ABRAHAM SUKERVER

(Lituania)

(Gueto de Vilna, octubre de 1942)

VI

Busco las queridas cuatro paredes
entre las que tú respirabas;
bajo mis pies dan vértigo los escalones
como si fuera un pozo hirviente.

Tomo el picaporte y empujo
la puerta hacia tu vida…
Me parece: un pájaro llora
en la jaula de los dedos.

Entro en la habitación
donde se cubre de sombras tu sueño.
Apenas alienta todavía
la luz que encendiste.

Sobre la mesa el vaso de té
que no alcanzaste a beber.
Aún se mueven tus dedos
sobre los bordes plateados.

En la lamparilla agonizante
la lengüita de luz pide piedad.
Y para que no deje de arder
agrego a la lámpara mi sangre…

VII

En lugar tuyo encuentro tu camisón rasgado;
lo tomo y lo aprieto contra mi corazón avergonzado.
Los agujeros del camisón se hacen mis días
y su puntilla se vuelve la sierra que corta mi corazón.

Rasgo mis ropas y como si penetrara en mí mismo
penetro en tu abierto, desnudo camisón.
No es ya más una camisa, es tu piel luminosa,
es tu fría muerte. Lo que quedó de tu muerte.