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martes 08 de octubre de 2024

Conoce la historia de dos mexicanos judíos que inventaron “los Premios Nobel israelíes”

ENLACE JUDÍO – En muchos sentidos Arie Dubson es la personificación andante del premio EMET. Su preparación académica le permite apreciar cada una de las categorías que se premian gracias a que cuenta con títulos y reconocimientos en varias áreas. Sus diplomas se extienden a una maestría en administración de empresas, una licenciatura en matemáticas y física y es estudiante de filosofía y música.

Desde el 2003, el premio EMET es otorgado anualmente por el primer ministro a ciudadanos israelíes que destacan dentro de su campo de estudio. La historia de cómo surgió este premio es mucho más interesante de lo que parecería.

Empezó con dos mexicanos sionistas: Alberto Moscona, creador de la fundación AMN que distribuye premios, y Sol Dubson, el padre de Arie. Ambos querían que Israel tuviera su propia versión de los Premios Nobel.

Mientras crecía, Moscona estaba obsesionado con los Premios Nobel y se preguntaba por qué no se le permitía a más israelíes acceder a ese grupo tan exclusivo. Mientras que Dubson no está seguro de dónde surge su afinidad por los mismos, sin embargo, especula que la carencia de educación formal encendió su deseo de premiar la excelencia en aquellos que se dedican a sus estudios.

“A diferencia de otros premios prestigiosos de Israel, este premio es exclusivo para israelíes” aclara Dubson.

De esta forma se llegó a un acuerdo entre Moscona y Dubson: Moscona donaría el dinero que sería dado a los premiados y la familia Dubson sería la responsable del resto de los costos.

“Alberto se involucró con el premio a través de su dinero. Sin embargo, desde el primer día fui yo quien se encargó de que las cosas sucedieran” afirma Dubson.“Cuando Alberto tuvo la idea de hacer un Premio Nobel para israelíes vino conmigo y dijo: “Quiero hacer esto. ¿Qué podemos hacer?” En ese momento empecé a trabajar.” Dubson recuerda.

Aunque el Premio EMET celebra su 15° año, el proceso de su creación no fue sencillo.

En sus inicios la idea del premio se presentó como propuesta al presidente Ezer Waizman, ya que se buscaba aprobación gubernamental. Sin embargo, éste no entendió el próposito del mismo.

Entonces Dubson y Moscona se dirigieron a Benjamín Netanyahu durante su primer periodo como primer ministro y él aprobó la idea. Sin embargo, hubo un cambio de poderes en el gobierno y Elhud Barak se convirtió en primer ministro. Firmó el acuerdo que se había hecho, aunque no fue posible llevar a cabo el proyecto hasta el periodo de Ariel Sharon, momento en el que el primer premio fue otorgado después de mucho papeleo.

Dubson, el fundador de Voyage Capital Pertners una compañía de gestión de fondos dice que su trabajo dentro del premio EMET es su forma de contribuir con Israel.

Siempre sentí que no era suficiente para mí vivir en Israel; quería contribuir más allá de mis impuestos. Cuando Alberto me dijo que tenía la idea del premio, vi que era una muy buena forma de hacerlo.”

“Ésta fue mi forma de regresar a Israel lo que había recibido del país. El premio recompensa la excelencia. El premio EMET es el elemento sionista de mi vida y “Voyage Capital” me alimenta y paga las cuentas de EMET” dice esto mientras sonríe.

El premio tiene un significado especial para Dubson, quien hizo aliyá de México en 1980. “Me hace sentir que soy parte de algo más grande que yo, me da un sentido de pertenencia. Me pertenece y yo pertenezco a él. Sucede en ambos sentidos.” Nos explica que ésta es su forma de involucrarse completamente dentro del proyecto sionista.

Cumpliendo con el compromiso que su padre le legó, absorbe los costos del premio, ya que es una forma de permanecer conectado con su pasado familiar.

“Es un gran honor y orgullo ver a tantos israelíes haciendo cosas grandes que impactan al mundo. Él estaba feliz de ser parte de eso y yo también.” nos explica Dubson.

Dubson rechaza los conceptos de tikún olam (arreglar el mundo). En vez, él considera que reconocer y premiar el trabajo extraordinario es una tendencia prevaleciente entre el pueblo judío.

“Yo no creo en el tikún olam; tenemos una tradición muy fuerte de excelencia en el estudio; lo necesitábamos para poder sobrevivir. Es una tendencia interna que tenemos.” Él afirma.

Ya sea que las necesidades sean internas o externas, EMET ha pasado los últimos 15 años premiando a los mejores de los mejores en Israel y espera hacerlo por muchos años más.

Traducción Aranza Gleason / Fuente: The Jerusalem Post

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