BEN-DROR YEMINI

Irán no es el único país en el mundo que apoya el terrorismo, pero está indudablemente en primer lugar, muy por encima de todos los demás. No se conforma con el terror chiíta y la financiación de Hezbolá. Su visión es mucho más amplia. Durante años, sirvió como gasoducto del oxígeno de Hamas, junto con Qatar. En los últimos meses, ha estado renovando sus relaciones con el liderazgo de la Franja.

El terror de la yihad crea paradojas. Después de todo, la suposición común es que el terror apunta a los herejes, en un intento de imponer las leyes de la Sharía como parte del califato global. Esta suposición es incorrecta. Porque cuanto más musulmán un lugar determinado, más religioso es, más burkas y mezquitas tiene y más obediencia a las leyes religiosas, más golpeado es el terror y la destrucción, producido por la yihad.

El terror suní afecta principalmente al norte de Nigeria, en áreas dominadas por las leyes de la Sharía. También afecta a Afganistán y Pakistán, donde las víctimas suelen ser musulmanes que se identifican más con los yihadistas que los están masacrando que con los opositores de la yihad. Y el terror golpea a Turquía también, aunque se está volviendo más y más islámico.

Fuerzas policiales fuera del edificio del parlamento iraní. Irán está ayudando a los que ayudan a una rama de la organización que atacó Teherán el miércoles (Foto: Reuters)

Ahora, el terror también ha llegado a los centros gubernamentales del régimen ayatolá. Esta vez, parece tener sentido: sunitas versus chiítas. Después de todo, están involucrados en una sangrienta guerra en Siria e Irak. Sin embargo, hay una paradoja en este caso también. Porque Irán, el mismo Irán, es un aliado de cuerpos como el IHH, la organización turca que dirigió el buque Mavi Marmara a Gaza, y de Hamas, por supuesto. Estos dos organismos están vinculados tanto con Irán como con el Estado islámico y/o con organizaciones al-Qaeda y/o satélites de estos organismos. Hamas está conectado con Ansar al-Maqdis, la organización terrorista que actúa en el norte del Sinaí, que también ha prometido lealtad a Abu Bakr al-Baghdadi, el líder de ISIS. El IHH también está conectado a los cuerpos de la yihad. Así que Irán está ayudando a los que ayudan a una rama de la organización que atacó a Teherán el miércoles.

¿Dónde está la lógica? Es un poco difícil encontrarla cuando se trata de estos organismos. Es un atolladero, y quien entre en él se está buscando problemas. No tuvimos que esperar a que el terror llegue a Teherán para saber que la mayoría absoluta de las víctimas del terror son musulmanes.

Sin embargo, hay una innovación en lo que sucedió el miércoles, porque ISIS obtuvo un prestigioso logro. Logró entrar en el santuario de la capital chiíta y ejecutar un ataque terrorista combinado y sofisticado. El hecho de que Irán esté culpando a Arabia Saudí, y prometiendo venganza, apunta tanto al desamparo como a un intento de justificar el fracaso. También hay un cambio, porque el dedo acusador suele señalar a Israel. En cualquier caso, sólo garantiza una nueva y creciente ronda de violencia. Los musulmanes seguirán masacrando musulmanes. Ha estado sucediendo en la última década, y es probable que sea exactamente lo que sucederá en los próximos años.

Fuente: Ynetnews – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico