SERGIO SARMIENTO

“Nunca actúes en contra de tu conciencia”.

Albert Einstein

La Secretaría de Relaciones Exteriores destituyó el 17 de octubre a Andrés Roemer como representante de México ante la UNESCO con un inusual comunicado que lo criticaba de manera personal. Roemer, sin embargo, consiguió lo más importante: modificar un cuestionable voto de México.

El comunicado no está ya en la página de la SRE, pero decía que el embajador fue destituido por “no haber informado diligentemente y con acuciosidad del contexto en que ocurrió el proceso de votación”, así como “por informar a otros gobiernos distintos al de México del sentido de su voto y por hacer públicos documentos y correspondencia oficiales sujetos al sigilo al que le obliga la ley”.

El comunicado estaba destinado a lastimar y supongo que lo logró. El presidente del Senado, Pablo Escudero, declaró que el caso “obligará a hacer una reflexión y una revisión más a detalle [de los embajadores], tanto de los que nos envían como de los que aprobamos”. Los cuestionamientos a Roemer (a quien conozco y admiro) han sido personales, aunque poca gente sabe realmente qué ocurrió.

Un grupo de países árabes presentó, como todos los años, un proyecto de resolución llamado “Palestina ocupada” que “lamenta el rechazo de Israel a aplicar las decisiones previas de la UNESCO sobre Jerusalén”, “deplora profundamente que Israel, la potencia ocupante, no haya cesado sus persistentes excavaciones y trabajos en Jerusalén oriental, especialmente en la Ciudad Vieja, y reitera la petición a Israel, la potencia ocupante, de prohibir todos esos trabajos…” (https://unesdoc.unesco.org/images/0024/002462/246215e.pdf). Si bien señala la importancia de la Ciudad Vieja y sus Muros para “las tres religiones monoteístas”, solamente utiliza las designaciones islámicas: al-Haram al-Sharif (el Noble Santuario) y la mezquita de al-Aqsa. No menciona ni el templo de Salomón ni el muro de los Lamentos. Hamas, el grupo fundamentalista islámico, considera que la resolución destruye “la narrativa judía con respecto a Al-Aqsa”, esto es, la relación histórica entre el judaísmo y el monte del Templo.

La resolución fue aprobada por mayoría, con voto en contra de Israel, Estados Unidos y otros países. México votó a favor como todos los años, pero Roemer, judío no practicante, se ausentó de la sala por lo que el voto mexicano fue presentado por un subalterno. El embajador de Israel afirmó que se había sentido conmovido por el gesto de Roemer de no votar contra su conciencia.

Ante las críticas de la comunidad judía, la Cancillería decidió cambiar la aprobación a abstención, pero culpó a Roemer del voto original. El periódico Reforma ha señalado que la SRE acepta que dio la instrucción a Roemer, pero cita a fuentes sin nombre para afirmar que éste no respondió a los mensajes que se le enviaron. Creo más bien que la SRE sabía lo que estaba en juego, pero decidió mantener el voto de siempre. Que yo sepa, Roemer no ha hecho declaraciones sobre el tema. Yo no he hablado con él.

Roemer pagó el costo de trabajar en la burocracia mexicana. Obedeció la instrucción de aprobar, como era su obligación porque no se representaba a sí mismo sino al gobierno mexicano, pero se retiró de la sala en una expresión de desacuerdo personal. Es una forma ética de actuar. El voto era absurdo hoy como lo ha sido siempre. Es un simple ataque a Israel. Lo bueno es que la controversia ha servido para cambiar la posición mexicana.

Me parece lamentable que la Cancillería trate de culpar a Roemer, pero es positivo que la destitución le permita dedicarse nuevamente a Ciudad de las Ideas.

@SergioSarmiento

Fuente:reforma.com