JUAN PABLO CORREA

La organización B’nai B’rith International, una de las más importantes organizaciones representativas de la comunidad judía a nivel mundial, planteó al gobierno uruguayo la necesidad de que el país utilice su influencia en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para cambiar lo que considera un sesgo antiisraelí en las decisiones de la organización.

El vicepresidente Raúl Sendic recibió esta semana a Gary Saltzman, presidente de la organización y a Daniel Mariaschin, vicepresidente de la entidad, que se lo plantearon.

Mariaschin dijo a El País que “somos críticos con el sistema de las Naciones Unidas, no con su secretario general (Antonio Guterres) (…) El sistema actúa como un vehículo para avanzar la narrativa palestina. Nosotros somos partidarios de la solución de dos estados. El mejor mensaje que se puede dar es que hay que ir a la mesa de negociaciones sin precondiciones entre Israel y Palestina. Estamos preocupados por algunas votaciones en la ONU, que no paran el problema sino que lo perpetúan y generan muy altas expectativas en los palestinos. Uruguay está en el Consejo de Seguridad de la ONU y su voz se escucha fuera de la región. Creemos que debe usar su lugar no para ese tipo de posiciones, sino para intentar algo nuevo”, explicó.

“Cuando toman sus decisiones no cumplen sus objetivos, se debilitan y ponen a Israel a la defensiva. Ninguna nación es pura, los humanos son imperfectos; ¿pero Israel tiene una conducta tan ofensiva si se la compara con China, Corea del Norte, Irán, Siria?. Uruguay va a estar otra vez en los organismos de derechos humanos de la ONU. Es la oportunidad de dar vuelta la página de resoluciones que han sido dañinas para la perspectiva de la paz. Hay tantos lugares que necesitan atención como Siria, Venezuela. Hay una fijación con Israel”, dijo.

Mariaschin da un ejemplo de lo que ve como una acción discriminatoria de una agencia de la ONU. “El año pasado la Organización Mundial de la Salud aprobó con 107 votos una decisión que condenaba a Israel por negarle la atención de salud a niños palestinos en los territorios ocupados. Es algo que está muy lejos de la verdad. Todos los hospitales en Israel tratan palestinos. Hay una organización no gubernamental llamada “Save a child” (“Salve a un niño”) que realiza cirugías cardíacas pediátricas y ha atendido a 2,000 niños palestinos. En los hospitales de Israel se atiende a los refugiados sirios. Es algo terriblemente erróneo señalar con el dedo a Israel. Es una afrenta a Israel, al pueblo judío y a los no judíos que apoyan a Israel”, sostuvo.

Saltzman fustigó a la Unesco, que es la agencia de la ONU que se encarga de los asuntos culturales. “La semana pasada la Unesco en Ginebra decidió que se iba a comenzar a referir al Templo del Monte en Jerusalén por su nombre en árabe. Las tres religiones (la musulmana, la cristiana y el judaísmo) están conectadas al lugar. Nadie lo discutiría, pero se está reescribiendo la historia. También se meten con la historia cristiana. Es otra afrenta”, consideró.

Un “mal momento” con Mujica

Para la Bnai Brit no hay un nivel de antisemitismo preocupante en Uruguay. Eduardo Kohn, director para América Latina de la organización, comentó que “el crimen de David Fremd (comerciante sanducero asesinado por su condición de judío) fue una mala noticia que nunca esperamos”. “La buena noticia es que hay una legislación muy severa contra la discriminación. El 99% del sistema político no acepta el antisemitismo. Todo el sistema político va a la conmemoración de La noche de los cristales rotos. Cuando la guerra de Gaza tuvimos una gran discusión con el entonces presidente (José Mujica). Fue un muy mal momento pero fue la excepción. Aunque hay que tener ojo, en Uruguay el antisemitismo en las redes sociales no es una enfermedad”, dijo.