JULIO SÁNCHEZ ONOFRE

México en un mercado atractivo para uno de los sectores más boyantes de Israel, el de las tecnologías para la seguridad nacional, ciberseguridad e inteligencia, aseguró el Embajador del país en Israel, Benito Andión.

Las advertencias llegan de varios frentes. Los empresarios de Canadá y de Estados Unidos, los despachos de análisis y los centros de estudios económicos consideran que el clima de violencia e inseguridad que se vive en México, la presencia de los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado, generan incertidumbre para la atracción de inversiones. Y el panorama es más desalentador con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero este escenario ha convertido a México en un mercado atractivo para uno de los sectores más boyantes de Israel, el de las tecnologías para la seguridad nacional, ciberseguridad e inteligencia, aseguró el Embajador de México en Israel, Benito Andión, quien recibió a El Economista en sus oficinas ubicadas en Tel Aviv.

De acuerdo con cifras del gobierno israelí, las empresas del sector de seguridad nacional exportan al mundo unos 7,500 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los 10 países más vendedores de equipo y productos de seguridad en el mundo. Sólo de ciberseguridad, Israel exporta más de 3,500 millones de dólares, ostentando el 5% del mercado global.

Seguir el rastro de las importaciones desde Israel en seguridad, desde equipamiento, drones, hasta tecnologías de intervención de comunicaciones y espionaje, resulta prácticamente imposible, al menos para la Embajada, debido a la secrecía de las operaciones. Aún así, el diplomático nota un interés creciente en este sector e incluso tiene conocimiento que desde autoridades municipales como el alcalde de Huixquilucan, Estado de México, hasta instancias federales de seguridad como la Procuraduría General de la República (PGR), han tenido acercamiento con firmas israelíes de este sector.

La relación comercial entre ambos países llegó a los 842 millones de dólares en el 2015, lo que representó un crecimiento de 6.7%. De este monto, 147.1 millones fueron exportaciones de México a Israel mientras que las importaciones sumaron 694.9 millones.

Lo cierto es que las tecnologías para la seguridad se han convertido en un sector estratégico de Israel en México, junto con el farmacéutico, el de las energías limpias y el tratamiento de aguas. En el 2016, México atrajo inversiones por 2,015.2 millones de dólares de Israel durante el periodo de enero a septiembre, luego de que Teva Pharmaceuticals concretara la compra de la mexicana Rimsa. De esta forma, Israel se posicionó como el tercer socio más importante de México sólo por debajo de Estados Unidos y España.

— ¿Las cuestiones de seguridad, el narcotráfico, y de corrupción estatal pueden llegar a desincentivar el atractivo que pueda haber por México?

— En cierta medida puede ser pero fíjate qué paradoja, para el caso de Israel es un mejor mercado hoy en día. En materia de combate al narcotráfico necesitamos usar su tecnología. Si no hubiera esos líos, ellos no venden y entre peor se ponga, más venden porque el narcotráfico sólo se puede combatir con inteligencia. Ellos (los cárteles) no tienen reglas y nosotros estamos sujetos a reglas, y cuando la batalla es así de dispareja, es imposible ganarla. Lo que hay que hacer es usar la inteligencia y ahí es donde entra la tecnología y la capacitación, porque tienes que tratar a los malosos del narcotráfico como terroristas porque, en realidad, son terroristas: Ellos para desarrollar sus actividades tienen que generar terror con la población y no se metan con ellos.

Para otro tipo de inversiones, la gente sí se podría asustar de cómo están las cosas en corrupción y too, pero esto al contrario, genera oportunidades.

—Hay el caso de una empresa israelí, NSO Group, que sus soluciones fueron utilizadas para espiar activistas en Emiratos Árabes Unidos, y también en México, para la persecución de un periodista. ¿Esto no genera conflictos en la relación? ¿Cómo lo afrontan?

—Nosotros no lo podemos afrontar porque no sabemos quién lo compra. Por ejemplo, un municipio que está reestructurando su policía, necesita chalecos, furnituras, un gas especial, unas botas, lo que tú quieras. Y aparte nos gustaría que su policía nos diera cursos sobre control de manifestaciones, vigilancia de vecindarios, en fin. Pues el municipio lo contrata directamente, los adiestran y nosotros ni enterados porque no tenemos una reglamentación que obligue a los municipios porque son libres y soberanos.

Vino hace poco el presidente municipal de Huixquilucan, que es donde está la mayor concentración urbana de judíos mexicanos. Ese municipio hace años tenía un hermanamiento con la ciudad del sur que se llama Schkol. Vino el alcalde y entre otras cosas supimos que visitó empresas de seguridad. Por eso ves la miscelánea de gente que vienen de la PGR y de todas partes.

—En esta área, ¿existe una cifra de la relación comercial en seguridad y ciberseguridad?

—No hay ninguna cifra porque por su propia naturaleza tiene que ser sigilosa la operación. Intenté alguna vez que el Mossad (agencia de inteligencia de Israel) me dijera si había vendido a la Secretaría de Marina, o alguna empresa israelí, unos drones porque en México salió una nota que un dron se cayó y era de Israel. Lamentablemente no lo pudieron decir porque es un tema de seguridad nacional de Israel. Después, a través de nuestro agregado naval, supimos que el dron era hecho en México. Y mucho menos nos van a decir si a un municipio le vendieron.

—¿Y las reformas estructurales, la energética o de telecomunicaciones no hay oportunidad de inversiones?

—Hay interés sobre todo en energías limpias hay mucho interés porque ellos en fotoeléctricas son buenos y en las energías limpias en general. Incluso están buscando la energía de las olas. Las costas nuestras tienen ese fenómeno muy bueno. En energía eólica está España participando porque son muy avanzados.

En tratamiento de agua son pioneros en muchas cosas: en desalinización son muy buenos, purificación de aguas, conservación del agua. En la Universidad de Tel Aviv hay un instituto de Estudios del Agua que se llama “México” y está apoyado por la comunidad judía mexicana.

Hay mucha vinculación científica y técnica institucional. El Instituto Wezmann tiene convenios con la UNAM y el Poli y el Tec, igual que Technion que es la otra universidad tecnológica. Y también existe colaboración con la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Tel Aviv.

—¿Cuáles son las oportunidades para México en Israel?

Es más complicado por el mercado y compartimentación de su actividad económica. Por ejemplo, aquí el billete grande está en la construcción. Aquí un departamento en Tel Aviv junto a la playa cuesta un millón de dólares, pues dicen ‘mejor lo hago en México’. Aunque hemos tenido en vía personal, no oficial, de proyectos amigos judíos mexicanos que están construyendo en México y que quieren tener una participación.

—¿Qué empresas mexicanas ya están en Israel?

—Tenemos a Hylsa (minería) y Cemex aunque es una socia de una local. Hay cerveza Corona, productos de La Costeña y Jumex que vende mucho. Después hay microimportación de otros productos mexicanos que trae un señor que lo distribuye pero no es muy significativo, son enfocados, o a la colonia mexicana o a israelíes que han vivido en Estados Unidos que les gusta la comida tex-mex. Por ejemplo, hay 10 restaurantes mexicanos aquí en Tel Aviv.

—Usted presentó sus cartas al gobierno israelí el año pasado. ¿Cuáles han sido los retos o los desafíos que ha visto?

—El hacer crecer la parte comercial. El mercado de Israel es pequeñito y no tenemos ventajas comparativas porque producimos lo mismo y exportamos lo mismo. Los dos hacemos aguacates, limones y las mismas cosas. No van a importar eso de México. En tecnología hay algunas cosas aunque no nos van a ir a enseñar todo de tecnología porque tenemos centros en México, pero algo se les aprende. En este caso en particular, en medicina, en agua, en energías limpias es donde más cooperación buscamos y más inversión, y los mexicanos vienen a buscar más cooperación en este sentido.

—¿Cuáles son sus objetivos frente a la Embajada?

—Hay países donde califican al Embajador. Les dicen: usted tiene la meta de convocar 100 millones de dólares este año si el país lo amerita. Si a mí me dicen que en el 2017 tengo que llevar 100 millones de dólares, imposible. Está la de los casi 3,000 millones de dólares de Teva, que es la que hace que Israel sea el segundo inversionista unitario en México, pues esas caminan solas. Pero nosotros nos fijamos metas alcanzables, lógicas como el crecimiento del comercio bilateral, y ha ido creciendo. Hubo un repunte en el 2012 y sigue creciendo y todo. Experimentamos un crecimiento y anda en 842 millones de dólares. Si tomas en cuenta que ha andado por el mismo rubro, entre los 600 y 800 millones no está mal.

Fuente:eleconomista.com.mx