FRANCISCO GIL-WHITE

Hace unos días, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu tuiteó que el muro de Trump le parecía una excelente idea, comparándolo con el muro que Israel ha construido en su frontera sur. Resultado: “crisis diplomática”; mexicanos ofendidos; el presidente y su canciller exigen explicaciones y disculpas; los voceros de la comunidad judía en México se deslindan de Netanyahu; rabinos mexicanos le escriben cartas de protesta.

Mis queridos compatriotas mexicanos, el sesgo de mi reflexión, sospecho, será minoritario; entonces, para evitar malentendidos, aclaro lo siguiente: 1) Trump me cae mal; 2) el muro me parece una tontería; 3) México no tiene por qué pagarlo; 4) hubiera sido mejor que Netanyahu no emitiera aquel tuit; y 5) no soy judío. ¿Estamos? Bien.

Primero, así como nadie puede regatear a México su derecho de controlar la entrada de ilegales en su frontera sur, nadie puede regatear a EE.UU. lo mismo, ni tampoco, en su caso, el derecho de construir muros y vallas (que de hecho ya existen) para tal efecto. El dichoso muro podrá ser una necedad, un gasto absurdo, y muchas otras cosas, pero desde México, como mexicanos, podemos quejarnos—con validez—solo de que Trump nos quiera pasar la factura. El famoso tuit no celebró eso. Ni siquiera mencionó el tema de la factura. Netanyahu expresó tan solo su opinión de que el muro sí sirve para impedir la entrada de ilegales.

Ahora bien, sin duda los jefes de Estado deben cuidar sus expresiones públicas porque tienen consecuencias. Pero lo que hizo Netanyahu es esto: publicó un tuit. ¿Estamos? No es un acto oficial. Es un tuit. Israel no votó en la ONU en contra de México, ni mucho menos. ¿Por qué digo esto? Porque México sí vota contra Israel en la ONU. Y con frecuencia. Eso, creo yo, pesa más que un tuit.

En octubre de 2016, por ejemplo, México votó en la UNESCO a favor de una resolución—promovida por los países musulmanes—según la cual los verdaderos dueños de la Ciudad Vieja de Jerusalén, incluido el Monte del Templo, son autoridades musulmanas. Israel, el Estado judío, según la UNESCO, no tiene soberanía alguna en el centro mundial del culto religioso judío, en la ciudad que fundaron los judíos hace miles de años y que les fue arrebatada por genocidas romanos y luego musulmanes.

Por lo menos aquel voto de octubre generó un pequeño escándalo y entonces las autoridades mexicanas dijeron que lo querían retractar. Pero como ese voto han sido muchos. México de forma rutinaria vota en la ONU en contra de Israel. ¿Nos toca ahora ponernos muy dignos por un tuit? ¿Un tuit? ¿Uno que ni siquiera apoya que nos pasen la factura del muro? ¡Qué vergüenza! Somos unos histéricos. (Y quizá también otra cosa.)

 

 

Francisco Gil-White es profesor del ITAM y este semestre enseña en Extensión Universitaria el curso, abierto a todo el público, “La Historia Política de Occidente y el Antisemitismo.” Inicia: 14 de febrero.

 

Fuente:blog.elsupuesto.com