AVI ISSACHAROFF

En una entrevista, Yair Lapid, un político centrista que algunos ven como un posible sucesor del primer ministro Benjamín Netanyahu, ha tomado una visión menos optimista del nuevo presidente estadounidense que el primer ministro israelí, quien ha celebrado abiertamente la elección de Trump como un cambio bien recibido tras años de relaciones tensas con Obama, pero expresó un optimismo cauteloso sobre el nuevo líder de Estados Unidos.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO “Aunque es importante y bueno que haya un presidente amistoso en la Casa Blanca, no sabemos cómo será a largo plazo,” dijo el líder del partido Yesh Atid.

Según Lapid, quien ha llamado a la “separación” de los palestinos, la inclinación de Trump hacia Israel en relación al conflicto con los palestinos, ayudará a disminuir parte de la presión internacional sobre Israel para acceder a las demandas de un Estado palestino.

Sin embargo, Israel debe usar este espacio sabiamente, dijo Lapid, y no como Netanyahu lo ha hecho, anunciando la construcción de 6,000 nuevas viviendas en Cisjordania y Jerusalem Oriental, y planes para el establecimiento de un primer asentamiento oficialmente aprobado en 25 años para albergar a los habitantes evacuados de Amona.

“La estrategia de la Autoridad Palestina de ejercer una fuerte presión política internacional sobre nosotros se ha derrumbado. Tenemos libertad de acción,” dijo Lapid. “Pero esta es también nuestra oportunidad de imponer lo que queremos desde una posición de fuerza. Si la desperdiciamos en construir otros cuatro puestos, será un error que lloraremos por generaciones”.

En cambio, sugiere convocar una conferencia internacional para tratar de resolver la situación en Gaza y progresar con la Autoridad Palestina, una idea que ha impulsado durante el último año, aunque poco ha avanzado en los círculos diplomáticos.

Lapid dijo que no negociaría directamente con el grupo terrorista de Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, aunque apoya la construcción de un puerto marítimo en el enclave costero a cambio de una tregua a largo plazo, incluyendo el cese de la excavación de túneles y el lanzamiento de cohetes.

“Es una situación en la que todos salen beneficiados. Una especie de desarme, evitando disparos de cohetes y una crisis humanitaria en Gaza,” dijo.

También expresó su apoyo para trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalem, y dijo que Israel no debe intimidarse por las amenazas del mundo árabe que se oponen a tal movimiento.

Por ahora, ésta es sólo una charla de un político con poco que decir pero eso podría cambiar.

Recientes encuestas han demostrado que el partido de Lapid supera al Likud de Netanyahu, lo que lo convierte en primer ministro potencial.

Teóricamente las próximas elecciones se celebrarán en dos años, pero ante las investigaciones de Netanyahu, algunos analistas han especulado que pueden llevarse a cabo antes de lo planeado.

Lapid, ex periodista e hijo del difunto ministro Tommy Lapid, llegó al poder en 2013 como político principiante sobre una plataforma de anticorrupción.

En cuanto a las sospechas de que Netanyahu tomó cientos de miles de shekels en regalos de empresarios ricos, Lapid preguntó: “¿El primer ministro dijo que se permite aceptar regalos? Yo le aseguro que no lo es. Por supuesto que no. Cualquier persona en el mundo político sabe que aceptar regalos no está permitido. Es contra la ley”.

A pesar del enfoque inicial de su partido en cuestiones domésticas, Lapid ha utilizado su tiempo como legislador para actuar como ministro de Relaciones Exteriores en el marco internacional, un cargo que desempeña el propio Netanyahu.

En un ensayo publicado la semana pasada en el sitio web del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, Lapid instó a una doctrina de “poder integrado”, mediante la cual el país combinaría su fuerza militar y diplomática para “fortalecerse de tal manera que sus enemigos sabrán que perderán en cualquier guerra contra Israel”.

“El poder de Israel no debe ser en proporción a su tamaño o las tareas y los retos que enfrenta. Nuestros enemigos deben saber que un Israel fuerte es mucho más que un ejército fuerte. Goza de prosperidad económica, cohesión social y un ethos compartido, tiene alianzas estratégicas inquebrantables, cuenta con apoyo internacional y una ventaja decisiva en calidad y tecnología,” escribió.

“Esas son condiciones básicas. Sin ellas no podemos ser lo suficientemente fuertes para prevenir la guerra, ganarla en caso de tener que librarla, o trabajar por la paz. La tarea principal del primer ministro de Israel es construir este poder integrado, que reúne los componentes militares y civiles en un solo puño”.

Sin criticar directamente a Netanyahu, Lapid lamentó la falta de una estrategia clara o una orientación desde arriba sobre cómo debía actuar el establishment de defensa, diciendo que el verdadero liderazgo debe llevar a la gente a lugares en los que no habían pensado.

Pero sus ideas de buena gobernanza contienen muy pocas prescripciones políticas reales. En su artículo no se menciona un acuerdo con los palestinos ni la necesidad de asentamientos.

Más bien, el ensayo refleja a Lapid como ha sido ampliamente visto: cauteloso, conservador, guiñando hacia la ala derecha y la izquierda por igual.

Al preguntarle cómo sin ninguna experiencia en combate, podía criticar a Netanyahu por la seguridad, dado que este último sirvió en una unidad de comando élite, Lapid respondió “las fortalezas del primer ministro son sus debilidades”.

“Netanyahu tiene una percepción de lo que debe hacer una unidad de comando en una misión, pero actualmente no hay un enfoque integral de la seguridad. La tarea de un primer ministro no es mover a la Policía Fronteriza de una colina a otra. Esa no es la labor,” dijo Lapid.

“El trabajo consiste en combinar el poder político, económico y de seguridad en una gran fuerza. Las decisiones macro son necesarias. El primer ministro no es un súper jefe del Estado Mayor.”

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico