DANIEL SANTORO

Se mostró como una crítica del ex juez Galeano, cuando en realidad lo apoyó por carta.

A Cristina Kirchner le gusta inventarse pasados heroicos. Lo hizo cuando declaró a un diario alemán que había estado detenida por la dictadura, cuando en realidad estuvo demorada en el gobierno de Isabel Perón y lo hizo ayer en su testimonio en el juicio oral por las supuestas irregularidades en la investigación del atentado contra la AMIA.

La ex presidenta dijo ante el tribunal oral que siendo miembro de la comisión bicameral de seguimiento de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA presentó informes en “disidencia” con el resto de los legisladores quienes se mantuvieron “en línea” con el juez Juan José Galeano: “La Comisión se apartó de su objetivo de seguimiento y tendría que haber tenido una actitud más neutral. No teníamos que apoyar al juez sino a la verdad”, destacó con tono épico. A su criterio, la mayoría de los miembros de esa comisión tenían la preocupación de que “no se cayera la causa con cualquier crítica que ellos podían hacer” se diferenció de sus ex colegas.

Sin embargo, la ex senadora por Santa Cruz elogió -antes de su primer giro- por escrito la actuación de Galeano y de los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y es más propuso que el juez se encargara de investigar el atentado contra la embajada de Israel que tiene a su cargo la Corte suprema de Justicia de la Nación. Está todo documentado en las actas de la bicameral.

El giro de Cristina comenzó luego de que el ex secretario del juzgado de Galeano y ex oficial de Inteligencia de la Policía Federal Claudio Lifschitz declaró ante la comisión bicameral sobre irregularidades en la causa. Lischitz siempre fue un personaje gris en esta historia ya que luego de ser echado del juzgado, viajó a Nueva York a escribir un libro donde mantuvo un alto nivel de vida y luego fue asesor letrado de Raúl Martins, un ex agente de la SIDE que manejaba prostíbulos en Buenos Aires y Cancún.

Ayer en el juicio oral Cristina fue manejando el ritmo de la audiencia como si estuviera en un show de TV: llegó a preguntarle a un abogado “qué edad tenía” cuando el letrado la consultó sobre si la acusación contra los ex policías bonaerenses era una interna en la pelea Carlos Menem-Eduardo Duhalde, e interrumpió al presidente del tribunal cuando éste quiso frenar una consulta de una de las partes. Estaba acompañada del ex titular de la AFI Oscar Parilli, uno de los principales impulsores del pacto con Irán por la AMIA.

También opinó que “ninguno de los tres fiscales” que trabajaban en la causa con Galeano lo cuestionaron y cuando una de las querellas le preguntó quién era el tercer fiscal, aparte de Eamon Müllen y José Barbaccia, dijo: “Creo recordar que era (Alberto) Nisman”. Desde la muerte violenta de Nisman el 18 de febrero del 2015 hasta ahora, Cristina nunca trasmitió sus condolencias a la familia del de ex fiscal de la AMIA que la acusó de encubrimiento a favor de Irán por la firma del memorándum sobre la AMIA e hizo todo lo posible para ensuciar su trabajo. Cristina se desempeñó ayer como una presentadora de TV ante el tribunal en una causa en la que no quiere terminar en el banquillo de acusados como el ex presidente Carlos Menem.

Como senadora apoyó al juez Galeano y la pista iraní. Pero luego empezó a hablar de una pista siria que, hasta ahora, no tuvo una sola prueba. Apenas murió Néstor Kirchner en octubre del 2010, quien sostenía la pista iraní, mandó a su canciller Héctor Timerman a Alepo, Siria, a negociar con los iraníes bajo la influencia del ex presidente de Venezuela Hugo Chávez. Otra de sus incongruencias fue decidir ayer ante el tribunal que al ex poderoso director de Operaciones de la SIDE Antonio Stiuso no lo recordaba, pese a que lo echó en diciembre del 2014 por haberse negado, junto a Nisman, a abandonar la pista según la cual Irán fue el autor intelectual del atentado contra la AMIA. Una memoria selectiva…

Fuente:clarin.com