LIC. RAFAEL WINTER (RUFO)

Fue un 19 de abril del año 1943.

Por calendario judío era Pésaj.

El Ghetto de Varsovia se estaba vaciando. De centenares de miles que lo integraban hacia 1940 cuando los nazis lo impusieron, quedaban apenas unas decenas de miles.

No es necesario explicar a qué se debía la considerable disminución numérica.

La Solución Final -eufemismo que describe la intención de exterminio y su realización contra el pueblo judío- estaba en marcha.

Era el principal objetivo de Hitler -aunque no siempre los textos e historiadores lo enfaticen como debiera ser- junto a otro: el “lebensraum”, el espacio vital.

Otro eufemismo que por un tiempo pretendía esconder los deseos de conquista por parte de los nazis.

A un grupo de jóvenes judíos de Varsovia finalmente le quedó claro cuál era el objetivo hitleriano respecto de nuestro pueblo. Se cayó la venda de los ojos.

Y se formó la Organización Judía Combatiente.

Combatientes. Algunos centenares, hombres y mujeres. Jóvenes en su mayoría.

Muchos de ellos pertenecientes a tnuot, movimientos juveniles sionistas; también había bundistas y comunistas.

Algunos nombres son más conocidos, otros permanecerán en el anonimato para siempre.

Pero todos ellos, TODOS cumplieron un papel muy relevante en esta historia.

Si no eran los jóvenes ¿pues entonces quién?

Con todas las diferencias que podía haber entre ellos, se dieron cuenta en esa situación límite como NUNCA LA HUBO en la historia judía que, perdido por perdido, no quedaba otra que luchar.

¿Para conseguir la victoria? NO. No era posible.

Pero sí luchar por la dignidad y por el honor del pueblo judío.

¡Y una vez más por su libertad!

Ya había habido algo así como un inesperado “pre-levantamiento” de los jóvenes judíos en el Ghetto de Varsovia en enero de ese mismo año.

Pero el momento decisivo fue el 19 de abril de 1943. Coincidió con una de las noches de Pesaj.

En esa fecha comenzó la revuelta.

¿Los jóvenes judíos combatientes eligieron esa fecha a propósito? No lo sé.

De todos modos lo que importa es que, al igual que en el relato de Pésaj, nuevamente luchábamos por salir de la esclavitud…en la semana que coincidía con Pésaj.

El comandante Mordejai Anielewicz -veinte y pico de años- y sus jóvenes compañeros lo comprendieron finalmente.

El destino estaba marcado.

No había ni habría ayuda, ni del cielo ni de la tierra.

Tuvieron que enfrentarse no solamente a la barbarie nazi, en ese momento aún en su apogeo militar, sino que también a la oposición (también interna), indiferencia y a la pasividad: tanto a la terrenal como a la celestial…

No hubo aqui “mano fuerte y brazo extendido”. No hubo milagro.

No se abrieron las aguas de ningún mar…

Lo que SÍ hubo fue la resistencia -en las condiciones más precarias que uno realmente se pueda imaginar- de centenares de jóvenes judíos; nuevamente, como otras veces en el pasado pero esta vez en el peor contexto posible, éramos pocos, muy pocos, contra muchos.

¡Y a pesar de todo y de todos, la rebelión comenzó!

Al llevarla a cabo, estos jóvenes héroes cumplían con el KIDUSH HAJAIM: la santificación de la vida.

Como lo dice el historiador Israel Gutman (él mismo estuvo allí) la rebelión del Ghetto de Varsovia fue “el primer levantamiento urbano en la Europa ocupada por los nazis y entre los levantamientos judíos el que más duró…”

En los años más terribles de la larga historia del pueblo judío, uno de los hechos más destacables es la resistencia: tanto pasiva como activa. En cuanto a esta última hubo varios casos: en ghettos, bosques, incluso, increíblemente, en campos de concentración y exterminio.

Ademas del Levantamiento en Varsovia.

Pero este último -entre otras, por las razones que expresa Gutman- pasó a ser singular y especialmente emblemático. De un enorme valor simbólico.

Cuando dentro de pocos días conmemoremos una vez más Iom Hashoá ve Hagvurá (Día del Holocausto y del Heroísmo) esta epopeya seguramente tendrá, como siempre, su lugar en la recordación.

En la milenaria historia del pueblo de Israel hay un antes y un después del Levantamiento del Ghetto de Varsovia.

Página de gloria escrita con letras de oro.

Fuente: Comité Central Israelita de Uruguay