Una entrevista con Daphne Burdman.

MANFRED GERSTENFELD

“Tanto en la Autoridad Palestina como en Gaza, territorio gobernado por Hamás, hay campañas cuidadosamente planificadas y generalizadas para incitar a los niños. Debido a este adoctrinamiento, los niños incluso empiezan a ver positivamente su participación en actos terroristas en los que arriesgan la vida. Este proceso de incitación debería estar mejor documentado. A partir de ahí, debería analizarse cómo encaja esto en el contexto más general de la ideología genocida palestina y musulmana. Por último, se deberían abordar métodos de desintoxicación de niños que han sufrido un lavado de cerebro.

Este proceso de incitación ha tenido una pésima cobertura en los medios internacionales. Por lo tanto, los occidentales ignoran en su mayoría el siniestro desarrollo de estos programas profundamente “exitosos”. Éstos se basan en técnicas tanto viejas como novedosas de persuasión y adoctrinamiento. Son técnicas similares a las utilizadas con el máximo impacto por los regímenes totalitarios, incluidos el nazi alemán, la KGB soviética y los servicios de inteligencia chinos. Hay crecientes pruebas de que algunas de ellas han sido fuente de inspiración y entrenamiento para la Autoridad Palestina[1].

Esta incitación de los niños palestinos ha llevado a un odio generalizado y a una propensión a la violencia. Los líderes palestinos incitan a los niños para llevar a cabo actos violentos contra los israelíes, aun cuando es probable que resulten heridos o muertos. Se les promete que se convertirán en mártires que serán admirados como héroes en la sociedad palestina y que encontrarán un lugar en el Paraíso con Alá. Al verse incentivado, los miedos naturales del niño se reducen. Así, desean estar en situaciones en las que se arriesgan a ser heridos e incluso morir.

Esta adoctrinamiento masivo de los niños se basa en una campaña cuidadosamente planificada que bebe de creencias culturales muy arraigadas y mecanismos psicológicos profundos. Esta incitación usa una metodología multimodal, predicando el nacionalismo palestino, el martirologio y, bajo Hamás, haciendo hincapié en una sharia hegemónica mundial. La campaña se vale de los medios de comunicación, los colegios y la calle, así como de figuras religiosas.

El adoctrinamiento en las áreas palestinas va mucho más allá de los libros de texto y los medios televisivos, abarcando elementos sociales en general, entre ellos la prensa escrita, los padres, los profesores, los métodos de enseñanza donde se alienta y ensalza la adherencia, y una dura desaprobación de los alumnos menos devotos. Los imanes son extremadamente influyentes, logrando recalcar los objetivos de la yihad y el martirio. Los campamentos de verano, la nomenclatura de las calles, los parques infantiles y los equipos de fútbol dedicados a los mártires ayudan a mantener ese clima en toda la sociedad.

Entre los factores psicológicos que determinan el adoctrinamiento, la transmisión de emociones es el arma definitiva[2]. El odio en este contexto es primordial, y se transmite el aborrecimiento de los judíos y, en menor medida, de los americanos. En la sociedad patriarcal palestina, la manipulación de las emociones del niño se aprovecha del temor a disgustar a Alá.

Los estudios demuestran que el tantán de fondo en los vídeos que emite la televisión de la Autoridad Palestina acrecienta el estado de tensión física y agudiza la capacidad de sugestión. Esta idea de conversión a la autodestrucción es un misterio para la mentalidad occidental.

Hamás y la Yihad Islámica se enteran por los clérigos en las mezquitas de jóvenes que parecen particularmente dispuestos al martirio. A éstos se les da un largo curso de estudios espirituales y entrenamiento de tipo militar. También se les enseña que morir como terroristas suicidas les abrirá las puertas del Paraíso a ellos y sus familias[3].

Vale la pena señalar que el fenómeno del terrorismo suicida disminuyó considerablemente después de marzo de 2002, gracias en parte a la prevención notablemente más eficiente mediante ejecuciones selectivas y acciones preventivas de las FDI, y a la construcción de la valla de seguridad en puntos estratégicos. La política de la Autoridad Palestina no cambió, pero fue teniendo cada vez menos éxito”.

Cuestionada sobre las posibilidades de desintoxicar la mente de los niños palestinos, Burdman dice: “Incluso cuando cese la violencia entre los palestinos y los israelíes, el estado mental de los niños palestinos no cambiará por sí solo. Una vez que te han enseñado que los ataques suicidas te abrirán las puertas del Paraíso para ti y tu familia, se necesita mucho más para la desintoxicación. El problema se agrava aún más si creces en una sociedad autoritaria, donde hay poco o ningún pensamiento independiente”.

“La rectificación del adoctrinamiento para el martirio será larga y compleja. La experiencia profesional me ha enseñado a dudar de que se pueda lograr. Nuestra mayor esperanza es que se produzca una erosión gradual del indomable nacionalismo palestino y de las esperanzas hegemónicas islamistas. En ausencia de fuerzas externas, esto podría ser una posibilidad, pero en el momento presente, con un crescendo del expansionismo islamista declarado, tanto violento como no violento, las perspectivas inmediatas parecen desalentadoras.

 

 

[1] Joel Fishman, “Ten Years Since Oslo: The PLO’s ‘Peoples War'”, Jerusalem Viewpoints, 503, 1-15, septiembre de 2003. Sobre Arafat, ver también Red Horizons (Regnery Gateway, Washington, 1987), de Ion Mihai Pacepa.

[2] Daphne Burman, “Education, Indoctrination and Incitement: Palestinian Children on Their Way to Martyrdom”, Terrorism and Political Violence, Vol. 15, Nº 1 (2003): 109-113, nota 10 en relación con la elucidación de los factores psicológicos que determinan el adoctrinamiento exitoso.

[3] Nasra Hasán, citada en Daniel Pipes, “Arafat’s Suicide Factory”, New York Post, 9 de diciembre de 2001.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org