Hace algunos días Aharish hizo una interrupción de dos minutos en su programa matinal que conduce para hablarle a la comunidad internacional sobre Alepo, Siria.

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Lucy Aharish es una periodista de 35 años, primera presentadora de origen árabe que conduce un noticiero en un canal hebreo. Hace algunos días Aharish hizo una interrupción de dos minutos en su programa matinal que conduce para hablarle a la comunidad internacional sobre Siria.

Mientras las bombas seguían cayendo sobre Alepo, la devastada ciudad de Siria, Aharish hizo una interrupción de dos minutos en el programa matinal que conduce para hablarle a la comunidad internacional. Lamentó la falta de reacción del mundo ante la situación de Siria y calificó a lo que allí pasa como un “genocido” y “holocausto”. La periodista pasó del hebreo al inglés su mensaje para que llegue a la mayor cantidad de personas posibles.

Traducción del discurso completo:

“Hoy, cuando la gente me pregunta ‘¿Qué eres?’ yo digo que soy israelí. No estoy avergonzado de ser israelí. Después soy una mujer, y después soy árabe musulmana. Ese es el orden: israelí, mujer, árabe musulmana”, había dicho en 2015 en una entrevista con el Times de Israel.

“¿Quién está manifestándose en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién está gritando por los niños?”, preguntó mirando a cámara y concluyó: “Me avergüenza que la paz de la humanidad sea irrelevante una vez más”.

Ahora mismo en Alepo, Siria, a sólo ocho horas de Tel Aviv, se está produciendo un genocidio. ¿Saben qué? Déjenme ser más precisa. Es un holocausto. Sí, un holocausto. Tal vez no queramos escuchar ni asumir que en el siglo XXI, en la era de las redes sociales y en un mundo donde la información puede caber en la palma de la mano, en un mundo donde se puede ver y escuchar a las víctimas y sus historias de terror en tiempo real, en este mundo, estamos parados sin hacer nada mientras niños son asesinados cada hora.

No me pregunten quién está en lo correcto y quién equivocado. Quiénes son los buenos y quiénes son los malos, porque nadie lo sabe. Y francamente no importa. Lo que importa es que está sucediendo, ahora mismo frente a nuestros ojos, y nadie en Francia, en Reino Unido, Alemania o América, está haciendo nada para detenerlo.

¿Quién está manifestándose en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién está gritando por los niños? Nadie. La ONU celebra reuniones del Consejo de Seguridad y se limpia las lágrimas cuando ven la imagen de un padre que sostiene el cuerpo de su pequeña hija. Hay una palabra para esto: hipocresía.

Soy árabe, soy musulmana, soy ciudadana del Estado de Israel, pero también soy ciudadana del mundo y estoy avergonzada. Me avergüenza como ser humano que elijamos líderes que son incapaces de articular sus condenas y ser poderosos en sus acciones. Me da vergüenza que el mundo árabe esté siendo tomado como rehén, por terroristas y asesinos y que no estemos haciendo nada. Me avergüenza que la paz de la humanidad sea irrelevante una vez más.

¿Necesitamos un recordatorio? Armenia, Bosnia, Darfur, Ruanda, la Segunda Guerra Mundial. No, no lo necesitamos. Albert Einstein dijo: “El mundo no será destruido por los que hacen el mal, sino por aquellos que los vigilan sin hacer nada”.