En los últimos meses, cientos de noticias han aparecido acusando a Ivanka Trump y Jared Kushner de “hipócritas” o “falsos” en la observancia religiosa. Ello surge de las numerosas “dispensas” que los Kushner han recibido de un rabino, desconocido para el público, que les permite subirse a un carro o un avión en Shabat.

La indignación en el mundo judío ha sido enorme “¿por qué se auto-determinan ortodoxos si no van a respetar las leyes como lo marca la halajá?” “¿qué no se supone que los ortodoxos respetan la ley judía por encima de todo lo demás?”

Se piensa que las acciones de los Kushner han debilitado la imagen de la ortodoxia a nivel mundial. Muchos lo han tomado como muestra de “la hipocresía que se gesta en el centro de toda religión,” argumentan que los grupos ortodoxos de todo credo está destinado a fallar, ya que, según estas personas, sus leyes son insostenibles para la sociedad moderna. Para ellos, los viajes de Ivanka y Jared son una muestra de corrupción rabínica.

Este tipo de pensamiento es erróneo por varias razones: la primera es que trata de criticar a la ortodoxia de hipocresía con valores que no son ortodoxos, lo cual hace a esta postura completamente incongruente. La mayoría de la gente que los ha atacado no hace una revisión sobre los preceptos religiosos, no dice qué es lo que marca la halajá, ni discute los motivos de los Kushner y sus rabinos, se basa primordialmente en los prejuicios y lo que suponen debería ser correcto para ellos; que no necesariamente es lo correcto según el credo judío.

Segundo, asume que existe una sola ortodoxia unitaria en todo el mundo, como si los rabinos de Estados Unidos realmente pudieran representar a los rabinos de México, Israel o Yemen. Lo cual es completamente falso, cada país tiene su propio sistema y escala de rabinato y dentro de cada país, cada grupo tiene el suyo propio. No hay un organismo o una institución internacional que unifique a todos y los controle; incluso dentro de los mismos países hay cientos de tendencias religiosas que se distinguen entre sí y se gobiernan de forma autónoma.

No es lo mismo un jasídico de jabad, que uno de breslev, que un ortodoxo lituano a uno sefaradí. Así como la comunidad judía en realidad tiene muchas micro-comunidades en cada país, por lo general, la comunidad ortodoxa también. Unos templos dependen directamente de Israel, otros del rabinato del país, otros son de comunidades autónomas, pero casi siempre no dependen de las mismas personas.

Entonces, ustedes se estarán preguntando ¿qué hace a un judío o a un templo ortodoxo? ¿qué los distingue de conservadores, reformistas y reconstruccionistas?

La respuesta es que siguen la halajá en su totalidad y respetan en absoluto la tradición. Es decir, el ortodoxo, a diferencia del conservador y el reformista, toma todos los mandatos rabínicos y especificaciones que se establecieron en el Talmud. Aparte, retoma las leyes que se fueron desarrollando en tiempos posteriores, como la Edad Media y el siglo XIX, las cuales conservadores y reformistas niegan.

Esto se hace porque se acepta a la tradición como ley. El ortodoxo considera que preservando las costumbres, tradiciones y leyes de sus antepasados se acerca más al momento en que D-os reveló su ley a Moisés y el pueblo. Para el ortodoxo, la halajá como código moral no fue construida por el hombre sino dada por D-os y ha sido trasmitida a lo largo de generaciones a través de prácticas y preceptos, es la responsabilidad de cada judío preservarlos y enseñarlos a sus hijos.

Sin embargo, eso no quiere decir que las situaciones particulares, los casos que se presentan día a día no estén sujetos a interpretación. Finalmente la halajá es una ley y funciona al igual que el derecho; cada caso tiene excluyentes que determinan los momentos en que la ley se aplica y los momentos en los que la persona queda libre de juicio. También tiene atenuantes y agravantes que modifican la forma de juzgar. Antes existía el Sanhedrín, el consejo de sabios, quienes eran los que juzgaban y determinaban la forma en que la halajá se aplicaba. Ellos tenían profecía divina y por eso D-os les daba el permiso de juzgar. Sin embargo, hoy vivimos en el Exilio, perdimos la Presencia Divina (Shejiná) y es imposible restablecer el Sanhedrín. Como sustituto tenemos al Talmud, la jurisdicción propia, las cortes rabínicas y los estudiosos de Torá.

Regresando a los Kushner, Shabat es uno de los preceptos más estrictos en toda la halajá, sin embargo, aunque parezca mentira, entre varios, tiene dos excluyentes: el más conocido por todos, el de pikuaj nefesh, que te permite romper cualquier precepto toraico para salvar tu vida o la vida de otra persona y otro que es el de kaarov lemaljut (cercanía al reino), que aplica a una persona que se encuentra cerca del gobierno en turno y que puede funcionar como protector de los judíos en un futuro.

En su momento se usó para designar a visires, consejeros, y gente cercana a los reyes que ayudaron a gestar una buena relación entre la minoría judía y los monarcas poco flexibles. El kaarov lemaljut trabaja bajo el supuesto de que fomentar una buena relación entre estos personajes y el gobierno en turno, ayuda a que las tradiciones judías puedan ser realizadas con seguridad y en un futuro, puede ser la llave que salve miles de vidas judías a través de la intervención política.

Era tan común en las épocas de los sultanatos, que en España del medioevo se llegaron a escribir varios libros de halajá específicamente para personajes como estos que por ciertos eventos políticos se veían obligados a violar mandatos rabínicos. Los libros describían la valoración correcta de determinadas situaciones y cómo se debía considerar un evento de importancia. Ayudaba a los políticos de esas épocas a guiarse. Los rabinos y medios ortodoxos que han defendido las acciones de los Kushner (especialmente Jeffrey Woolf y Jew in the City) se basan en este precepto.

Sin embargo, hay un error que se ha ido cometiendo en la prensa israelí y que produce el enojo tan fuerte en el mundo ortodoxo. Surge de creer que el rabino dio una “dispensa rabínica.” Jamás me voy a cansar de decirlo y podría gritarlo más de mil veces LOS RABINOS NO PUEDEN DAR DISPENSAS, los rabinos actuales NO TIENEN PROFECÍA DIVINA, NO PUEDEN CAMBIAR LA LEY, lo que el rabino puede hacer es decirte qué dice el Talmud, cómo se aplica esa halajá particular y cuál es la forma correcta de interpretación. No puede dispensarte de ella, porque él no puede marcar una excepción. Sólo D-os mismo o el Mesías podrían hacerlo.

El caso de los Kushner no es una dispensa, tampoco es un atenuante, es un excluyente, eso quiere decir que la ley, en este caso la halajá, estipula previamente los casos donde no se aplica; una excepción. Sea cual sea el rabino que están visitando, está funcionando bajo el concepto de kaarov lemaljut. La discusión en cuanto al ámbito religioso no debería girar alrededor de si se puede o no “dar una dispensa,” si la dispensa es correcta o no, porque no existe dicha dispensa. Si abrir esa discusión es correcto, ella debería girar alrededor de para qué casos aplica el concepto de kaarov lemaljut si aplica a los Kushner o no, y en dicho caso de que aplique a ellos, si lo están respetando correctamente. Francamente en mi opinión sería mejor no hablar de la vida privada de los funcionarios, menos atacándolos por su religión.

En cuanto a política, la discusión no debería de girar alrededor de si los Kushner son judíos o no, ortodoxos o no, sino de cuáles son las políticas y acciones que el equipo de Trump está tomando y cuál es la participación de Ivanka y Jared en ellas.