Enlace Judío México / Zvi Barel – La reciente ruptura diplomática entre Qatar y sus vecinos –Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin- representa un grave dilema para el presidente de Estados Unidos. Apenas hace tres semanas, durante la cumbre del Golfo celebrada en Riad a la que acudió Trump en su primera visita de Estado, su equipo fue todo elogios para Qatar. Antes de esta cumbre, el Secretario de Defensa, James Mattis, había anunciado que las relaciones entre ambos países eran buenas y que sólo podrían mejorar.

Trump y su administración se mostraban muy complacidos con la supuesta unidad de los saudíes quienes hacia un año atrás habían establecido una “unidad suní” diseñada para bloquear la influencia de Irán en el Medio Oriente lo mismo que para combatir el terrorismo. Qatar figuraba como miembro de esta coalición antes de la gran ruptura de este lunes. La pregunta que surge ahora es si los saudíes busquen apalancar las enormes inversiones que le habían prometido al magnate neoyorquino –de un valor de más de 300,000 millones de dólares en compra de armas y 40 mil millones en inversión infraestructural en Estados Unidos– exigiendo que Washington agregue a Qatar en su lista de países que apoyan el terrorismo.

En caso de que decidan eso y que Trump asienta, se verá obligado a desplazar la base aérea más grande de Estados Unidos en el Medio Oriente de Qatar a –muy probablemente- los Emiratos Árabes Unidos. Aunque es demasiado temprano para saber a ciencia cierta que ésa sea la vía que elijan tomar los saudíes, al menos si su meta sea conservar la coalición suní y devolver a Qatar a ésta.

En todo caso, esta ruptura tendrá un efecto inmediato en la economía qatarí ya que incluiría el bloqueo de sus naves del espacio aéreo egipcio así como del resto de los países del Golfo. Esto afectaría a Qatar Aerlines así como los productos de importación.

A diferencia de 2014, cuando Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin únicamente habían retirado a sus embajadores sin imponer sanciones económicas, esta ruptura representaría un parteaguas en lo que se refiere a las relaciones entre los países del Golfo en contra de una nación hermana. Hasta ahora, las sanciones y la ruptura de relaciones de parte de los estados árabes sólo habían sido impuestas en contra el Irak de Sadam Hussein y Siria.

Esta ruptura diplomática se dio después de que llegaran informes acerca del gobernador de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, señalando que éste se manifestó en contra de la postura estadounidense y de los países del Golfo respecto a su hostilidad en contra de Irán, a quien considera “un gran Estado que contribuye a la estabilidad regional”. Tambié, de acuerdo con estos informes, Tamim había declarado que Hamás, Hezbolá y Los Hermanos Musulmanes no son organizaciones terroristas sino movimientos de resistencia.

Qatar niega que el emir haya hecho estas declaraciones y aseguran que esto se debe a que hackers entraron a sitios de agencias de noticias qataríes para plantar estas citas. De acuerdo con portavoces y comentaristas qataríes, este nuevo ataque cibernético ha conseguido manchar el nombre de Qatar. Señalan que se trata de una conspiración entre los Emiratos Árabes Unidos y lobbies pro israelís establecidos en Washington junto a oficiales de la antigua administración.

 Fuente: Haaretz