SOHRAB AHMARI

Boeing vende 80 aeronaves a un régimen que usa los aviones de pasajeros para proveer a Bashar Assad. Agradezcan al acuerdo nuclear de Obama.

La aerolínea insignia de Irán, Irán Air, acordó el domingo adquirir 80 aviones de pasajeros de Boeing Co. La venta de u$s16.6 mil millones ejemplifica los peligros éticos y estratégicos del legado distintivo en política exterior del Presidente Obama, el acuerdo nuclear iraní.

Las noticias de la venta llegaron cuando el régimen sirio se acercó sobre las últimas posiciones de los rebeldes en Alepo. Naciones Unidas informa que fuerzas de Bashar Assad están ejecutando civiles en sus casas y en las calles. El martes, en el Consejo de Seguridad, Samantha Power se enfureció con Siria y sus patrones rusos e iraníes. “¿Son ustedes realmente incapaces de sentir vergüenza?” preguntó la embajadora de Estados Unidos ante la ONU. Ella siguió adelante para comparar los campos de muerte de Alepo con la limpieza étnica en Ruanda y Srebrenica.

Cosa conmovedora. Pero como el Ayatola Khamenei y Vladimir Putin no se inclinan ante la emocionante oratoria estadounidense, el discurso sólo sirvió para revelar la capacidad del gobierno de Obama para el moralismo egoísta. Power, por un lado, no puede aparentemente ver cómo ella se parece ahora a los diplomáticos que puso en ridículo en su libro “Un Problema del Infierno: Estados Unidos y la Era del Genocidio.” Ella está jugando todavía a la idealista en la era de la línea roja en desaparición.

La respuesta de la Casa Blanca a la crisis siria ha sido peor que la inacción. Con el acuerdo nuclear—el altar sobre el cual el Obama sacrificó a Siria y a las alianzas meso-orientales tradicionales de Estados Unidos—Washington está prestando poder y prestigio en forma activa a los carniceros de Alepo.

Consideren la venta de Boeing. Bajo el acuerdo nuclear de Obama, Estados Unidos autorizó la “transferencia a Irán de aeronaves comerciales de pasajeros para uso final exclusivamente de aviación civil.” Algunas aerolíneas iraníes, tales como Mahan Air, siguen sancionadas por el Departamento del Tesoro estadounidense incluso después del acuerdo. Pero Irán Air fue retirada de las sanciones, no obstante la determinación del Tesoro en el 2011 de que ésta proporciona “apoyo material y servicios” al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, o CGRI.

El acuerdo de Boeing con los mulás es perfectamente legal, en otras palabras, incluso cuando la línea entre la aviación civil y la actividad militar en Irán es borrosa. Las aerolíneas de pasajeros durante años han desempeñado un rol central en los esfuerzos de Teherán por abastecer al régimen de Assad y a otros satélites terroristas con hombres y material—lo que el experto Emanuele Ottolenghi de la Fundación para la Defensa de las Democracias llama “el puente aéreo sirio” del régimen.

La ruta típica corre desde distintas ciudades iraníes hasta un presunto centro del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) en Abadan, Irán, y desde allí a Damasco. Generalmente, ha sido Mahan la que vuela esta ruta. Pero información de rastreo disponible públicamente sugiere que aeronaves de Irán Air la han volado recientemente en octubre. En muchos de estos casos, las rutas reales que vuela Irán Air difieren de las asociadas con los números de vuelo registrados.

Incluso si Irán Air nunca usa sus aviones para el puente aéreo sirio, el nuevo suministro de estos beneficiaría al régimen de Assad y a otros satélites iraníes. Partes nuevas, servicios y asientos reducirían la presión sobre la aviación iraní y mejorarían la eficiencia general. “No puedes aislar las actividades de la aviación civil de las nefastas”, dice Ottolenghi. Boeing no respondió a múltiples solicitudes de aclaraciones.

El acuerdo nuclear prohíbe que Irán Air utilice los aviones para propósitos de aviación no civiles o que los transfiera a entidades sancionadas por el Tesoro tal como Mahan. En virtud de la disposición, Washington puede retirar o negar licencias de exportación en el camino si concluye que las aeronaves “han sido usadas para propósitos distintos que el uso final exclusivamente como aviación civil.”

El texto es una cosa y la aplicación en el mundo real otra. El Tesoro estadounidense identificó en mayo a nueve aviones asociados con Mahan Air, bajo el fundamento de que la aerolínea ayuda al CGRI “a transportar agentes, armas, y fondos en apoyo del régimen de Asad.” Mahan tenía un interés “bloqueable” en los nueve aviones, dijo el Tesoro, e identificarlos haría “más difícil a Irán utilizar prácticas engañosas para intentar evadir las sanciones.”

Muchos de los aviones vuelan todavía hoy. Al menos uno de ellos voló esta semana a destinos tales como París, Kuala Lumpur y Milán, según una información de rastreo de vuelos disponible públicamente. Una vez que Boeing transfiera los aviones adquiridos a Irán Air, hay poco que pueda hacer el gobierno de Estados Unidos para controlar el uso final.

El gobierno entrante de Trump hasta ahora se ha mantenido mudo. En las próximas semanas Boeing apelará al compromiso de Donald Trump de impulsar el empleo fabril para ganar apoyo para la venta, presión que el presidente electo tendrá que sopesar contra su oposición al acuerdo nuclear declarada a menudo.

El Diputado estadounidense Peter Roskam, quien encabeza a la oposición en el Congreso por la venta de Boeing, me cuenta en una entrevista telefónica: “Boeing nunca ha respondido a esta pregunta: ¿Cómo van a impedir que el régimen iraní utilice estos aviones para apoyar al régimen de Assad?” Entonces nuevamente, los fabricantes de aviones existen para vender aviones. Son los graduados del gobierno de Obama quienes vivirán con las consecuencias.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México