Enlace Judío México.-Justo después de la celebración del Pésaj, la Pascua, el Pueblo de Israel conmemora Yom Ha Shoá, el día de la “Catástrofe” o del Holocausto en recuerdo de los seis millones de judíos asesinados en los campos de la muerte durante la solución final del exterminio nazi que casi desapareció a la población judía europea. Este año la celebración inició el 23 de abril al caer el sol prolongándose hasta el día siguiente. Cada año, los supervivientes y sus descendientes caminan hacia los campos que aún quedan en pie como recuerdo del “nunca jamás”. Es la Marcha de la Vida la cual no sólo convoca a las víctimas sino a todas las personas no judías a unirse en la recuperación de la memoria.

GUILLERMO GAZANINI ESPINOZA

Tuve la grata experiencia de platicar con Meir Kastro (México, 1975) judío de ascendencia polaca. Su abuelo fue sobreviviente de los campos de exterminio. Compartió conmigo el significado del “Día de la Catástrofe” en un lugar donde la pluralidad y el diálogo son factores esenciales en la vida de una nación democrática, la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión de México.

Meir Kastro es un joven líder de las Marchas de la Vida. Abogado de profesión en el ámbito privado, conjuga su experiencia profesional con un tema que le apasiona: La recuperación de la memoria para no olvidar este negro capítulo de la historia y sus implicaciones en nuestro futuro como humanidad.

¿Cómo fue que se instituyó el Yom Ha Shoá?

“El Iom Hazikarón Lashoá Velagvurá (Día de la Recordación del Holocausto y el Heroísmo), explica Meir Kastro, se instituyó en 1951 por el Parlamento del Estado de Israel. El espíritu de la Conmemoración es muy simple de entender, recordar este evento catastrófico para el pueblo judío en lo particular y en general para la humanidad. Su institución era muy reciente después de la guerra y de la creación del Estado de Israel, en 1948. La mayoría de personas que gobernaban Israel tenían vínculos muy claros con Europa y llegaron al acuerdo para conmemorar esto, para no olvidar y para que jamás vuelva a ocurrir.

Se eligió esta fecha que es el 27 de nisán, -mes del calendario hebreo- Originalmente se había pensado en una semana antes, pero en el calendario hebreo coincide con la Pascua, el Pésaj y se desplazó. ¿Por qué una semana antes? Coincidente con la Pascua, el 19 de abril se conmemora el día del levantamiento del gueto de Varsovia y se quería honrar esa manifestación de resistencia frente a la calamidad del nazismo, una resistencia de las más notorias a nivel mundial contra el ejército nazi. Oficialmente es un día del recuerdo de la Shoá y de todas las víctimas , no sólo a los héroes o sobrevivientes”.

La importancia del Yom Ha Shoá deriva no sólo en rememorar el impresionante número de víctimas, seis millones,  de los cuales millón y medio fueron niños.

“Yad Vashem,un instituto para el estudio e investigación del Holocausto en Israel ha intentado recordar quiénes eran. ¿Cómo simbolizar seis millones? Si guardáramos un minuto de silencio por cada una de estas víctimas, son más de once años en silencio. ¿Cómo conmemorar esto? Ya no debe ser desde el papel de las víctimas, es darle un significado distinto en evolución, ahora es una conmemoración de las vidas más que de muerte, de lucha no armada, no de pugna sino de lucha por la vida. En eso el Yom Ha Shoá nos puede unir a todos.

Elie Weisel (Premio Nobel de la Paz 1986) decía que el daño no está en el odio. Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia; lo contrario a la bondad no es la maldad, es la indiferencia, el silencio. Eso fue un espacio muy oscuro para la humanidad. Lamentablemente, si volteamos al mundo en el que estamos, somos responsables con nuestros silencios e indiferencias”.

Los frutos que ha tenido la conmemoración de la Shoá desde su institución tienen su aspecto notorio en la caminata de los sobrevivientes a los campos de la muerte. Son las Marchas de la Vida que guardan elementos muy emblemáticos. “Quizá sea uno de los principales frutos. A finales de la década de los 80, un miembro del Parlamento tuvo la inquietud y dijo “tenemos que ir”, ya no es una cuestión documental y de testimonios de los sobrevivientes quienes, con el tiempo, dejarán de estar vivos. ¿Quiénes continuarán con el testimonio? Surgió así esta idea de visitar los campos en Polonia. ¿Por qué se llama Marcha de la Vida o Marcha de los Vivos? A finales de la guerra, cuando la Alemania nazi se percata de que no ganarían, comienzan a extraer a los prisioneros de los campos de concentración y de exterminio para llevarlos a Alemania caminando, eran marchas de la muerte en condiciones infrahumanas. La gente iba cayendo, si salían de la fila, les asesinaban”.

¿Cómo es esta Marcha de la Vida?

Se marcha de Auschwitz a Birkenau. Auschwitz-Birkenau es un complejo en Oswiecim, Polonia. En contraposición, ahí salía gente de Auschwitz para morir en Birkenau; ahora nosotros marchamos en la vida, salimos y conmemoramos.

La Marcha de la Vida es un proyecto judío que sale de Israel, pero desde sus inicios han acompañado a la Marcha gente cristiana, alemanes, polacos. A finales de la década de los 80, todavía teníamos al bloque comunista y era difícil visitar estos lugares. Ahora visitamos Varsovia, ¿cómo era la vida ahí? Polonia y buena parte de Europa son un gran panteón judío. Hitler quiso acabar con los judíos, afortunadamente no lo logró, si lo hubiera hecho no estaríamos platicando ahora, pero casi tuvo éxito en acabar con el judaísmo europeo, con la cultura ídish. Hay una gran presencia de la ausencia, se respira ausencia. ¿Qué visitamos en Varsovia? Lo que fue el gueto, algunas construcciones de la vida judía y al panteón de Varsovia, enorme. Tratamos en esta evolución del recuerdo del Holocausto darle significado a la vida judía en Polonia. Cada paso que damos tiene un significado histórico, humano.

 

En México, la Marcha de la Vida inició en los 90. La Shoá no es exclusivamente judía, sufrimos mucho, fuimos víctimas y la Marcha de la Vida en México tuvo la iniciativa de llevar algunos académicos y parlamentarios. ¿Cómo unir a alguien a la Shoá? Es muy fácil. Como humanos, Auschwitz no fue judío o nazi, nada de lo humano nos es ajeno. El ideal de la Marcha de la Vida es que sea humana”.

¿Cómo explicar a los no creyentes la presencia de Dios en esta noche oscura de la humanidad? ¿Dios dejó a su suerte al Pueblo judío?

Meir Kastro no duda en responder porque fue la pregunta que se hizo a sí mismo, “¿Dónde estaba Dios? Me encontré con sobrevivientes que tenían fe, que se alejaron de la fe; platiqué con rabinos y sacerdotes, la respuesta que más me gustó fue la de un rabino que nos acompañó a la Marcha, no era un judío ortodoxo, y me dijo: ‘Quien ya creía, antes de la guerra, lo encontró en muchos lugares, quien no creía siguió sin encontrarlo’. Hay quienes dicen que el Holocausto fue un castigo al pueblo judío, yo no lo comparto. Me cuesta trabajo pensar en un Dios vengativo y castigador. Él estuvo de la mano de aquellos que en la oscuridad tuvieron luz, veo a Dios en la Shoá, en la luz, en los justos entre las naciones, hay muchos héroes anónimos donde se pudo ver a Dios. Hay historias inexplicables, inhumanas e infrahumanas, sobrevivir es un acto de heroísmo y de resistencia, pero también está ahí la fe.”

Aun después de esta explicación, insisto sobre el desarrollo de la espiritualidad en los momentos más adversos. ¿Cómo es posible esto?

“Hay innumerables historias en guetos y campos de concentración de gente que buscó la manera de respetar un shabat, de celebrar un bar mitzvá. En los momentos más duros como humanos, emerge lo más profundo de nuestra alma y ser. Víctor Frankl hablaba de esta liberación, en esas circunstancias se podía crear el cielo o el infierno, dentro de nosotros no hay nazis, apartheid o prisiones a menos que nosotros lo permitamos”.

Sobre el Holocausto es ineludible los silencios que se imputan a la Iglesia, presuntas complicidades que pudieron evitar esa desgracia, “Si volteamos atrás, quizá se pudo haber hecho más por algunas personas, no por todas. El primer error que se puede cometer es generalizar, es decir, “toda la Iglesia católica, todos los alemanes”, esto es una equivocación.

La Iglesia católica es una institución enorme, en los juicios a la historia podríamos encontrar silencios y corresponsabilidades de algunos y encontraremos también la de sacerdotes y monjas que ocultaron niños judíos en orfanatorios y conventos. Entonces ¿a quién juzgamos? ¿A la Iglesia católica o a la persona? Una historia no define toda la historia, una complicidad no define a toda la institución aunque haya habido posturas oficiales o si alguno de los santos pontífices de entonces se les atribuyen ciertas responsabilidades, ¿y luego? Eso no revive a nadie, eso no nos une, nos puede distanciar. Si voy a la historia es para construir un mejor futuro, para acercarnos”.

Para Meir Kastro, el revisionismo y negacionismo del Holocausto tiene mucho que ver en el antisemitismo transformado antijudaísmo y antiisraelismo. “Se ha utilizado el Holocausto como moneda de la causa política de algunos sectores, sea político o de antisemitismo deicida. Cada negacionista tiene sus motivos, otros revisarán la historia para confrontar los números. Ante esto me parece acertada la visión de rescatar las historias. Las mayores evidencias de la masacre existen, si no quisiéramos creer los testimonios de los sobrevivientes, de quienes vieron, en los muchos registros y documentación nazi que demuestra el genocidio. Creo que muchas veces se quiere sacar tajada política. Se ha acusado el uso del Holocausto para que el pueblo judío tenga beneficios, quizá alguien lo haya intentado”.

Y ¿qué decir del futuro? ¿Cómo vemos al Holocausto? Algunos pensadores como Zygmunt Bauman afirman que este hecho es producto de la modernidad. Sin embargo, Meir Kastro afirma que el mismo argumento puede ser usado contra la tecnología.

“No pretendo banalizar el mal como afirma Hanna Arendt y entiendo los conceptos de Bauman; sin embargo, esto nos quita responsabilidad como seres humanos. La modernidad nos da herramientas para emplearlas de una forma u otra. Masacres en nombre de Dios y de la supremacía, en nombre de la diferencia, ha habido desde los inicios de la humanidad. He escuchado a quienes atribuyen esta responsabilidad a una locura de Hitler. Esto es evadir la responsabilidad. Nada de lo que es humano nos es ajeno, la responsabilidad del Holocausto es de toda la humanidad, no de la modernidad”.

Es imposible no hacer referencia a los modernos genocidios y al ambiente de muerte que permea en nuestro país cuando la vida humana está devaluada y ya no se le muestra respeto. Como estudioso del Holocausto, Meir Kastro dice que nuestra realidad sólo puede cambiar cuando se dé el ingrediente de humanidad para todos. “El cambio empieza en uno, si actuamos con humanidad y amor, podremos cosechar más adelante. El México que queremos no llegará por más violencia, llegará por la máxima de las resistencias que es sobrevivir, de la cultura, fe, unión, de los puentes, de los acercamientos. Algo que decía en la Marcha es que no hay que tratar de llegar a la igualdad porque somos diferentes; sin embargo, la condición humana es la misma. Debemos llegar a la igualdad aceptando nuestras diferencias y admirarlas. Debemos limpiar la corrupción de nuestros corazones y los vicios en nuestra capacidad de amar al prójimo. Jesús lo decía muy bien. Respetar y amar al prójimo como a nosotros mismos. No podemos renunciar por la vida, esa es mi fe”.

Al finalizar la conversación, Meir Kastro y quien esto escribe hicimos un recorrido por la Cámara de Diputados. En el vestíbulo principal se presentaba la muestra de árboles de la vida “Arte en Barro y Plata”. Necesitaba una foto de Meir para ilustrar este diálogo. En uno de los rincones de la exhibición estaba el “Árbol de las mariposas”, pieza de barro natural de Juan Carlos Nonato Díaz. Los colores de la pieza le son dados por la saturación multicolor de las mariposas monarca, hojas verdes y brillantez de flores y alcatraces. Meir señaló la pieza y quiso la foto junto a ella. Me explicaría por qué. Los nazis, en el protectorado de Bohemia y Moravia, cerca de Praga, habían edificado un campo de concentración que querían pasar por modelo y así ocultar las atrocidades. Era el campo de Theresienstadt, con una población importante de niños. Para demostrar el supuesto éxito del campo a los observadores internacionales, las autoridades usaron los miles de dibujos infantiles donde destacaban las mariposas. Esa era una señal de vida en medio de la muerte. En Theresienstadt, donde murieron 33 mil judíos. El árbol de la vida guarda esa metáfora singular. Aun en medio de la oscuridad, la esperanza renace bajo lo impensable porque las mariposas forman su tumba, pero resucitan a la vida nueva. En los antiguos Bestiarios, la mariposa de brillantes colores amarillos eran el símbolo de Cristo resucitado. En los campos de la muerte quienes fueron tratados como orugas humanas se transformaron para llevar alas de gloria.

 

 

Fuente:periodistadigital.com