de los judíos definitivamente es el humor. ¡Cuentan los mejores chistes que he oído en mi vida! Y también la importancia que le dan a la educación y el enfoque, que es distinto a la disciplina alemana, en las sinagogas todo mundo habla, los niños brincan, todo mundo grita. Mi experiencia con el judaísmo es que es de mucho liberalismo.

Para mi generación y generaciones más jóvenes, la perspectiva del judaismo es que hay algo más que el Holocausto, que por supuesto no se debe olvidar nunca, pero también hay una comunicación más amplia con otras partes de la experiencia judía.

No creo que el nazismo esté volviendo a Alemania, creo que tenemos muchos problemas, con la derecha y con la izquierda y con gente que quiere evadir su responsabilidad, y le quiere echar la culpa a los musulmanes, a los judíos, a quien sea, que no quiere aceptar la responsabilidad sobre su vida propia.