LINDA GRADSTEIN / THE MEDIA LINE

Mientras Israel celebra el 50 aniversario de la Guerra de los Seis Días, durante la cual luchó contra Jordania y otros estados árabes, muestra cuánto ha cambiado en la relación entre ambos países a pesar de la retórica popular. Desde 1994, los dos países han tenido un tratado de paz oficial y, a lo largo de los años, la cooperación en materia de seguridad se ha profundizado.

Los lazos entre los ejércitos israelí y jordano son estrechos, y comparten un interés en evitar los disturbios en Judea y Samaria (Cisjordania), que Israel ha controlado desde 1967. Jordania es también el custodio de los lugares sagrados en Jerusalem, lo que significa que Jordania es responsable del Waqf, el fideicomiso musulmán que administra la mezquita de Al-Aqsa, y que a menudo ha sido un punto de inflamación de las tensiones entre los soldados israelíes y los palestinos.

Funcionarios israelíes de inteligencia dicen que la cooperación en seguridad y el intercambio de inteligencia entre Jordania e Israel es más fuerte que nunca. Consideran esta cooperación como una de las armas más fuertes en el arsenal de Israel y dicen que es crucial para la estabilidad de ambos países.

Al mismo tiempo, el sentimiento popular contra la cooperación con Israel está aumentando. El mes pasado, una delegación de jeques de diversas tribus de Jordania visitó Israel, donde se reunieron con el presidente Reuven Rivlin, cuyo padre fue uno de los primeros en traducir el libro sagrado musulmán Corán del árabe al hebreo y fue un erudito islámico.

Los jeques pasaron cinco días recorriendo Israel y reuniéndose con varias personalidades religiosas. Cuando regresaron hubo un clamor contra ellos y su visita a Israel tanto en la prensa como en las redes sociales. Esa ira se intensificó después de dos incidentes -el primero cuando las tropas israelíes dispararon y mataron a un atacante jordano-palestino que apuñaló a un policía israelí- y el segundo incidente en septiembre cuando las tropas israelíes dispararon contra un turista jordano que trató de llevar a cabo un ataque por apuñalamiento.

“Hay un claro aumento en la ira y el apoyo a la lucha contra la normalización”, dijo Mohammed Husainy, director del Centro de Identidad en Jordania a The Media Line. Anti-normalización significa oposición a la cooperación con Israel en cualquier campo. Es parte del movimiento BDS (boicot, desinversión y sanciones) que pide un boicot tanto al gobierno israelí como a los israelíes privados. Por ejemplo, el BDS ha tratado de evitar que los conciertos de pop comiencen en cualquier lugar de Israel, no sólo en Cisjordania.

Cuando Israel y Jordania firmaron el tratado de paz en 1994, los turistas israelíes comenzaron a acudir a Jordania, especialmente a Petra, una de las maravillas del mundo. Los jordanos comenzaron a venir a Israel, aunque principalmente a visitar a familiares en Cisjordania o orar en al-Aqsa.

Algunos analistas israelíes dicen que el rey Abdula permite la retórica anti-Israel como una manera para que los jordanos se desahoguen.

“El régimen jordano maniobra entre su necesidad de cooperar con Israel y dirigirse al sentimiento de la población”, dijo a The Media Line Eyal Zisser, profesor de la Universidad de Tel Aviv. “Ellos permiten la retórica anti-Israel en los medios y en el nivel popular cuando hay un pequeño incidente”.

La situación es similar a la de Egipto, el otro país con el que Israel tiene un tratado de paz formal. Aunque la cooperación de seguridad es estrecha, la mayoría de los egipcios son vehementemente anti-Israel. Egipto, Jordania e Israel tienen preocupaciones de seguridad similares y todos quieren eliminar la amenaza terrorista del Estado islámico, que también ha matado a decenas de policías egipcios en el Sinaí. Los tres países ven un Irán nuclear como una amenaza potencial.

La mayoría de los analistas dicen que en el largo plazo, los intereses de seguridad común seguirán eclipsando la ira pública contra Israel.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico