NATHAN GUTTMAN Y JOSH NATHAN-KAZIS

La congregación Mishkan Israel, en Hamden, Connecticut, tiene una bien merecida reputación por su activismo social, a veces de tipo polémico. Esta sinagoga progresista del Movimiento Reformista es la congregación judía más antigua del Estado e incluso ha recibido a figuras como Martin Luther King Jr. y a un representante de la Organización de Liberación de Palestina.

La sinagoga albergó a siete familias de la antigua Unión Soviética a principios de los 90, una familia bosnio musulmana años más tarde y una familia iraquí después de la guerra. Ahora, se enfoca en las comunidades latinas vecinas, donde muchos temen ser deportados.

“Tras las elecciones y lo que el presidente había dicho, estábamos preocupados, y pensamos que era hora de ayudar a los inmigrantes que viven en nuestras comunidades”, dijo el rabino Herbert Brockman, líder espiritual de la sinagoga. “Comenzamos a explorar lo que implica ser una congregación santuario y cómo podemos abrir nuestro hogar a los inmigrantes”.

Las estrictas órdenes emitidas el 21 de febrero por el Presidente Trump, que podrían llevar a la deportación de millones de inmigrantes indocumentados, han proporcionado un carácter de urgencia a las congregaciones judías que están considerando convertir sus sinagogas en santuarios. Esto es parte de un movimiento nacional iniciado en las iglesias en los años ochenta para proporcionar un refugio seguro a los refugiados centroamericanos que huyen de las luchas civiles. El movimiento se disolvió y luego volvió a tomar fuerza durante el segundo mandato del presidente Obama, con el aumento de las deportaciones.

Ahora el movimiento santuario está reviviendo nuevamente, con 700 comunidades religiosas activas. Entre cinco y diez sinagogas de todo el país ya han elegido llamarse congregaciones santuarias, según la rabina Jill Jacobs, directora ejecutiva del grupo rabínico judío Truá. Ella estima que otras 20 congregaciones están dispuestas a albergar a personas en riesgo de deportación.

Pero algunas de estas sinagogas afirman que aunque declararse santuarios puede tener un sentido moral valioso, carece de un significado jurídico concreto. Una sinagoga santuario tiene tantas interpretaciones como las comunidades que eligen adoptar la noción, que abarcan desde un desafío audaz frente a las agencias de inmigración hasta un apoyo legal y personal más benigno para los inmigrantes que enfrentan la deportación.

El movimiento santuario se basa en la creencia de que las sinagogas, las iglesias y las mezquitas están fuera de los límites de la aplicación de la ley y, como tales, pueden proporcionar refugio a aquellos excluidos por la ley. En un sentido estrictamente legal, esta noción de santuario carece de respaldo, pero un memorándum de 2011 publicado por la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) restringe las redadas en “lugares sensibles”, que incluyen casas de culto, escuelas y hospitales. Esta política fue puesta a prueba recientemente cuando Jeanette Vizguerra, madre de cuatro hijos de México, se refugió en la iglesia de la Primera Sociedad Unitaria de Denver después de que el ICE rechazó su petición de permanecer en Estados Unidos.

Vizguerra está actualmente segura en la iglesia, pero las reglas del ICE podrían ser fácilmente anuladas por el gobierno de Trump, despojando a las casas de culto de su estatus protector.

Y aún así, para algunas sinagogas de todo el país, ofrecer santuario a los migrantes perseguidos es visto como la máxima expresión del valor judío de proteger al extraño.

Una de estas sinagoga es Temple Sinai, en Washington, D.C., declarada sinagoga santuario el 15 de febrero tras un largo proceso de debate y consultas con expertos legales. La sinagoga ya designó un espacio destinado a las familias de inmigrantes indocumentados si es necesario. Temple Sinai cuenta con el respaldo de congregantes dispuestos a proporcionar el apoyo necesario.

Pero uno de los principales dilemas a los que se enfrentan las sinagogas santuario que buscan abrir sus puertas es a quién dar refugio. El liderazgo de Temple Sinai optó por una política selectiva, que incluye a personas vinculadas a la congregación, como empleados, sus familiares e inmigrantes que han participado en programas comunitarios de la sinagoga.

“El objetivo es asegurar que ofrecemos refugio únicamente a personas cuyas preocupaciones tienen que ver con la inmigración ya que la sinagoga no pretende convertirse en santuario para cualquier delincuente que huye de la ley, sobre todo porque no tiene los medios para verificar sus antecedentes,” indicó el rabino Jonathan Roos.

Sin embargo, las ordenes emitidas por el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. el 21 de febrero ampliarían significativamente la definición de delitos penales que podrían hacer que los inmigrantes pudieran ser expulsados. Y aunque el ICE aún pretende dar prioridad a la expulsión de inmigrantes indocumentados que han cometido graves delitos, las nuevas normas también permiten la deportación de inmigrantes que “abusaron” de los beneficios públicos, fueron malinterpretados por los oficiales de inmigración o “representan un riesgo para la seguridad pública”.

Las sinagogas que se han unido al movimiento santuario pertenecen a denominaciones reformistas, conservadoras y reconstruccionistas, aunque aún deben proporcionar directrices claras a las sinagogas interesadas en proporcionar refugio a inmigrantes indocumentados.

Pero en general, cada congregación es independiente. La mayoría estudia un espectro de acciones menos polémicas que la creación de un refugio físico para inmigrantes que son perseguidos por la ley.

Mishkan Shalom, una sinagoga reconstruccionista en Filadelfia, ha alojado a personas en el pasado, pero actualmente opta por apoyar a la gente en el proceso de ciudadanía. “Este es un aspecto muy importante,” dijo el el rabino Shawn Zevit, líder espiritual de la congregación, quien reconoció los esfuerzos para proteger físicamente a los inmigrantes. “Pero podemos perder de vista la esencia si nos enfocamos en eso”.

El apoyo a los inmigrantes indocumentados en riesgo incluye acompañarlos a una audiencia de deportación, algo que ha demostrado ser efectivo para evitar la deportación inmediata; otras formas de apoyo incluyen asesoramiento jurídico; servicios de traducción y equipos de intervención para servir como testigos, documentar y ofrecer ayuda durante las incursiones de deportación.

En el área de Washington D.C., una organización local solicita a los grupos religiosos que se comprometan a expresar su solidaridad con las personas amenazadas o se les pide acoger a un inmigrante en riesgo de deportación.

“No se trata sólo de custodiar físicamente a alguien, sino de un conjunto mucho más amplio de actividades que se requieren desesperadamente,” dijo Julia Paley, miembro del Santuario DMV en contacto con sinagogas e iglesias.

Este amplio espectro de actividades de ayuda a inmigrantes permite a las sinagogas evitar la preocupación de que al adoptar acciones más extremas sean consideradas cómplices de romper las leyes de inmigración. Declararse una sinagoga santuario no tiene consecuencias legales. Esto cambia si una sinagoga realmente ofrece refugio a inmigrantes que huyen de la deportación. En ese caso incluso, las consecuencias legales son mínimas, especialmente cuando el acto se anuncia de antemano y no se oculta la presencia del inmigrante indocumentado.

El problema que enfrentan muchas sinagogas, dijo un rabino involucrado en el proceso que pidió no ser identificado, ya que las discusiones en su sinagoga estaban en curso, es cómo cerrar la brecha entre los activistas ansioso por convertir las casas de culto en la batalla contra Trump, las políticas de inmigración y los líderes de la sinagoga que buscan estabilizar la institución y evitar la percepción de estar en el lado equivocado de la ley.

Actualmente, el debate es puramente teórico. No se conocen casos de inmigrantes indocumentados que han buscado refugio en una sinagoga o que han recibido tal santuario. Pero el nuevo enfoque de la administración de Trump en torno a la inmigración y su intención declarada de contratar a otros 10,000 agentes de aduana representa un verdadero desafío para las sinagogas santuario.

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