Siguiendo con la racha de sesiones de temas candentes en la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México, este mes tocamos el relativo a la interacción entre el nuevo gobierno de los Estados Unidos con los medios de comunicación.

Como es de conocimiento público, hay todo un clima descalificativo y de fricción en estas relaciones, el cual permeó hasta dentro de APEIM el pasado sábado 4 de marzo. El tema fue tan apasionado que durante la sesión sobraron las reprobaciones en todas direcciones. No se salvaron el estrado, la mesa de moderación, ni Buzz Feed News, del cual una reportera se encontraba presente, ni la propia sede que albergó nuestro desayuno el pasado sábado pudo salir ilesa de descréditos.

Raquel Saed, internacionalista y docente de la Universidad Iberoamericana, nos ilustró remontándonos a los tiempos de la independencia estadounidense:

Con la independencia de la corona inglesa en 1776, Estados Unidos tomó la libertad como estandarte, y su Constitución se convirtió en la piedra fundamental para regir la vida de la nación americana. Dentro de ella, la Primer Enmienda protege la libertad de credo, de expresión, de prensa, de asamblea, y de reparación de agravios.

En estos días la Constitución estadounidense está a prueba, vamos a ver si puede imponerse a la ola radicalizadora, veremos si prevalece la libertad, o no.

El discurso separatista y discriminatorio del presidente Trump, su personalidad, currículum y antecedentes creó una división entre los grupos que componen la sociedad norteamericana, ganándose el repudio de la mitad de los EUA. En algunos de sus mensajes atacó a la clase política y la administración Obama:

“Political correctness is killing our country” “Lo políticamente correcto está acabando con nuestro país”.

La descalificación de minorías no tardó en aparecer en Internet, alguna página de odio racial subía textos de información falsa y xenófoba como:

“The jew empty suit teleprompter reading faggot, Chris Cuomo, from jew owned CNN admitted they are actively promoting Hilary Clinton’s presidential campaign”. “Chris Cuomo, el judío vacío maricón, lee teleprompters, de la judía CNN, admitió que están promoviendo activamente la campaña presidencial de Hilary Clinton”.

O definiciones como:

“Illegals aren’t immigrants, they´re criminals” “Los ilegales no son inmigrantes, son criminales”

Ya con Trump en el cargo, la discriminación en la Casa Blanca alcanzó a los medios de comunicación, incluyendo al reportero mexicano Jorge Ramos de Univisión que fue desalojado de la sala de medios y luego invitado a salir del país por uno de los allí presentes. A la semana siguiente se dio un caso de humillación racial contra un indocumentado en Boston. El proyecto nacionalista del presidente de los EUA abrió la llave del odio racial recordándonos el movimiento de los Minutemen de la década pasada, ciudadanos armados en la frontera a la busca de inmigrantes indocumentados.

Esto nos hace preguntarnos ¿Quién tiene el monopolio de la fuerza, el gobierno o los ciudadanos? En estados Unidos es muy fácil la duplicación de esta función por la disponibilidad de armas al público.

Por otra parte, la función de los medios -prensa, radio, televisión, internet, redes sociales- es informar, entretener, orientar,.. Con la obligación de ser veraces, objetivos, y éticos. Los medios buscan un equilibrio entre el rating y la responsabilidad social. Estos además de generar ganancias económicas buscan posicionamiento y legitimidad. El público sigue la agenda nacional a través de los medios.

En los medios también se ve la dicotomía política actual de los EUA, si uno ve NBC y FOX News parecería que están hablando de países diferentes cuando tocan los temas domésticos, cada uno impulsando ideologías diferentes. New York Times y Washington Post están haciendo ahora una fuerte campaña de posicionamiento, mientras que CNN ha recuperado audiencia que había perdido, y aunque en EUA está posicionado entre los medios de centro, en México se coloca entre los medios antisraelíes.

En su campaña Trump supo usar a los medios para ganar votos dentro del partido y en la elección presidencial. Creando controversia lograba atraer la cobertura de noticias para estar más tiempo en las pantallas y subir su rating. Paralelamente, la competencia entre los medios por tener la nota, y tenerla primero, incrementó la cobertura de la campaña de Trump. A pesar de que EUA es el quarto país más educado del planeta, su discurso populista permeó bastante bien en una mayoría que no cuenta con educación universitaria, como sucede en todo el mundo. El juego y experiencia de Trump dentro del espectáculo, atrajo la mirada de las cámaras y el público. Recordemos que el actual presidente de los EUA tiene una larga trayectoria como hombre del espectáculo y productor de TV con apariciones en 12 películas y 14 series de televisión, incluyendo la lucha libre, WrestleMania, en la cual aparece en el ala de celebridades de su salón de la fama WWE. Esto nos recuerda el estilo retador, descalificador y controversial de Mohamed Alí en sus entrevistas, que copió precisamente del luchador profesional: George “Gorgeous” Wagner. El presidente también cuenta con la experiencia de productor y conductor de El Aprendiz, The Apprentice, con una estrella a su nombre en el Paseo de la Fama en Hollywood. Todo esto favoreció para que Donald Trump hiciera una inversión mínima en la cobertura de medios, los cuales lo cubrieron gratuitamente simplemente porque era noticia.

Saed cito una frase de D. Trump a ese respecto:

“I don’t need to spend money on my campaign because the media covers me for free all the time”.

Lo anterior nos hizo remontarnos a finales del siglo XIX, principios del XX, cuando el psicólogo, sociólogo y físico francés Gustave Le Bon desarrolló varios trabajos sobre perfiles nacionales, superioridad racial y psicología de masas donde ejemplifica las campañas sociales que crean la imagen de un enemigo común, con lo que se ayuda a polarizar a la población frente a una amenaza, facilitando la recaudación de fondos para la causa. Sus trabajos fueron citados por Sigmund Freud y retomados por Joseph Goebbels para las campañas de propaganda política.

Los medios de comunicación tienen un lugar en la pirámide del poder de los pueblos. Anteriormente los grupos de poder en la sociedad norteamericana eran: 1. Aristocracia 2. Iglesia 3. Ejercito 4. Prensa,… ahora son: 1. Poder legislativo, 2. Ejecutivo 3. Judicial 4. Prensa. Al parecer, los medios de comunicación han conservado su posición de poder en la sociedad por ser los ojos, los oídos y la voz de esta. Ahora, las redes sociales están creando otro poder paralelo.

Se ve un cambio en la firmeza de los medios con la figura presidencial en la era Trump. Antes cuando un presidente decía algo falso los medios lo calificaban de “imprecisión”, ahora lo llaman “mentira”. A este respecto han emergido medios en Estados Unidos que verifican la veracidad de las declaraciones publicadas: FactCheck.org, Washington Post Fact Checker, Politifact, Truth Squad, Reality Check, etc.

Por otro lado, han surgido pequeños medios y comentaristas de ultraderecha en Internet, como Breitbart News, InfoWars, Bill O’reilly, Rush Limbaugh, que están con el presidente. El mismo Donald Trump publica constantemente desde su cuenta de Twitter, a veces reprobando a los medios que lo reprueban a él, como el New York Times: fake news! Su consejera Kellyanne Conaway, también trata de ayudar a su presidente traduciendo a “Hechos alternativos” las declaraciones del secretario de prensa de la Casa Blanca referentes al número de asistentes en la toma de protesta del presidente en el Capitolio. Paralelamente, la Casa Blanca ha expulsado a reporteros del Washington Post, CNN, New York Times y Buzz Feed News, de las sesiones de prensa.

Todo esto nos recuerda 1972, cuando el Washington Post comenzó una investigación sobre Watergate que llamó la atención del FBI sobre actividades de grabación ilegales realizadas por el equipo del presidente Nixon a sus rivales políticos, en el complejo de oficinas Watergate, en Washington DC, que llevaron a la renuncia de Nixon en 1974.

Al actual presidente de EUA, a menos de 2 meses de tomar posesión, no le ayuda la intervención de otro gobierno en las elecciones, no cualquier gobierno cuando se habla de Rusia. No le ayuda el segundo artículo de la Constitución en lo particular a las actividades que no puede hacer el Ejecutivo, llámese comercio o negocios, ni el que la ropa de Ivanka y Melania en los eventos de mayor cobertura, como la toma de protesta o el discurso ante el Congreso, se pueda encontrar a la venta posteriormente en las tiendas. La Primera Enmienda tampoco le ayuda, en lo referente a la libertad de prensa, más cuando se sacan medios de comunicación de la Casa Blanca.

En la historia presidencial de EUA 2 presidentes han sido acusados, impeached, y ninguno ha sido condenado, se cree que Trump tiene 25% de probabilidad de ser acusado, con 5 senadores, y un miembro de la Cámara Baja dispuestos a testificar en su contra, y con un porcentaje de probabilidad mucho menor de que la acusación llegue a remoción. Mientras, CIA, FBI, Cámara Baja, Senado, medios de comunicación, la clase política, y Rusia, lo tienen bajo la lupa.