Eugenio Merino ha metido el busto del nuevo presidente de Estados Unidos en una caja con las advertencias: inflamable y altamente contaminante.

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Según publica el diario La Vanguardia, Eugenio Merino se define como un escultor satírico del poder que toma ejemplo del humor ácido del semanario Charlie Hebdo. Ahora Donald Trump es objeto de su crítica artística y ha decidido meter una reproducción de la cabeza del nuevo presidente de Estados Unidos en un caja donde se leen dos advertencias: inflamable y altamente contaminante.

Dos películas, “Seven” de David Fincher y “Quiero la cabeza de Alfredo García” de Sam Peckinpah, han inspirado a Merino, que envió la pieza a una galería de Nueva York, la Unix, donde fue expuesta al público. “La sociedad no está preparada para el humor en general”, se queja el artista.

Un equipo de reporteros de Sin Filtros  visitó el taller de Merino en las afueras de Madrid, donde está preparando diversos proyectos para la feria Arco, que se celebra en febrero en la capital española. Antes de la sátira a Trump, Merino ya metió una escultura de Franco en una nevera, lo que enfureció a los reductos nostálgicos del dictador en la sociedad española. Que se sepa, no hay aún reacción del magnate convertido en presidente de Estados Unidos.