GEORGE CHAYA

Cuenta el día a día de una unidad de élite del Ejército israelí y ya está disponible en el servicio de Netflix para América Latina.

Fauda, el dinámico thriller de origen israelí que se destaca por su gran audiencia y positivas críticas, ha hecho su presentación internacional en Europa y América Latina mostrando gran capacidad para escapar del convencionalismo y la ideología. La serie emerge como una producción objetiva que da un atractivo diferente al público internacional.

Las series israelíes están en franco crecimiento, alcanzado niveles de aceptación y audiencia internacional muy altos; varias de ellas ya han sido adaptadas: BeTipul, ficción en la que se basó In Treatment, protagonizada por Gabriel Byrne; Hatufim, que es la predecesora de la popular y exitosa Homeland, de Showtime; o Pilpelim Tzehubim, ficción que la cadena BBC adaptó con el título de The A Words.

El título de esta nueva ficción, Fauda, es una palabra árabe utilizada popularmente para sindicar una crisis y se traduce al castellano como “caos”. El furor cosechado por esta producción de la televisión por satélite Yes no ha tenido parangón desde la mítica Hatufim, en 2012.

El éxito ha saltado a ambos lados del muro, es decir, en Israel y en la propia Palestina, lo que hace aún más especial a Fauda. La crítica, tanto de la prensa como de la audiencia, ha sido más que favorable, como se puede comprobar en varios artículos de distintos medios de comunicación internacionales.

El guión lleva la firma de dos expertos en el tema: Avi Issacharoff y Lior Raz. El primero es periodista y corresponsal del diario The Times of Israel y aquilata amplia experiencia en asuntos palestinos; el segundo es actor y escritor, con un pasado ligado a un comando de lucha antiterrorista israelí. De allí que la serie sea tan verosímil. Fauda se sitúa en el día a día de una unidad de élite del Ejército israelí cuyos integrantes son conocidos como mistaarwim, quienes se especializan, desde la clandestinidad, en infiltrarse entre la población palestina para capturar a terroristas.

Doron (Lior Raz), tras retirarse, regresa a integrar el comando cuando hay pistas e indicios que Abu Ahmed (Hisham Suleiman), uno de los terroristas más sanguinarios de Hamas, es detectado con vida cuando se lo daba por muerto a manos de Doron, en un enfrentamiento, años atrás.

El conflicto palestino-israelí, excepto para las partes, a menudo es visto como muy lejano por la gran mayoría del público internacional; de allí la importancia de Fauda, que ofrece una comprensión desde un lugar más cercano y sencillo de entenderlo, al tiempo que facilita empatizar con los personajes y las motivaciones de cada uno de ellos. La serie no sólo es un thriller muy bien elaborado y eficaz, sino que es capaz de radiografiar de manera real ambos bandos en pugna, algo que le ha valido el amplio reconocimiento de los palestinos, lo cual es todo un mérito al ser una serie de origen israelí.

Aunque la narración no profundiza en exceso, Fauda es capaz de navegar de manera clara y real un tema tan turbio y tabú para las dos sociedades mostrando objetivamente la realidad del conflicto palestino-israelí en curso.

La serie dota a los personajes de ambos lados –israelíes y palestinos– de dilemas y coyunturas éticas y morales e intenta huir de ideas preconcebidas para conseguir una representación fiel, real y humana de las personas a las que alcanza el conflicto: “La colaboración entre los distintos servicios secretos, la violencia, la tragedia, el fundamentalismo fanático y el dolor de ambos pueblos”. Ninguno de los bandos se libra de responsabilidades y dilemas; aunque como siempre, la frustración y el gusto amargo lo ponen las víctimas inocentes que mueren día a día.

Narrativamente, la serie va creciendo de a poco en tensión y en ritmo. La acción trepidante va dejando espacio a escenas sobrecogedoras y con gran fuerza dramática. Los ganchos se van conjugando y profundizando a la perfección a medida que envuelve al espectador en un torrente arrollador y atrapante que, prácticamente, lo pega a la pantalla como toda buena ficción.

La primera temporada –ya está en marcha la segunda– se estrenó en 2015 y sus diálogos originales son en idioma hebreo y árabe. Sin embargo, ahora se encuentra plenamente subtitulada al español en Netflix e internet y se puede ver desde hace algunas semanas en América Latina.

Fuente:infobae.com