MAURO GENTINETTI

Su abuelo fue perseguido por las fuerzas nazis en los bosques de Polonia. Recibió el reconocimiento de Israel como sobreviviente de la Shoá. Pero decidió ir a Argentina para seguir los pasos de su familia. Hoy su nieta vive en Sunchales y reivindica el valor de la memoria.

Las historias de inmigrantes que dejaron todo para venirse a estas tierras, son por estos lares bastante frecuentes. Pero esta es especial. No sólo por tratarse de un persona que luchó en la guerra, sino porque se trata de un judío polaco, que fue perseguido por las fuerzas nazis y fue uno de los sobrevivientes que tuvo el Holocausto.

Srolke Israel Kot Gorodecki nació en Polonia en 1916 y falleció en Argentina en 2005. Vivió hasta los 31 años en Bialystock, una ciudad ubicada al noroeste del país. En 1947, después de la segunda guerra mundial, se instaló en la Capital Federal. Allí se casó y formó una familia, de la cual proviene su nieta Laura: la voz que mantiene viva su memoria.

Laura Kisielewsky nació en Buenos Aires. Estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires y a mediados de este año se mudó a Sunchales, donde atiende su consultorio. Su pareja es Pablo Pinotti, actual coordinador del Nodo Rafaela.

El pasado jueves, encabezó una charla sobre el Holocausto. Es la primera vez que se presenta en una actividad de esta envergadura. El evento contó con la participación de unas 400 personas en el Centro Educativo Tecnológico (CET) de Atilra, donde se proyectó el documental “Monumento”, que narra la historia de la construcción de un momento en homenaje a las víctimas de la Shoá, en los bosques de Palermo. Una película que también se acaba de proyectar este viernes y sábado en el Cine Belgrano de Rafaela.

“Desde hace unos años, honrar la memoria de mi abuelo se ha convertido en algo importante para mí. Me gusta transmitir todo lo que esté vinculado a la problemática del judaísmo, mis raíces y lo que me dejó el contacto con él”, expresó Kisielewsky.

A Kot Gorodecki, le tocó participar de la resistencia polaca a las fuerzas comandados por Adolf Hitler. No estuvo detenido, ni tuvo que sufrir las atrocidades de un campo de concentración. Pero tuvo que refugiarse en los bosques y conoció lo que es la lucha armada para poder sobrevivir.
“Pasó un montón de situaciones difíciles, de las que muchos no pudieron contar nada. Mi abuelo no sólo pudo sobrevivir, sino que también pudo contar todo lo sucedido en un libro”, agregó su nieta.

-¿Tu abuelo te contó lo que tuvo que vivir? ¿O lo conociste a través del libro?

-La conocí primero de manera oral. Y después con el libro, pero que lo leí mucho después, a los 15 años. Después lo volví a leer a los 26, 27 años. Y es muy fuerte, porque cuenta todos los testimonios sobre sus padecimientos y todo lo que tuvo que pasar. Y también cómo se recuperó.

¿Qué recuerdo tenía del pueblo alemán? ¿Qué cosas decía?

-En su libro él cuenta todo lo que vivió. Inclusive algunos enfrentamientos. En la resistencia tuvo que luchar contra algunos nazis. Y matar. Por eso de ese tema no hablaba demasiado, porque evidentemente le dolía.

-Tuviste un vínculo muy estrecho con tu abuelo.

-Era casi una complicidad que teníamos. Cuando él falleció, para mí fue una pérdida muy grande. Y como parte del duelo, empecé a buscarlo en diferentes lugares, como son los círculos del judaísmo, que me llevaron a lugares muy lindos. Todo esto me dio mucha satisfacción y gratificación. Y me ha ayudado a poder entender quién soy.

¿Cómo era tu abuelo?

-Mi abuelo era una persona muy vital. Muy segura de sí misma. Y con mucho amor para dar. Nos inculcó muchos valores familiares. De él surgió el hecho de transmitir todo el legado cultural del judaísmo. Primero a mi mamá, y después a sus nietos.

-¿Tu papá también pertenece a la comunidad judía?

-Sí.

-Tu abuelo, tu mamá, tu papá, ¿sufrieron alguna vez algún tipo de discriminación?

-Sí. Yo misma por mi apellido. Me parece que todos tenemos muchos prejuicios. Nadie está exento hacia todo tipo de diferencia. Pero sí, todos en mi familia hemos sentido algún tipo de discriminación alguna vez.

-¿Tu abuelo tenía un oficio, una profesión?

-Él era escritor en Polonia. Pero lo agarró la guerra cuando era muy joven. Después en Argentina tuvo varios trabajos, pero se dedicaba a escribir. En un momento escribió para un diario.

-¿Qué cosas le gustaba hacer además de escribir?

-Le gustaba bailar. Mucho. Iba a los bares … y tenía mucho sentido del humor. Era una persona muy agradable para estar en compañía.

-¿Qué es lo que más recuerdas de lo que te haya contado tu abuelo?

-Mi abuelo murió a los 90 años. Pasó sus últimos tres años de su vida en un geriátrico, después de que entraran a robar a su casa. Y una vez que lo fui a visitar me comentó que, antes de venir a la Argentina, había pasado por Israel. Que allí, después de la guerra, le habían ofrecido quedarse. Que iba a tener trabajo y un buen sueldo, por el solo hecho de haber sido un sobreviviente. Mi abuelo dijo que no, que se iba con su hermano, que ya estaba en Argentina. Y a mí eso me llegó. Él se podría haber quedado en Israel, viviendo muy bien. Pero prefirió a su familia.

-¿Por qué es bueno recordar?

-Es bueno recordar para que no se vuelva a repetir. Y seguir construyendo memoria.

-Aquí en Rafaela, como en muchos lugares, todavía estamos atravesando nuestros propios procesos de memoria.

-Es inevitable pensar en este tema. Pero sólo hablando de la dictadura militar o de las tragedias actuales que tenemos, nos fortalecerá como sociedad.
Las historias de inmigrantes que dejaron todo para venirse a estas tierras, son por estos lares bastante frecuentes. Pero esta es especial. No sólo por tratarse de un persona que luchó en la guerra, sino porque se trata de un judío polaco, que fue perseguido por las fuerzas nazis y fue uno de los sobrevivientes que tuvo el Holocausto.

Srolke Israel Kot Gorodecki nació en Polonia en 1916 y falleció en Argentina 2005. Vivió hasta los 31 años en Bialystock, una ciudad ubicada al noroeste del país. En 1947, después de la segunda guerra mundial, se instaló en la Capital Federal. Allí se casó y formó una familia, de la cual proviene su nieta Laura: la voz que mantiene viva su memoria.

Laura Kisielewsky nació en Buenos Aires. Estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires y a mediados de este año se mudó a Sunchales, donde atiende su consultorio. Su pareja es Pablo Pinotti, actual coordinador del Nodo Rafaela.

El pasado jueves, encabezó una charla sobre el Holocausto. Es la primera vez que se presenta en una actividad de esta envergadura. El evento contó con la participación de unas 400 personas en el Centro Educativo Tecnológico (CET) de Atilra, donde se proyectó el documental “Monumento”, que narra la historia de la construcción de un momento en homenaje a las víctimas del Shoá, en los bosques de Palermo. Una película que también se acaba de proyectar este viernes y sábado en el Cine Belgrano de Rafaela.

“Desde hace unos años, honrar la memoria de mi abuelo se ha convertido en algo importante para mí. Me gusta transmitir todo lo que esté vinculado a la problemática del judaísmo, mis raíces y lo que me dejó el contacto con él”, expresó Kisielewsky.

A Kot Gorodecki, le tocó participar de la resistencia polaca a las fuerzas comandados por Adolf Hitler. No estuvo detenido, ni tuvo que sufrir las atrocidades de un campo de concentración. Pero tuvo que refugiarse en los bosques y conoció lo que es la lucha armada para poder sobrevivir.
“Pasó un montón de situaciones difíciles, de las que muchos no pudieron contar nada. Mi abuelo no sólo pudo sobrevivir, sino que también pudo contar todo lo sucedido en un libro”, agregó su nieta.

Fuente:diariolaopinion.com.ar