El maestro Benjamín Laniado es presidente y fundador de la ONG CADENA (Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales), dedicada a ayudar a personas y comunidades que sufren ante desastres naturales.

 

 

ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO –El maestro Benjamín Laniado es presidente y fundador de la ONG CADENA (Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales), dedicada a ayudar a personas y comunidades que sufren ante desastres naturales. Ha sido galardonado por el Presidente Enrique Peña Nieto con el Premio Nacional de Protección Civil, así como el premio CLARES por su liderazgo social por la Universidad Anáhuac. Además, recibió el Premio Herzl que otorga el Consejo Sionista de México por su compromiso con la sociedad.

El pasado 1º de diciembre en la Comunidad Yavné, Laniado habló sobre los incendios sucedidos la última semana en Israel en el contexto del párrafo leído esta semana en la Torá: “Según está tipificado en la filosofía, el origen del mal en el mundo puede tener tres causas: Naturales, negligencia del hombre y maldad. En el caso de los incendios se presentó primero la causa natural por la sequía seguida de vientos muy fuertes que ayudaron a que se propagaran los incendios, posteriormente la mano del hombre que produjo más incendios en diferentes poblaciones de Israel.

Hablando de la lectura de la semana, en el Génesis se menciona por única vez a Itzjak. Es el hijo de Abraham, el padre de Jacob. Podemos tipificar a estos tres patriarcas fundacionales del pueblo de Israel de la siguiente manera:

Abraham no fue un gobernante, no fue militante. Fue un soñador, un pensador sin institución, cambió las ideas del mundo. Actualmente somos miles de millones los que creemos en lo que Abraham creyó. Abraham fue el padre de las religiones monoteístas: judía, cristiana y musulmana. Jacob, hijo de Itzak, fue el que pudo cristalizar las ideas, la filosofía, de su abuelo. Itzjak fue una persona de transición, hace que embonen las ideas entre una generación y otra.

Otra característica de una persona en transición es permanecer para darle lugar a lo que siga. Durante toda su vida se dedicó a perforar pozos, pero no eran pequeños, eran oasis, los filisteos llegaban y los tapaban, Itzjak los volvía a excavar y así hasta el final de su vida. Era un empresario que vivía en una zona rodeada de Mesopotamia, Babilonia y Egipto, ahí tenía sus oasis. Él se dedicó a trabajar y defender su herencia.

Hay algo muy antiguo y al mismo tiempo muy actual, los conquistadores tenían como principal idea al dominar un pueblo, cuidarlo, protegerlo, pensando que lo iban a habitar. Comparando la época de Itzjak con los incendios nos preguntamos ¿Qué quieren los árabes? ¿Qué pueden ganar al incendiar el lugar? Reforestar lo que se quemó podrá tomarle a Israel más de treinta años. Con esto podemos ver nuevamente que a los palestinos no les interesa la tierra de Israel. Regresando a Itzjak, lo vemos como una persona con grandes convicciones para quedarse en la tierra de Israel. Tiene gran determinación y fortaleza física. Reconoce lo que tiene que hacer.

Ahora pasó en Israel con unos kibutzim (Colonias agrícolas) que se quemaron hace años en el Carmel. Estos incendios fueron por causas naturales. Se volvieron a construir, se prepararon por si volvía a suceder otro incendio. Cuando sucedieron los últimos incendios les pidieron que desalojen la zona, ellos decidieron quedarse para defender sus tierras. Se podían ver a todos los pobladores de todas las edades, con lo que pudieran tener en sus manos y estaban preparados para luchar contra los incendios y lo lograron. No era sólo defender sus casas y tierras, sino la determinación de estar en su lugar, no abandonarlo.

Aquí es donde podemos comparar a Itzjak con la época actual. Los filisteos tapando los pozos e Itzjak volviéndolos a cavar. Israel defendiendo sus tierras contra todos los boicots que reciben por parte de actores interiores y exteriores.

Mientras no haya Shalom dentro y fuera de Israel no se podrá cristalizar el ideal del Pueblo de Israel”.