Perlas Ocultas

El rabí Yojanán y el rabí Eliezer, discípulos del rabí Josué, se pasaron por casa de su maestro.

– ¿Qué habéis aprendido de nuevo en la casa de estudios hoy? – preguntó Josúe.

Los dos discípulos recibieron su pregunta con una expresión vacía.

– Es imposible asistir a clase sin aprender algo nuevo – saltó Josué. – ¿Quién tuvo el honor de hablar este Shabat, y qué dijo?

– El rabí Eliezer ben Azaría habló de cuando se nos entregó la Torá – respondió uno de ellos-. Habló de las instrucciones que se le dieron a Moisés para que reuniera al pueblo, a los hombres a las mujeres y a los niños para recibir la Torá en el Sinaí.

– Bien – dijo el rabí Josúe -, ¿y cuál fue la interpretación del rabí Eliezer?

– Fue muy interesante – respondió el otro-. Que los hombres tenían que ir para aprender y las mujeres para escuchar.

Y, entonces, el rabí Eliezer preguntó: “Pero, ¿por qué Moisés hizo venir a los niños?” Y él mismo se respondió.

– ¿Y qué propósito adujo? – preguntó Josué.

– Que los pequeños tenían que ir para que los adultos que los llevaban se hicieran merecedores de una recompensa mayor – dijeron a un tiempo Yojanán y Eliezer.

El rabí Josué sonrió.

– He aquí que teníais una hermosa perla, y me la habíais ocultado. ¿Cómo habéis podido hacer tal cosa?

Fuente Talmúdica: Chagigah 3 a
Fuente: Parábolas del Talmud