La Torá considera los sentimientos y necesidades de todas las personas. Por eso mismo la halajá exige a quien la sigue no aprovecharse de las personas débiles y no abusar de las debilidades de las personas. Rab. Moordechaai Drixler no haba de este precepto en su siguiente discurso.

La verdadera ventaja

La Torá (Levítico 25:14) llama “oná” a las leyes que prohíben engañar en los negocios, específicamente al engaño a través de un cobro excesivo. El Talmud se refiere al engaño financiero como “Onás mamón”. Unos versos más adelante la Torá presenta las leyes con respecto al discurso hiriente con el nombre de “Onás Devarim.

Ejemplos de este tipo de discurso es recordarle a una persona los secretos oscuros de su pasado, humillarla públicamente, o insultarla a través de un apodo. Constantemente me he preguntado por qué la Torá llama con el mismo nombre “oná” a estas dos áreas de la halajá (ley toraica), que aparentemente están disociadas; ¿cuál es la conexión entre ambas?

Rab. Samson Rafael Hirsh zt”l escribe que la raíz hebrea de la palabra “oná” se refiere a la prohibición de aprovecharse de otra persona a través de su debilidad. Engañar en un intercambio monetario es aprovecharse de la ignorancia comercial del cliente con el que se trata, mientras que un discurso hiriente se aprovecha de las debilidades públicas o privadas de la persona a la que se agrede.

La palabra “Aprovechar” también puede tener connotaciones positivas, como “aprovechar una oportunidad” para ganar más sin engañar al otro. Sin embargo, muchas veces confundimos las connotaciones positivas con las negativas y aprovechamos oportunidades a costas de una segunda persona. Recuerda observar el cuadro completo, cómo a veces nuestras ganancias son pérdidas para alguien más y asegúrate de que tus decisiones realmente sean para el beneficio de las dos partes.

Fuente: Project Genesis